Ocho millones de euros es el importe que los Presupuesto Generales del Estado asignaron a la Casa Real para 2006. No es el dinero que cuesta el Jefe del Estado. Es el dinero para el mantenimiento de su familia y su personal de servico más cercano.
Parece un sueldo digno, aunque no llegue a lo que cobran otras casas reales europeas… pero tampoco aquí cobra un fontanero lo mismo que en Alemania o en Reino Unido.
Cuando llega el verano, el Rey y su séquito se trasladan a la playita. A Mallorca, concretamente, en las Illes Balears. No voy a criticarlo, en el Estado español todo el que quiere y puede va a la playa, aunque no un par de meses, como él.
Allí, el Rey disfruta de un barco, valorado en su momento en 3.000 millones de pesetas (18 millones de Euros), que le regalaron unos empresarios mallorquines en agradecimiento por la promoción que de las islas hace con su descanso estival. Por cierto, al barquito en cuestión, le pusieron de nombre “Bribón”: el que lo bautizó o tenía poco sentido de la oportunidad o poco aprecio a la Monarquía.
El caso es que el Rey no va a la Costa de la Luz, ni a la Costa Tropical, ni a la Costa del Sol, ni a Canarias, ni a la Costa Blanca… no, el Rey va a Mallorca.
Y allí, en Mallorca, capitanea el Bribón vestido con una ropa que lleva publicidad de la Caixa. No de Cajamar, ni CajaGRANADA, ni del Monte, ni de Caja Madrid, no, de la Caixa.
Y yo, me planteo lo siguiente: Si el mantenimiento de la Casa Real nos cuesta ocho millones, pagados a escote, y es una cantidad aceptable:
¿Por qué tenemos que ver publicidad de una empresa privada en la ropa del Jefe del Estado?
¿Por qué se tiene que pasear en un barco que fue regalado por unos empresarios particulares?
¿Cuáles son las contraprestaciones que recibe la Casa Real por esa publicidad?
¿No se produce un agravio comparativo por parte de la Casa Real al ignorar otras zonas turísticas del Estado que tendrían el mismo derecho a ser promocionadas por su estancia en ellas?
¿Qué criterio sigue la Casa Real para aceptar regalos? Cabe recordar que, entre otros muchos, el monarca recibió regalos en su momento de Mario Conde, Javier de la Rosa… Regalos de personas que hoy no gozan, digamos, “del mismo prestigo social” que gozaron cuando hicieron el regalo.
Ni quito ni pongo rey, como dijo Du Guesclin, pero hay cosas que me resultan muy difícil de entender. Muy difícil. Landahlauts no irá a Mallorca, como protesta.