Hace poco menos de un mes Zine el Abidine Ben Ali dejó de ser presidente de Túnez y ayer Hosni Mubarak dejó la presidencia de Egipto. Ambos lo han hecho presionados por una opinión pública descontenta, aburrida de corrupción, de pobreza, y de represión. Y, curiosamente, ese descontento se ha cohesionado y amalgamado gracias a las redes sociales. Es la Revolución 2.0.
Durante todas estas semanas, desde comenzó a sonar la voz del pueblo en Túnez, contemplamos como hay cierta inquietud entre los dirigentes y la población de países europeos y norteamericanos. Están nerviosos al pensar que ese equilibro de fuerzas (mantenido hasta ahora en muchos casos a sangre y fuego) se viene abajo. Y todos estos sucesos añaden inestabilidad e incertidumbre a la economía: algo que irrita al Dios Mercado, ese bajo cuyo yugo gobiernan serviles nuestros mediocres dirigentes. Fruto de ese temor occidental, en las multitudinarias manifestaciones de los países árabes hay quien investiga preocupado el porcentaje de mujeres con burkas y barbudos vestidos con kandoras y con el tasbih en la mano. Quieren saber si la "mano negra del fundamentalismo islámico" es la que está promoviendo estos disturbios como un modo de desestabilizar la región y, de camino "al diablo occidental".
Cuentan las crónicas que Cordell Hull, el que fuera Secretario de Estado con el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, dijo del sanguinario dictador nicaraguense Anastasio Somoza García: «Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta».
Y, en muchos países árabes, el pueblo está cansado de hijos de puta que sólo sirven intereses extraños y los particulares. Y les importa un pimiento que sean "nuestros hijos de puta". Llegados a este punto cabe preguntarse ¿a qué país llegará esta Revolución 2.0?: ¿Marruecos?, ¿Yemen?, ¿Jordania?, ¿Libia?, ¿Arabia Saudí?, ¿Siria?. Sus dirigentes deben de andar buscando la cartilla de ahorros de Suiza y el pasaporte, por si las moscas. ¿Quedarán las revueltas populares circunscritas a países árabes o... podría pasar a otras regiones del planeta?
Vienen malos tiempos para la hijoputez, y para los que la han amparado. Tiempos que huelen a renovación, y a libertad. Bienvenidos sean.
Música Recomendada: Mozart L'Egyptien - Concerto pour oud et piano no. 23
Fotografía: Mirada
Autor: Landahlauts