Cayetana Fitz-James Stuart (Duquesa de Alba), la mayor poseedora del mundo en títulos aristocráticos y nobiliarios, veinte veces Grande de España, con un patrimonio multimillonario en palacios, empresas, negocios y cortijos, propietaria de 34.000 hectáreas de tierra, por las que recibe anualmente una fortuna en subvenciones de 1.885.000 euros (unos 314 millones de ptas.) procedente de los fondos agrícolas comunitarios, será nombrada "Hija Predilecta de Andalucía" el día 28 de Febrero por el Sr. Chaves y su gobierno. Según dicen en la Junta: "esta señora es merecedora de tal distinción por su labor como activa embajadora de las tradiciones y costumbres de Andalucía". Debe referirse el gobierno "socialista" a que la Duquesa representa más que nadie "la tradición y costumbre" de ser todavía Andalucía un santuario intocable de grandes señoritos, aristócratas y terratenientes, principal causa de su atraso histórico. Cayetana, agradecida, ha declarado: "Andalucía es lo mas grande que tengo y lo único que me importa", y lo dice con razón; sus enormes posesiones le dan el privilegio de ser la mayor terrateniente de nuestra tierra, sólo en la provincia de Córdoba tiene 17 fincas.
¿Que tienen que ver las condiciones y la vida diaria de la inmensa mayoría del pueblo andaluz con los intereses de la aristocracia terrateniente?. Los datos publicados por Intermón sobre las fortunas que se llevan éstos a costa de las ayudas comunitarias son escalofriantes. Sólo siete grandes propietarios en Andalucía se embolsan más de 14,5 millones de euros (unos 2.400 millones de ptas.), lo que representa el 25% de las ayudas totales: Hermanos Mora Figueroa-Domeq, Hermanos Barrera, Nicolás Osuna (Conde de Osuna), La Duquesa de Alba, Iñigo Arteaga Martín (Duque del Infantado), Hermanos Lopez de la Puerta y Samuel Flores. Por el contrario miles de pequeñas fincas familiares han ido a la ruina.
Los andaluces somos un pueblo trabajador, que ha sufrido como nadie el paro, la emigración y la explotación, en unas tierras que, a pesar de ser las más ricas de Europa, la mitad de su extensión, ha permanecido a lo largo de los siglos en manos del dos por ciento de los propietarios.
Fuente: S.O.C.