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sábado, agosto 18

Federico, in memoriam

Dalia de la Alhambra

Decid a mis amigos
que he muerto.
(El agua canta siempre
bajo el temblor del bosque.)

Decid a mis amigos
que he muerto.
(¡Cómo ondulan los chopos
la gasa del sonido!)

Decid que me he quedado
con los ojos abiertos
y que cubría mi cara
el inmortal pañuelo
del azul.
¡Ah!
y que me fui sin pan a
mi lucero.

viernes, agosto 17

¿Homenaje? ¿Casualidad?

En el Gobierno Civil de Granada, en la Calle Duquesa, transcurrían tal día como hoy las últimas horas de Federico García Lorca.

Curiosidades de la vida que hoy, a pocos metros, el escaparate de una farmacia luciera así.

Lubricantes y preservativos republicanos

Fotografía: Farmacia ¿republicana?
Autor: Landahlauts

lunes, abril 30

Medio pan y un libro

Rosa
Rosa, en la Huerta de San Vicente

Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente Vaqueros, en Septiembre de 1931, con motivo de la inauguración de la biblioteca de la localidad de la Comarca de la Vega: 

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada. 

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. 

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? 

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. 

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.


domingo, febrero 5

El luto

La Casa de Bernarda Alba  

«En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo.»  

GARCIA LORCA, Federico: La Casa de Bernarda Alba. 1936 


En la fotografía: La casa de Bernarda Alba, o la Casa de los Alba, en Valderrubio (antigua Asquerosa). Se encuentra situada a la espalda de la casa de la Familia García Lorca en la Calle Real. La familia Alba siempre se sintió dolida de ser la protagonista de este drama lorquiano.

Autor: Landahlauts

viernes, agosto 19

Canción de la muerte pequeña

Flamenco en la Huerta de San Vicente

Prado mortal de lunas
y sangre bajo tierra.
Prado de sangre vieja.
Luz de ayer y mañana.
Cielo mortal de hierba.
Luz y noche de arena.
Me encontré con la muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.
El perro en el tejado,
Sola mi mano izquierda
atraversaba montes sin fin
de flores secas.
Catedral de ceniza.
Luz y noche de arena.
Una muerte pequeña.
Una muerte y, yo un hombre.
Un hombre solo, y ella
una muerte pequeña.
Prado mortal de luna .
La nieve gime y tiembla
por detrás de la puerta.
Un hombre.¿y qué? Lo dicho.
Un hombre solo y ella.
Prado,amor,luz y arena.
Canción de la Muerte Pequeña
Federico García Lorca



Mortal field of moons
and subterranean blood.
Field of ancient blood.
Past and future light.
Mortal sky of grass.
Light and night of sand.
I cam face to face with death.
Mortal field of land.
A little death.
The doy on the roof.
Only my left hand
crossed the unending
slopes of dry flowers.
Cathedral of ash.
Light and night of sand.
A little death.
A death and the man I am.
A man alone with her,
a little death.
Mortal field of moons.
The snow moans and trembles
on the other side of the door.
A man. So what? That's all.
A man alone with her.
Field, love, light, and sand.

Song of A Little Death 
Federico García Lorca




Federico, In Memoriam 


Hubo otros 19 de Agosto en La Arbonaida




Fotografía: Flamenco en la Huerta de San Vicente
Autor: Landahlauts

miércoles, junio 22

La Tarasca de Granada

Tarasca

La Tarasca (del francés Tarasque, y éste del topónimo de la localidad de Tarascon, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, Francia) es una criatura mitológica cuyo origen se encuentra en una leyenda sobre Santa Marta.

Tarasca (detalle)

Según cuenta la leyenda, esta criatura habitaba en Tarascón, Provenza, y devastaba el territorio por doquier. Se describe como una especie de dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita como la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión.

El Rey de Tarascón había atacado sin éxito a La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero Santa Marta encantó a la bestia con sus plegarias, y volvió a la ciudad con la bestia así domada. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la noche, que murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo. Arrepentidos de dar muerte al domado monstruo, los habitantes cambiaron el nombre del pueblo a Tarascón.

