Ha amanecido fría la mañana del mes enero. Nada raro, al menos en este pequeño pueblo de la Comarca de Guadix, a los pies de Sierra Nevada. En la prensa, en la radio y en televisión nos acosan con temas que parecen muy importantes para todo el mundo: cajas de ahorros, crísis, fondo monetario internacional, convenciones de partidos...
Sin embargo, en este pueblo, ninguna de esas noticias parece importar. Al menos hoy. El pueblo tiene un tema de conversación, es "la noticia". Pero, no busquéis "la noticia" en la tele. Sólo os enteraréis de ella paseando por estas calles.
En la Calle de la Herrería, un grupo de mujeres hablan, nerviosas, entre si:
- ¿No te has enterao?
- ¿De qué? ¿Qué pasa?
- Guillermina, la del Manuel, que s'a muerto.
- ¡No me digas!
- ¡Vaya! ahora a las doce la traen del hospital de Guadix pa' la misa...
- Pues... llevamos un mes de Enero...
- ¡Uf! de verdad, primero el Antonio del Nogal y ahora la Guillermina...
Va transcurriendo la mañana, con una placidez sólo rota por el claxon del panadero o del camión del butano, que avisa a los vecinos de su llegada.
Unos minutos antes de las doce suenan las campanas de la Iglesia de la Anunciación, la única del pueblo. Tocan con un tañido muy particular, espaciado, lleno de tristeza y melancolía.
Las puertas se abren. De ellas salen las mujeres que, envueltas en sus abrigos y bufandas, se dirigen presurosas a la Iglesia, con las manos en los bolsillos.
Van a la misa de la Guillermina. Pobre Guillermina, descanse en Paz.