Cuando yo era niño (momento viejuno) también había máquinas expendedoras de este tipo en los bares. Las había que tenían pelotas de goma, otras tenían bolas de chicle, globos...
Pero ¿tangas? ¡tangas! ¿en serio?.
Si me hubiese salido algo así en una bola sorpresa, no quiero pensar qué efecto podría haber tenido en aquel momento sobre mi despertar a la sexualidad...