Es de agradecer que las ciudades tengan zonas verdes, se vuelven más humanas, más agradables y parecen más respetuosas con el medio ambiente.
Pero si lo miramos desde el punto de vista práctico puro y duro, el mantenimiento de una zona verde es muy costoso. Por ejemplo, un árbol es, para los "responsables" de un Ayuntamiento (es una forma de hablar), un auténtico engorro: requiere siembras, podas, abonos, barrer las hojas en otoño... Y, lo que es peor en estos tiempos de recortes: supone un gasto continuo. Sí, un pozo sin fondo en cuanto a gastos de jardinería, limpieza, mantenimiento... eso si un mal viento no lo echa abajo y acaba abriéndole la cabeza a alguien (que luego demandará al consistorio, para sacarle las perras).
Todas estas consideraciones son las que deben de haber pasado por la cabeza de los responsables del Ayuntamiento de Granada (insisto, es una forma de hablar). Se han dicho "¿para qué quieren los granaínos todos esos castaños en la Prolongación de Paseo de Iznájar?"
Así que, cuando un castaño se seca, o hay que cortarlo....
Preparan hormigón y ciegan el alcorque. A tomar viento el puto árbol, y ahorro para el Ayuntamiento. Si siguen con esta política, pueden acabar reduciendo a cero el presupuesto parques y jardines y el mismísimo Mariano vendrá a felicitar a sus correligionarios del Ayuntamiento de Granada.
Pues nada, chicos, me alegro por vosotros... aunque a algunos granadinos no nos hace demasiada gracia.