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miércoles, agosto 31

Fuego

Peligro de Incendio


El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.

Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.

Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.

Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.

Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.

Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y libra la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.

El numen de estos campos es sanguinario y fiero;
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.

Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.

Antonio Machado
Poeta andaluz, de Sevilla.
Por tierras de España - Campos de Castilla

viernes, marzo 18

Oportunismo


«La patria es un sentimiento del que suelen jactarse los señoritos. Cuando llegan los trances, los señoritos la invocan y la venden. El pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera.»

Antonio Machado Ruiz (1875-1939)
Poeta Andaluz, de Sevilla

miércoles, abril 14

Aquella primavera

Flor del Almendro

"Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros. la primavera traía a nuestra República de la mano"
Antonio Machado (1875-1939)
Poeta Andaluz, de Sevilla

Fotografía: Flor de Almendro

sábado, junio 20

Las moscas

Mosca

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.

¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!

¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,

—que todo es volar— sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,

de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,

de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado

sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.

Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.

Las Moscas Antonio Machado (1875-1939)
Poeta Andaluz, de Sevilla

Música Recomendada: Las Moscas - Joan Manuel Serrat

Fotografía: Mosca
Autor: Landahaluts

martes, febrero 24

Los Olivos

Olive Grove in Andalusia


I
¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!
¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!
Son las tierras
soleadas,
anchas lomas,
lueñes sierras
de olivares recamadas.
Mil senderos. Con sus machos,
abrumados de capachos,
van gañanes y arrieros.
¡De la venta del camino
a la puerta, soplan vino
trabucaires bandoleros!
¡Olivares y olivares
de loma en loma prendidos
cual bordados alamares!
¡Olivares coloridos
de una tarde anaranjada;
olivares rebruñidos
bajo la luna argentada!
¡Olivares centellados
en las tardes cenicientas,
bajo los cielos preñados
de tormentas!...
Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando a cien molinos.
Ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros,
¡oh buenas frentes sombrías
bajo los anchos sombreros!...
¡Olivar y olivareros,
bosque y raza,
campo y plaza
de los fieles al terruño
y al arado y al molino,
de los que muestran el puño
al destino,
los benditos labradores,
los bandidos caballeros,
los señores
devotos y matuteros!...
¡Ciudades y caseríos
en la margen de los ríos,
en los pliegues de la sierra!...
¡Venga Dios a los hogares
y a las almas de esta tierra
de olivares y olivares!



Los Olivares
Antonio Machado
Audición recomendada: Andaluces de Jaén - Jarcha

Fotografía: Olive Grove in Andalusia
Autor: Landahlauts

domingo, agosto 19

El crimen fue en Granada...

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada... 
De: El Crimen fue en Granada: a Federico García Lorca 
Autor: Antonio Machado


Hace un año, en La Arbonaida: El paseillo al maricón

viernes, mayo 18

A orillas del Duero



(...)
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
(...)

De: Campos de Castilla
Autor: Antonio Machado (1874-1947)
Poeta Andaluz, de Sevilla.

lunes, enero 22

El Cenador de la Poesía: Caminos


CAMINOS

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.

El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza

Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.

Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.

El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.

Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya, no puedo caminar con ella!

Antonio Machado (1875-1939)
Poeta Andaluz, de Sevilla.

Foto de: Jonnyfez

viernes, agosto 18

El crimen fue en Granada

El crimen fue en Granada

A Federico García Lorca



I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!...



II

EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque, yunque y yunque de las fraguas—.
Hablaba Federico,
requebrando a la Muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el eco de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»


III

Se les vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Antonio Machado (1875-1939)
Poeta Andaluz, de Sevilla

viernes, junio 2

Rocio Jurado y el Himno de Andalucía

Si bien la copla andaluza no es una de mis "músicas favoritas", y menos desde que se nos fue Carlos Cano, probablemente Rocío Jurado fuera, en mi opinión, una de las mejores intérpretes que pueden reconocersele a ese género en estos últimos años. Su voz era un torrente y derrochaba energía. Sin embargo, la mejor interpretación musical que recuerdo de la andaluza de Chipiona fue la que tuvo del Himno de Andalucía en una película llamada "La Lola se va a los puertos". La película era un melodrama folclórico y estaba basada en la obra de teatro que escribieron los hermanos Manuel y Antonio Machado y que ya había sido llevada al cine en 1947 por el director Juan de Orduña y que fue protagonizada por Juanita Reina. Para mi, como andaluz, el Himno de Andalucía tiene un componente sentimental muy importante: es el himno de mi país. En la voz de Rocío Jurado, además, siempre me ha conmovido. Os aconsejo que lo escuchéis, lo podéis oir pulsando aquí o aquí. Sublime.
A Rocío Jurado, In Memoriam.

martes, marzo 14

El éxodo de los Poetas Andaluces


«Por su número y calidad, los poetas andaluces ocuparon un lugar preferente en la emigración provocada por la guerra de 1936, que fue un verdadero éxodo poético. A excepción de Federico García Lorca al que las estrellas de la madrugada vieron como se quedaba para siempre en su Granada, y algunos, como Vicente Aleixandre, que permanecieron en España, la mayoría de los poetas andaluces -Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Juan Rejano, José Moreno Villa, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre- salieron para el destierro.