Fuente: Wikipedia

Gigantes, Tarasca y Maniquí


En Granada se mantiene la tradición de la Tarasca, pero muy desdibujada: se llama Tarasca al maniquí que aparece sobre el dragón, sin que conserve referencia religiosa alguna. Desfila en la pública de las fiestas del Corpus de Granada (el miércoles previo y el jueves del Corpus Christi), pero formando parte de la "parte no religiosa", junto con los gigantes y cabezudos. Cada año se cambia el vestuario del maniquí de la Tarasca:

Pública de las Fiestas del Corpus 2011

Este año desfiló con un vestido de los años treinta en tonos salmón inspirado en la ópera Ainadamar. Esta ópera será estrenada en breve en nuestra ciudad, dentro del Festival Internacional de Música y Danza. El traje forma parte de una escena de la referida ópera en la que Federico García Lorca encuentra a la actriz Margarita Xirgú, a la que propone encarnar a la heroína Mariana Pineda.

Fotografía -4-: Maniquí y Tarasca (2011)
Autor: Landahlauts

viernes, mayo 13

Granada: Paraíso cerrado para muchos

Carril de la Lona

Granada ama lo diminuto. Y en general toda Andalucía. El lenguaje del pueblo pone los verbos en diminutivo. Nada tan incitante para la confidencia y el amor. Pero los diminutivos de Sevilla y los diminutivos de Málaga son ciudades en las encrucijadas del agua, ciudades con sed de aventura que se escapan al mar. Granada, quieta y fina, ceñida por sus sierras y definitivamente anclada, busca a sí misma sus horizontes, se recrea en sus pequeñas joyas y ofrece en su lenguaje diminutivo soso, su diminutivo sin ritmo y casi sin gracia, si se compara con el baile fonético de Málaga y Sevilla, pero cordial, doméstico, entrañable. Diminutivo asustado como un pájaro, que abre secretas cámaras de sentimiento y revela el más definido matiz de la ciudad. El diminutivo no tiene más misión que la de limitar, ceñir, traer a la habitación y poner en nuestra mano los objetos o ideas de gran perspectiva. Se limita el tiempo, el espacio, el mar, la luna, las distancias, y hasta lo prodigioso: la acción. No queremos que el mundo sea tan grande ni el mar tan hondo. Hay necesidad de limitar, de domesticar los términos inmensos. Granada no puede salir de su casa. No es como las otras ciudades que están a la orilla del mar o de los grandes ríos, que viajan y vuelven enriquecidas con lo que han visto. Granada, solitaria y pura, se achica, ciñe su alma extraordinaria y no tiene más salida que su alto puesto natural de estrellas. Por eso, porque no tiene sed de aventuras, se dobla sobre sí misma y usa del diminutivo para recoger su imaginación, como recoge su cuerpo para evitar el vuelo excesivo y armonizar sobriamente sus arquitecturas interiores con las vivas arquitecturas de la ciudad. Por eso la estética genuinamente granadina es la estética del diminutivo, la estética de las cosas diminutas. Las creaciones justas de Granada son el camarín y el mirador de bellas y reducidas proporciones. Así como el jardín pequeño y la estatua chica. Lo que se llaman escuelas granadinas son núcleos de artistas que trabajan con primor obras de pequeño tamaño. No quiere esto decir que limiten su actividad a esta clase de trabajo; pero, desde luego, es lo más característico de sus personalidades. Se puede afirmar que las escuelas de Granada y sus más genuinas representantes son preciosistas. La tradición del arabesco de la Alhambra, complicado y de pequeño ámbito, pesa en todos los grandes artistas de aquella tierra. El pequeño palacio de la Alhambra, palacio que la fantasía andaluza vio mirando con los gemelos al revés, ha sido siempre el eje estético de la ciudad. Parece que Granada no se ha enterado de que en ella se levantan el palacio de Carlos V y la dibujada catedral. No hay tradición cesárea ni tradición de haz de columnas. Granada todavía se asusta de su gran torre fría y se mete en sus antiguos camarines, con una maceta de arrayán y un chorro de agua helada, para labrar en dura madera pequeñas torres de marfil. La tradición renacentista, con tener en la urbe bellas muestras de su actividad, se despega, se escapa o, burlándose de las proporciones que impone la época, construye la inverosímil torrecilla de Santa Ana: torre diminuta, más para palomas que para campanas, hecha con todo el garbo y la gracia antigua de Granada. En los años en que renace el arco del triunfo, labra Alonso Cano sus virgencitas, preciosos ejemplares de virtud y de intimidad. Cuando el castellano es apto para describir los elementos de la Naturaleza y flexible hasta el punto de estar dispuesto para las más agudas construcciones místicas, tiene Fray Luis de Granada delectaciones descriptivas de cosas y objetos pequeñísimos. Es Fray Luis quien, en la Introducción al símbolo de la fe, habla de cómo resplandece más la sabiduría y providencia de Dios en las cosas pequeñas que en las grandes. Humilde y preciosista, hombre de rincón y maestro de miradas, como todos los buenos granadinos. En la época en que Góngora lanza su proclama de poesía pura y abstracta, recogida con avidez