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viernes, mayo 4

Regalos para las mamás....

Este es un mensaje especialmente dirigido a los lectores varones: el primer domingo de mayo es el Día de la Madre, una hermosa efeméride que fue instaurada en estos lares por El Corte Inglés.

¿¿Habéis decidido ya qué regalar a vuestra madre?? Bueno, tranquilos, no os preocupéis, todavía estamos a tiempo. Y más, teniendo en cuenta la original selección de ideas que nos brinda Alcampo Granada:

Dia de la madre

Un espectacular solomillo de vacuno brasileño envasado al vacío, de primera calidad, al increíble precio de 18'95 euros el kilo. Especial Día de la Madre. ¿Puede haber mejor regalo para aquella que te trajo al mundo?

Probablemente no, pero podéis mejorarlo añadiendo un "plus", un regalo complementario que no es material ni se paga con dinero. Este domingo liberad a vuestra madre, y a la madre de vuestros hijos, de las "obligaciones propias de su sexo":

Dia de la madre

...y sin que sirva de precedente, como prueba de vuestro amor y reconocimiento eterno hacia ella, dadle el regalo de cocinar vosotros. Sí, venga, no seáis negados y haced ese pequeño sacrificio. Buscad una receta apropiada para el solomillo y a cocinar. Tenéis que conseguir que ese día tan especial se sienta como una reina. Eso sí, con precaución... recordad que los hombres, por una cuestión genética, no estamos tan dotados para las tareas domésticas, como las mujeres. Por eso debéis tener mucho cuidado y, además, advertir a los demás del peligro que supone... 

Dia de la madre 

... vuestra presencia en un medio hostil como es la cocina. Alcampo Granada quiere que el Dia de la Madre cocinéis el solomillo para ellas, pero lamentaría que ocurra alguna desgracia.

Una última recomendación: lo de retirar la mesa después de comer, recoger la cocina y fregar la vajilla, eso dejadlo para ellas. Una cosa es tener un detalle y otra descargarlas completamente de sus funciones.... 

Somos detallosos, pero no tontos.

Fotografía -2-: Hoy cocina papá
Fotografía -3-: Peligro!: Papá Cocinando
Autor: Landahlauts  

miércoles, abril 15

La desvalida doncella

El Sexo Débil
El otro día volví a escuchar la expresión "sexo débil" para referirse a las mujeres. No lo podía creer porque salió de boca de un chaval joven que se quedó... tan pancho. Querido Chaval: Si lees estas líneas, fíjate atentamente en la foto. Verás a una "desvalida doncella", integrante de lo que tú llamas "sexo débil". Porta un barril de Cerveza Hofbräu München, en su práctico y funcional envase de aluminio de 50 litros. Y te doy mi palabra de que estaba lleno. ¿Sería capaz el joven caballero de ayudar a esta desvalida y débil doncella?
Fotografía: El Sexo Débil Autor: Landahlauts

jueves, enero 15

Desavenencias conyugales

¿Recordáis a Manolo? Sí... aquel que, un buen día, tuvo que aprender a hacerse de cenar:
Según parece, ha aprendido a cocinar. Pero no a callarse.
La cena de Manolo
No han acabado muy bien... Se les veía venir.
Foto 1: Aprender a cocinar Foto 2: La Cena de Manolo Autor: Landahlauts

martes, abril 3

Fundamentalismo feminista


Las mujeres del pequeño pueblo de Melegís, un pueblo de la Comarca del Valle de Lecrín (Sureste de Andalucía) han roto los carteles que anunciaban la Feria del Cítrico como medida de protesta por el desnudo que el citado cartel y que consideran innecesario. Han declarado a la prensa:
«Para anunciar naranjas y limones no hace falta poner la portada de Interviú»


"Naranjas y Limones" (1928)
Julio Romero de Torres
Afortunadamente, sobre este cuadro no se han pronunciado aún... ni queda a su alcance.

jueves, noviembre 23

Nena, ¿qué hay para cenar?

Manolo planteó una pregunta inadecuada de modo erróneo. ¿Qué pasó?: ... Manolo se acostó con hambre.

Foto: Landahlauts Autor de la pintada: desconocido

lunes, octubre 2

El voto femenino.


El 1 de octubre de 1931 se aprobó en las Cortes el sufragio femenino en el Estado español. En los debates previos hubo muchas voces que se opusieron al respecto. Entre ellas, incluso la de alguna mujer: Victoria Kent, del Partido Socialista Radical, soltó alguna perla verbal como esta: "La mujer para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo idealsi todas las españolas fueran obreras o universitarias y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino. No es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República", sostuvo Kent (Partido Radical Socialista) ante los parlamentarios para defender la necesidad de aplazar el voto femenino. Frente a ella Clara Campoamor, en contra de su propio partido, el Radical, fue la encargada de replicar a su colega para apostar por reconocer a la mujer como ser humano, por "pura ética", todos sus derechos: "Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano", expuso a los diputados. Aunque en el hemiciclo se enfrentó a sus propios compañeros de partido, venció su tesis y la votación en las Cortes de 1931 ganó el sí por 161 votos frente a 121. Paradójicamente, las elecciones de 1933, primeras en las que la mujer tenía derecho a voto, significaron la victoria de la derecha política y la pérdida de los escaños de Campoamor y Kent. Además, la alegría de Campoamor y de quienes apoyaban el sufragio femenino, tenía los días contados...
Enlace recomendado: Blog de Montserrat Boix

martes, julio 25

Carne fresca


Hace unos días se celebró la gala de elección de Miss Universo, ganó una boricua con cara de guapita. Resulta difícil saber si su belleza es natural o huele a éter.

