Hace un mes, aproximadamente, escuchando una vieja casete de chistes, comprobé que muchos de los temas que provocaban carcajadas hace veinte años hoy serían considerados de muy mal gusto: chistes sobre mariquitas, sobre enanos, sobre mujeres, sobre tartamudos, sobre las distintas nacionalidades del Estado... Y me sentí contento, pensando en cómo habíamos cambiando y evolucionado.
Sin embargo, hace un rato, en la edición electrónica del Diario Público, he leído unos datos aportados por la Ministra española de Igualdad, Bibiana Aído:
«El 30% de las asesinadas tenía menos de 30 años.
El número de mujeres jóvenes muertas por violencia machista aumentó en un 52,9% en los últimos cinco años. Los agresores jóvenes se han incrementado un 75% en cinco años.»
Y he recordado, de sopetón, como los comentarios más machistas que he escuchado recientemente provenían de la boca de mujeres jóvenes.
Y me he hecho una reflexión que me gustaría compartir: ¿qué hay de verdad en nuestro aparente y exquisito respeto al diferente?; en nuestro respeto a las mujeres, a los homosexuales, a las personas con minusvalías... ¿Somos sinceros en esas muestras de respeto? ¿O es pura hipocresía, puro interés en parecer "políticamente correctos"?
¿Hemos evolucionado realmente en nuestro respeto a los demás, o sólo es fachada y apariencia?
Fotografía: Con lo que quiero yo a mi Carmen...
Autor: Landahlauts