por los espíritus más líricos de su tiempo, no podía Granada permanecer inactiva en la lucha que definía una vez más el mapa literario de España. Soto de Rojas abraza la estrecha y difícil regla gongorina; pero, mientras el sutil cordobés juega con mares, selvas y elementos de la Naturaleza, Soto de Rojas se encierra en su Jardín para descubrir surtidores, dalias, jilgueros y aires suaves. Aires moriscos, medio italianos, que mueven todavía sus ramas, frutos y boscajes de su poema. En suma: su característica es el preciosismo granadino. Ordena su naturaleza con un instinto de interior doméstico. Huye de los grandes elementos de la Naturaleza, y prefiere las guirnaldas y los cestos de frutas que hace con sus propias manos. Así pasó siempre en Granada. Por debajo de la impresión renacentista, la sangre indígena daba sus frutos virginales. La estética de las cosas pequeñas ha sido nuestro fruto más castizo, la nota distinta y el más delicado juego de nuestros artistas. Y no es obra de paciencia, sino obra de tiempo; no obra de trabajo, sino obra de pura virtud y amor. Esto no podía suceder en otra ciudad. Pero sí en Granada. Granada es una ciudad de ocio, una ciudad para la contemplación y la fantasía, una ciudad donde el enamorado escribe mejor que en ninguna otra parte el nombre de su amor en el suelo. Las horas son allí más largas y sabrosas que en ninguna otra ciudad de España. Tiene crepúsculos complicados de luces constantemente inéditas que parece no terminarán nunca. Sostenemos con los amigos largas conversaciones en medio de sus calles. Vive con la fantasía. Está llena de iniciativas, pero falta de acción. Sólo en la ciudad de ocios y tranquilidades puede haber exquisitos catadores de aguas, de temperaturas y de crepúsculos, como los hay en Granada. El granadino está rodeado de la naturaleza más espléndida, pero no va a ella. Los paisajes son extraordinarios; pero el granadino prefiere mirarlos desde su ventana. Le asustan los elementos y desprecia el vulgo voceador, que no es de ninguna parte. Como es hombre de fantasía, no es, naturalmente, hombre de valor. Prefiere el aire suave y frío de su nieve al viento terrible y áspero que se oye en Ronda, por ejemplo, y está dispuesto a poner su alma en diminutivo y traer al mundo dentro de su cuarto. Sabiamente se da cuenta de que así puede comprender mejor. Renuncia a la aventura, a los viajes, a las curiosidades exteriores; las más veces renuncia al lujo, a los vestidos, a la urbe. Desprecia todo esto y engalana su jardín. Se retira consigo mismo. Es hombre de pocos amigos. (¿No es proverbial en Andalucía la reserva de Granada?) De esta manera mira y se fija amorosamente en los objetos que lo rodean. Además, no tiene prisa. Quizá por esta mecánica los artistas de Granada se hayan deleitado en labrar cosas pequeñas o describir mundos de pequeño ámbito. Se me puede decir que éstas son las condiciones más aptas para producir una filosofía. Pero una filosofía necesita una constancia y un equilibrio matemático, bastante difícil en Granada. Granada es apta para el sueño y el ensueño. Por todas partes limita con lo inefable. Y hay mucha diferencia entre soñar y pensar, aunque las actitudes sean gemelas. Granada será siempre más plástica que filosófica. Más lírica que dramática. La sustancia entrañable de su personalidad se esconde en los interiores de sus casas y de su paisaje. Su voz es una voz que baja de un miradorcillo o sube de una ventana oscura. Voz impersonal, aguda, llena de una inefable melancolía aristocrática. Pero ¿quién la canta? ¿De dónde ha salido esa voz delgada, noche y día al mismo tiempo? Para oírla hay necesidad de entrar en los pequeños camarines, rincones y esquinas de la ciudad. Hay que vivir su interior sin gente y su soledad ceñida. Y lo más admirable: hay que hurgar y explorar nuestra propia intimidad y secreto, es decir, hay que adoptar una actitud definidamente lírica. Hay necesidad de empobrecerse un poquito, de olvidar nuestro nombre, de renunciar a eso que han llamado las gentes personalidad. Todo lo contrario que Sevilla. Sevilla es el hombre y su complejo sensual y sentimental. Es la intriga política y el arco de triunfo. Don Pedro y Don Juan. Está llena de elemento humano, y su voz arranca lágrimas, porque todos la entienden. Granada es como la narración de lo que ya pasó en Sevilla. Hay un vacío de cosa definitivamente acabada. Comprendiendo el alma íntima y recatada de la ciudad, alma de interior y jardín pequeño, se explica también la estética de muchos de nuestros artistas más representativos y sus característicos procedimientos. Todo tiene por fuerza un dulce aire doméstico; pero, verdaderamente, ¿quién penetra esta intimidad? Por eso, cuando en el siglo XVII un poeta granadino, don Pedro Soto de Rojas, de vuelta de Madrid, lleno de pesadumbre y desengaños, escribe en la portada de un libro suyo estas palabras: "Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos», hace, a mi modo de ver, la más exacta definición de Granada: Paraíso cerrado para muchos.

