En Granada hay, frente a la estación de autobuses, un enorme bazar de los que llaman “multiprecios” y que la gente conoce por “Er Cortinglé Amarillo”. El pasado domingo, como siempre, estaba abierto y lleno de gente. El horario figura en un cartel en la puerta, nada se esconde. Dentro una veintena de chinos atendiendo. Los niños (sí, he dicho los niños) se encargan de cobrar en caja, más que nada por ser los únicos que chapurrean el castellano.
¿Caso único? No. ¿Queréis otro ejemplo?
En la Avenida Madrid de Granada. A la altura de la Ortopedia Montesinos. Una tienda de ultramarinos regentada por una familia china despacha a las tres de la madrugada bebidas alcohólicas. En la puerta, fuera, con el frío invernal de Granada, los niños de los propietarios se encargan de vigilar la improbable llegada de la Policía Local. Las leyes autonómicas prohíben la venta de alcohol a partir de las 22:00 hrs., son las tres de la mañana.
Y yo, me pregunto:
¿Están exentos del cumplimiento de la ley por ser ciudadanos chinos?
¿Están exentos de dar de alta en la seguridad social a sus trabajadores?
¿No hay regulación de horarios comerciales para ellos?
¿Tienen “salvoconducto” para vender alcohol a cualquier hora?
¿Se ha legalizado el trabajo infantil?
Quizás sea que, para no pecar de racistas, nuestros políticos los eximen del cumplimiento de las leyes durante los primeros diez años de estancia.
Quizás no sea eso. Quizás sea que estamos acercándonos a su cultura. Quizás en su cultura los niños trabajen, incluso de madrugada y a la intemperie. Quizás no haya leyes de regulación de horarios en la República Popular China. Quizás tampoco haya leyes que regulen la venta de alcohol. Quizás sea costumbre trabajar en la tienda del pariente sin que te de de alta, a cambio de un plato de arroz y un jergón maloliente en un sótano.
Quizás debamos ser más tolerantes y no tratar de imponerles nuestra cultura y nuestras leyes: ese vicio tan feo de los europeos de imponer sus costumbres.
Quizás yo sea un fascista y un racista intolerante…
Quizás, quizás, quizás.