A mi, el negocio este de las misses, me pone enfermo. Escucho muchas veces a los grupos feministas quejarse por cosas bobas y simples. Sin embargo... que pocas veces los escucho quejarse por este asunto.

Personalmente los concursos de belleza me parecen algo degradante: una pasarela de señoritas monas con poquita ropa, paseando como si estuvieran en un mercado de ganado o de esclavos. Mientras un montón de babeantes imbéciles las miran desde abajo. Resulta difícil saber si están votando en el concurso o eligiendo acompañante nocturna.

Estos concursos, que en muchas veces se descubren como amañados, hacen apología de la anorexia. Allí hay un montón de ilusiones en unas personas que, en la mayoría de las veces, solo acabarán sirviendo para prostitutas de lujo o para pasearse con un viejo decrépito forrado de millones.

Y mientras, las feministas quejándose por un anuncio de detergente para lavadora...

Landahlauts gusta de la belleza, pero la natural.

lunes, junio 19

¿Tiene alma la mujer?

En muchas épocas y culturas se puso en duda la condición humana de la mujer. Se usó y abusó de ella como un objeto cualquiera. Los hombres, en ciertas civilizaciones, no estaban convencidos de que la mujer fuera enteramente una criatura humana, y en el Concilio de Mâcon, en el siglo IV de nuestra Era, se discutió frenéticamente si acaso la mujer tenía alma, habiéndose resuelto la cuestión por una escasa mayoría. Durante siglos fueron pocos los que cuestionaron la inferioridad de la mujer, incluso hubieron quienes suponían que el cerebro femenino era más pequeño que el del varón y su naturaleza más emotiva. “En la Edad Media, los teólogos (todos ellos hombres) discutían incluso si las mujeres eran seres humanos -¿Tienen un alma, o eran más equiparables a los animales superiores, como los caballos y perros?-. Las mujeres mismas internalizaron estas actitudes y creían en ellas o las aceptaban” (Waters, M-A., 1977, p. 87). La Iglesia católica, que ejerció un poder omnímodo sobre el mundo feudal y constituyó la única institución educativa hasta los albores del capitalismo, fue la primera en predicar que la opresión de la mujer era algo “natural”, puesto que en el Génesis se dice que tiene que vivir sometida a la autoridad del hombre. Otro ejemplo, los Diez Mandamientos del Antiguo Testamento no se refieren, en realidad, más que al hombre, mencionándose a la mujer solamente en el noveno, confundida con los criados y los animales domésticos. Según el cristianismo, la mujer dependía del hombre no sólo porque fue creada de una de las costillas de éste, sino también porque se hizo “pecadora”, corruptora que trajo todos los males a la Tierra, sobre cuyas premisas se fundamentaron las doctrinas misantrópicas de la continencia y la negación a la carne. La mujer estaba considerada como apóstol del diablo y como amenaza potencial para los intereses espirituales del hombre. De modo que, durante el auge del romanticismo y la caballerosidad hacia la mujer, se cometieron discriminaciones tan brutales como el uso del cinturón de castidad. Los romanceros dan cuenta de que los caballeros, antes de partir a las cruzadas, dejaban a sus mujeres en los conventos por razones de honor. Las mismas instituciones, encargadas de tender un manto negro sobre la sexualidad femenina, se encargaron de pregonar la idea de que la mujer decente no tenía sensaciones de placer sexual y que su órgano genital era un orificio oscuro y sucio, que no debía mirarse ni tocarse. El celibato, como requisito fundamental para el sacerdocio, era sinónimo del desprecio por el cuerpo y el sexo. La Iglesia católica impuso a sus feligreses una vida de abstinencia de las relaciones sexuales, puesto que en los tiempos paganos de la antigüedad se consideraba el celibato como algo más honroso que el matrimonio. Esta idea de pureza religiosa ha aumentado la tendencia a quitar valor al matrimonio y envilecer las relaciones sexuales, y ha llevado a que centenares de sacerdotes, monjes y monjas se esfuercen por llevar una vida de continencia; claro está, el dogma de la perenne virginidad de María, que representa ante todo un modelo eminente y singular de maternidad, ha perpetuado la idea de que las relaciones sexuales son inmundas. Una tradición católica y ortodoxa, de hace unos quince siglos atrás, sostiene que María fue siempre virgen, lo que significa que ella y José nunca tuvieron relaciones sexuales, y que los hermanos de Cristo, mencionados en la Biblia, eran en realidad primos. Esta idea consolidó la tradición del celibato para monjas y sacerdotes, aunque algunas