Granada: Paraíso cerrado para muchos
Federico García Lorca, Poeta
Andaluz, de Granada


Fotografía: Carril de la Lona
Autor: Landahlauts

jueves, febrero 10

Elegía Humilde

A Alhamar

Tu elegía, Granada, la dicen las estrellas
que horadan desde el cielo tu negro corazón.
La dice el horizonte perdido de tu vega,
la repite solemne la yedra que se entrega
a la muda caricia del viejo torreón.

Tu elegía, Granada, es silencio herrumbroso,
un silencio ya muerto a fuerza de soñar.
Al quebrarse el encanto, tus venas desangraron
el aroma inmortal que los ríos llevaron
en burbujas de llanto hacia el sonoro mar.

El sonido del agua es como un polvo viejo
que cubre tus almenas, tus bosques, tus jardines,
agua muerta que es sangre de tus torres heridas,
agua que es toda el alma de mil nieblas fundidas
que convierte a las piedras en lirios y jazmines.

Hoy, Granada, te elevas ya muerta para siempre
en túmulo de nieve y mortaja de sol,
esqueleto gigante de sultana gloriosa
devorado por bosques de laureles y rosas
ante quien vela y llora el poeta español.

Hoy, Granada, te elevas guardada por cipreses
(llamas petrificadas de tu vieja pasión).
Partió ya de tu seno el naranjal de oro,
la palmera extasiada del Africa tesoro,
solo queda la nieve del agua y su canción.

Tus torres son ya sombras. Cenizas tus granitos,
pues te destruye el tiempo. La civilización
pone sobre tu vientre sagrado su cabeza,
y ese vientre que estuvo preñado de fiereza,
hoy aún muerto se opone a la profanación.

Tú que antaño tuviste los torrentes de rosas,
tropeles de guerreros con banderas al viento,
minaretes de mármol con turbantes de sedas,
colmenas musicales entre las alamedas
y estanques como esfinges del agua al firmamento.

Tú que antaño tuviste manantiales de aroma
donde bebieron regias caravanas de gente
que te ofrendaba el ámbar a cambio de la plata,
en cuyas riberas teñidas de escarlata
las vieron con asombro los ojos del Oriente.

Tú, ciudad del ensueño y de la luna llena,
que albergaste pasiones gigantescas de amor,
hoy ya muerta, reposas sobre rojas colinas
teniendo entre las yedras añosas de tus ruinas
el acento doliente del dulce ruiseñor.

¿Qué se fue de tus muros para siempre, Granada?
Fue el perfume potente de tu raza encantada
que dejando raudales de bruma te dejó.
¿O acaso tu tristeza es tristeza nativa
y desde que naciste aún sigues pensativa
enredando tus torres al tiempo que pasó?

Hoy, ciudad melancólica del ciprés y del agua,
en tus yedras añosas se detenga mi voz.
¡Hunde tus torreones! Hunde tu Alhambra vieja
que ya marchita y rota sobre el monte se queja,
queriendo deshojarse como marmórea flor.