Los poetas andaluces de la emigración vivieron su poesía y de su poesía. Poesía difícil... vida difícil. Soledad a ultranza. Austeridad rayana en la pobreza. En su poesía hay una doliente luz que lo atestigua. En su destierro atesoraron solidaridad, compresión y afecto sin límites hacia todos los que sufren opresión, dolor, injusticia. Todos ellos eran poetas de verdad. Poetas por la gracia de la naturaleza. Poetas sin remedio. Poetas verdaderos. "El verdadero poeta -decía Manuel Altolaguirre-nunca es voluntario sino fatal".

Al manantial sereno de la poesía de Antonio Machado llegó aquel inmenso dolor del destierro. Su tristísimo éxodo hacia la frontera francesa en 1939 -como el de tantos, tantísimos españoles, miles de españoles en aquel espantoso trance-, no solo confirma el buen sentido de su bondad, sino que lo supera y verifica, con su muerte.

La obra poética de Juan Ramón Jiménez -unida, como en Mallarmé, a su ejemplaridad personal- ha señalado el momento inicial de la nueva evolución lírica en Epaña. Le fue entregado el premio Nóbel en el destierro.

Hay en la poesía de Rafael Alberti castidad -limpieza, pureza- segura, firme, dura, duradera: de cal y canto. Sus ángeles -o su ángel andaluz- le construyeron esta pared tan andaluza. De cal y canto, la poesía de Alberti se alza y afirma, vertical, pisando tierra, mirando al mar, entre dos cielos.



"Canto esta noche de estrellas


en que estoy solo, desterrado".


La poesía de Luis Cernuda, desnuda de todo parecido externo, es originalísima; tan nueva y viva como el brote primaveral de la planta, tan graciosa, tan inspirada. Idealmente andaluza, su poesía, tiene sobre todo, la gracia, el angélico don andaluz de la gracia. El dolor del destierro es, en su caso, estímulo: el sufrimiento se transfigura en poesía -además de grandísima- sobria, precisa asombrosamente nueva e innovadora:


"De todo me arrancaron.


Me dejan el destierro".


Una dolorosa veta nostálgica, de añoranza constante de España y sobre todo de su tierra andaluza, recorre la poesía de Rejano. Casi cuarenta años viviendo y desviviéndose en el destierro dan a la poesía de Rejano su destacada dimensión ética y humanista. Juan Rejano es un poeta andaluz por los cuatro costados:

"Si a mí me dan a elegir,


yo nazco bajo un olivo,


orilla al Guadalquivir".

Moreno Villa forma con Altolaguirre y Prados la trinidad de poetas malagueños desterrados y desaparecidos en pocos años. De su circunstancia de exiliado brotan algunos de los más logrados poemas de todo los tiempos:

"De soledad tan vaga


y tan concreta


sale un hilo de agua:


el agua del destierro,


muy parecida al llanto".

El nombre de Manuel Altolaguirre no puede separarse, ni en su vida, ni en su poesía, del de Emilio Prados. Hay nombres de poetas que no se deben nunca separar. Manuel Altolaguirre y Emilio Prados son inseparables. Su voz, la voz de estos dos poetas, es de una poesía purísima.

A la hora de valorar la obra de Prados hay que destacarla como una de las más originales y más conseguidas dentro del altísimo panorama de nuestra poesía del siglo XX. En los años del exilio nacen unos bellísimos poemas, llenos de nostalgia de su tierra y de su mar, su mar malagueño:

"Cierro mis ojos. El sueño


por ellos baja a escuchar


dentro de mi corazón


el viento obscuro del mar".

Su continuidad en la imagen y palabra del verso bien templado, han hecho de Altolaguirre uno de los poetas más representativos y personales del resurgir lírico de la Andalucía universal. A pie, en la hora aciaga, atravesó las gargantas heladas de los Pirineos, cuando la lucha fue ya imposible. Supo entonces del horror de vivir agonizando en un campo de concentración; del exilio en la miseria; de la desesperación sobre la nieve él, malagueño y solar. En uno de sus primeros poemas del exilio nos dice:


"Mi cuerpo mira a lo lejos


su alma desnuda en la arena


tomando el sol de la muerte


junto a un río de tristezas.

La trascendencia estética universal de Andalucía se ha afirmado por la poesía de nuestros poetas en el destierro. Y, sin embargo, como dijo Altolaguirre:

"Estoy solo y no sé quienes


están sintiendo mi ausencia..."»


Francisco Arias Solis
Extraido del diario "La Voz, Diario de Lanzarote"
20 de febrero de 2006

miércoles, febrero 22

La tiranía del reloj


El Cenador de la Poesía hoy trae prosa, pero prosa del sevillano Antonio Machado, con lo cual está todo dicho. Hoy 22 de Febrero recordamos su muerte ocurrida en 1939, como la de muchos, en la ignominia del exilio, mientras en el Estado español triunfaban las cadenas y la sinrazón.


"Sí; el hombre es el animal que usa relojes. Mi maestro paró el suyo -uno de plata que llevaba siempre consigo-, poco antes de morir, convencido de que en la vida eterna a que aspiraba no había de servirle de mucho, y en la Nada, donde acaso iba a sumergirse, de mucho menos todavía. Convencido también -y esto era lo que más le entristecía- de que el hombre no hubiera inventado el reloj si no creyera en la muerte. "
Fragmento de "Juan de Mairena"