investigaciones confluyen en señalar que los “cuatro evangelios canónicos” proporcionan evidencia concordante de que Cristo tuvo verdaderos hermanos y hermanas en su familia. Por cuanto se debe aceptar el claro testimonio bíblico de que, después del parto virginal de María, José llevó una vida conyugal normal con María y engendró otros hijos e hijas. Además, esta controversia indujo a la teología a reflexionar en torno a esa mentalidad tan arraigada entre los católicos: de que el placer es algo malo, que deteriora, y que es mejor el sacrificio. Que al cuerpo era mejor ofrecerle palos que placer. Los reformadores del siglo XVI, quienes encontraron en Martín Lutero a su máximo exponente, rechazaron el celibato religioso y la concepción de que la mujer era un ser maligno. Empero, propagaron la retrógrada teoría de que la mujer estaba adecuada por naturaleza para una vida de servidumbre y sumisión, y que dentro de la familia debía obedecer a su marido, porque el hombre era la imagen y la gloria de Dios, y ella la gloria del hombre. “La autoridad espiritual del marido manifestaba un colorido necesario: la inferioridad de su esposa. Esta inferioridad provenía de dos fuentes. En primer término, ‘la naturaleza de la mujer’ la encuadraba dentro de una vida de sumisión. Las analogías biológicas eran populares como elementos de sostén de esta posición: los hombres eran la cabeza, el cerebro, las mujeres eran el cuerpo” (Hamilton, R., 1980, p. 96). Para la Iglesia, el matrimonio se trocó en el único sacramento capaz de dignificar a la mujer ante el hombre y la sociedad. Una mujer fuera del matrimonio valía tanto como una mujer que no podía traer hijos al mundo. J. J. Rousseau estaba también consciente de que el único lugar donde la mujer podía realizarse y existir como individuo -o sea, como ciudadana-, era dentro del contexto familiar. Por eso mismo, era costumbre que la mujer se case relativamente joven, y que, una vez desposada, se ocupe de los deberes del hogar y la educación de los hijos. Desde la antigüedad, la mujer culta y dedicada a la vida profesional estaba vista como un ser indeseable, anormal y poco femenina; en cambio una mujer que vivía como ángel de la guarda del hogar, dedicada a la maternidad y la felicidad del marido, encajaba perfectamente en los cánones de la Iglesia. En primer lugar, la mujer debía ser devota, ya que si amaba y obedecía a Dios, amaría y obedecería también a su marido; y, en segundo lugar, la mujer debía cultivar la “elegancia social” y, sobre todo, la tolerancia, pues una mujer jovial, amable y de carácter afable -en especial para con el marido- evitaría toda violencia y furor. Por otro lado, cabe añadir algunas líneas sobre la imagen creada por la religión católica respecto a la “mujer detestable y la mujer venerable”, puesto que ésta es una de las lápidas que más ha pesado sobre la mujer en el mundo cristiano, y, aunque los historiadores admiten que los primeros cristianos no adoraban ni veneraban a mujer alguna, se sabe que desde el esclavismo se identificó a las mujeres con dos arquetipos que representan lo “malo” y lo “bueno”. Es decir, con dos tipos de mujeres diametralmente opuestas: una es Eva, la otra María. La primera se asocia con la “impureza”, el pecado, la maldad y la sexualidad; en tanto la segunda se asocia con la “pureza”, la obediencia, la inocencia y la mediadora entre la Divinidad y la humanidad. Todo arranca de la creencia de que Eva escuchó a Satanás por medio de la serpiente y María escuchó a Dios en boca del ángel Gabriel. Eva fue expulsada del Paraíso por “pecadora”, condenada a ser dominada por el hombre y a “parir a sus hijos con dolor”; en tanto María, quien no recibió mancilla y concibió sin pecado original, fue declarada santa entre todas las mujeres. Así, Eva es la “pecadora” y María la “purificadora”, o como dice el refrán: la muerte a través de Eva y la redención a través de María. Sin lugar a dudas, la sociedad patriarcal se aprovechó de estos valores ético-morales promovidos por la veneración a la Virgen María y su imagen, para conservar los valores tradicionales relacionados con los valores machistas de la sociedad, como ser la castidad, obediencia y sumisión; más todavía, estos arquetipos permanecen latentes en el subconsciente colectivo, puesto que se sigue nombrando a Eva cuando se trata de censurar la conducta de las mujeres que no aprecian la “limpieza moral” o se rebelan contra el sistema patriarcal en defensa de sus legítimos derechos. Leído en Rebelión
Autor: Víctor Montoya (escritor boliviano, residente en Estocolmo).