Invaden con la sombra maciza tus ambientes.
¡Olvidan a la raza viril que te formó!
Y hoy que el hombre profana tu sepulcral encanto,
quiero que entre tus ruinas se adormezca mi canto
como un pájaro herido por astral cazador.
Granada (Elegía Humilde)
Federico García Lorca

Fotografía: A Alhamar
Autor: Landahlauts

Nota: Granada (Elegía Humilde) fue el primer poema de Federico García Lorca que se publicó. Y lo hizo en un periódico granadino de ámbito andaluz titulado Renovación, el 25 de junio de 1919. Fue fundado por Antonio Gallego Burín y tuvo su redacción en la Plaza de Santa Ana, nº 20. (Fuente: Bulletin Hispanique, 1967 - A. Gallego Morell)

martes, diciembre 14

Y de pronto no estaba

Cuesta de San Gregorio

«Y de pronto no estaba el pájaro en la rama,
El árbol en silencio, pero de pronto, el viento.
La tarde está en mis hombros y de pronto yo solo.
Un pájaro en el viento me trae tu recuerdo.
Y creyendo estar solo de pronto yo miraba con la luz de tus ojos»
"Y de pronto"
(Granaína y Taranta)
Canta: Enrique Morente

La letra de "Y de pronto" (granaína y taranta) está basada en un poema de García Lorca,  y la interpreta  un andaluz de Granada, Enrique Morente

Enrique se nos fue ayer. Extrañaremos sus convecinos a esa persona sencilla, de sonrisa bonachona y sincera. Y lo echará de menos su Vírgen de la Amargura, su Albayzín, su Sacromonte y aquella Cuesta de San Gregorio que lo vió nacer hace casi sesenta y ocho años...

Nos queda para siempre el consuelo de su voz, y su recuerdo. Enrique, Maestro, que la tierra le sea leve...

Puedes escuchar "Y de pronto" aquí.


Autor: Landahlauts

miércoles, agosto 18

Memento

Seerosen

Cuando yo me muera,
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.

Cuando yo me muera,
entre los naranjos
y la hierbabuena.

Cuando yo me muera,
enterradme si queréis
en una veleta.

¡Cuando yo me muera!
Memento (Caña y Soleá de Triana)
Federico García Lorca (1898-1936)
Poeta andaluz, de Granada.

Fotografía: Seerosen

jueves, octubre 29

El Crimen fue en Granada...

El Crimen fue en Granada

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
Antonio Machado

El Crimen fue en Granada...

+info: Comienza la excavación de la fosa de Lorca en Granada

Autor: Landahlauts

martes, agosto 18

El balcón de Lorca

El balcón de Lorca

Si muero,
dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo.)
El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento.)
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!




Nota: La Huerta de San Vicente fue la casa de veraneo de la familia García Lorca desde 1925 hasta 1936. Por aquellos entonces estaba situada en plena Vega de Granada, una zona agrícola. Hoy en día la Vega de Granada ha desaparecido prácticamente y la Huerta de San Vicente forma parte del Parque Federico García Lorca, un anodino e impersonal parque urbano.

El balcón al que está asomada la chica de la foto es el perteneciente a la habitación de Federico en la Huerta de San Vicente.

Fotografía: El balcón de Lorca
Autor: Landahlauts

martes, diciembre 16

Canción otoñal

Greta Otto

Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?

¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?

¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?

¿Si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?

¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.


Canción otoñal - Federico García Lorca
Noviembre de 1918 (Granada)


Fotografía: Greta Otto
Autor: Landahlauts

jueves, noviembre 20

Más lejano que nunca

Noche sobre La Isleta


Yo pronuncio tu nombre
En las noches oscuras
Cuando vienen los astros
A beber en la luna
Y duermen los ramajes
De las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
De pasión y de música.
Loco reloj que canta
Muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,
En esta noche oscura,
Y tu nombre me suena
Más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
Y más doliente que la mansa lluvia.

¿Te querré como entonces
Alguna vez? ¿Qué culpa
Tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma
¿Qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
Deshojar a la luna!!


