Decid a mis amigos
que he muerto.
(El agua canta siempre
bajo el temblor del bosque.)
Decid a mis amigos
que he muerto.
(¡Cómo ondulan los chopos
la gasa del sonido!)
Decid que me he quedado
con los ojos abiertos
y que cubría mi cara
el inmortal pañuelo
del azul.
¡Ah!
y que me fui sin pan a
mi lucero.