"Si mis manos pudieran deshojar"
De "Libro de Poemas" 1921
Federico García Lorca

Granada, 10 de noviembre de 1919


Fotografía: Noche sobre la Isleta
Autor: Landahlauts

martes, septiembre 9

El Barranco del Padre Nuestro

Ayer tarde fuimos a coger moras con los niños. Estuvimos en Víznar, una localidad de la Comarca de la Vega (en las estribaciones de la Sierra de la Alfaguara). Aparqué a la salida del pueblo, donde se ubicaban Las Colonias y el antiguo molino sobre la Acequia de Aynadamar (la Fuente del las Lágrimas). Y paseamos por aquella carretera que transcurre entre Víznar y Alfacar mientras hurgábamos en los zarzales en busca de sus frutos. Es una carretera muy concurrida en las tardes de verano: cuando cae el sol y comienza a hacer fresco se llena de gente paseando, corriendo y en bicicleta. Caminamos hasta las proximidades del barranco, unos metros antes, nos dimos la vuelta. No quisimos llegar allí.

Barranco de Víznar

Durante el camino de vuelta al coche, comenzamos a hablar con unas mujeres. Eran dos vizneras que paseaban por aquella carretera. La conversación giró en torno al barranco. Nos contaron que ellas, como mucha gente de Víznar, lo llamaban el Barranco del Padre Nuestro, porque sus padres les habían enseñado, desde niños, a rezar cada vez que pasaban por sus inmediaciones. Nos contaron como durante la guerra sus familias fueron obligados a acoger y alimentar a los sicarios del Capitán Nestares (José María Nestares Cuéllar) en sus hogares. Nos contaron historias sobre familias rotas: padres y dos hijos, padres y tíos, padre y madre... Nos dijeron como Las Colonias, el campamento para los niños que había a las afueras del pueblo, fue el corredor de la muerte de muchos desgraciados. Nos contaron sobre la ley de silencio que cubrió lo sucedido en aquel Barranco durante muchos años. Nos contaron como Blas (el de La Casita de Papel, junto a Las Colonias) fue obligado a marcharse del pueblo después de que hablara sobre el barranco con un escritor de acento extranjero (Ian Gibson), uno muy interesado en un poeta fusilado allí. Nos contaron la vergüenza que les supuso, durante muchos años, salir del pueblo y, al mencionar el lugar de nacimiento, soportar que los relacionaran con aquel barranco, como si fueras cómplice de lo ocurrido. Y entonces me di cuenta de que los 72 años no han curado nada. Porque ninguna herida se cura cubriéndola, sin más. Me di cuenta de que en aquel Barranco de Víznar hay cuatro mil asesinados que piden justicia o, al menos, un lugar digno donde sus familiares puedan honrar su memoria. Me di cuenta de que aquel pueblo merecía deshacerse del estigma que los señala como un pueblo cómplice de muerte. Me di cuenta que, por mucha tierra que se eche encima de aquel barranco, seguirá rezumando sangre: la sangre de los inocentes.

La Luna sobre el Barranco de Víznar

Hoy vengo contado una historia que a muchos les parecerá vieja, muy oída, repetida. Una historia que algunos piensan que es mejor dejarla como está. Pero, yo no puedo: en aquel barranco hay cuatro mil inocentes que piden justicia. Al despedirme de aquellas mujeres, cuando ya había caído la noche y la luna nos iluminaba... yo escuché sus voces. Y todavía resuenan en mi cabeza. Y, si te fijas, ahora probablemente también resuenen en la tuya.

Fotografía 1: Barranco de Víznar  

domingo, agosto 17

Palabras que gimen

Olive Grove in Andalusia  
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.

Alma Ausente Extraido de: "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" (1935) 
Autor: Federico García Lorca (1898 - 1936)

Fotografía: Olive Grove in Andalusia  
Autor: Landahlauts

jueves, febrero 28

domingo, agosto 19

El crimen fue en Granada...

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada... 
De: El Crimen fue en Granada: a Federico García Lorca 
Autor: Antonio Machado


Hace un año, en La Arbonaida: El paseillo al maricón

martes, junio 5

La Fiesta de la Libertad



Hoy, 5 de junio, hace 109 años que Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros, un pueblecito de la Comarca de la Vega de Granada.

Y, hace treinta años, cuando una democracia incipiente florecía en nuestro país, un grupo de personas se reunieron en torno a esta efeméride. En una fecha y a una hora: el 5 a las 5. Fue un acto de libertad, aunque un acto de libertad vigilada aún: controles de acceso, Guardia Civil con metralletas...

Hoy en día, para conmemorar el nacimiento de Federico y para reivindicar una democracia sin libertad vigilada, se sigue celebrado ese acto en el Paseo del Prado, en Fuente Vaqueros.

Ya sabéis, el 5 a las 5. No faltéis. Aunque sólo sea con el pensamiento.


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