Mostrando entradas con la etiqueta manuel machado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta manuel machado. Mostrar todas las entradas

viernes, mayo 18

A orillas del Duero



(...)
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
(...)

De: Campos de Castilla
Autor: Antonio Machado (1874-1947)
Poeta Andaluz, de Sevilla.

lunes, diciembre 4

Manuel Machado y Andalucía

Vista de la Alcazaba de Almería desde el Puerto.


Canto a Andalucía (1936)


Cádiz, salada claridad... Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga, cantaora.
Almería dorada...
Plateado Jaén... Huelva: la orilla
de las Tres Carabelas.
Y Sevilla.


Manuel Machado (1874 – 1947)
 Poeta Andaluz, de Sevilla.

viernes, junio 2

Rocio Jurado y el Himno de Andalucía

Si bien la copla andaluza no es una de mis "músicas favoritas", y menos desde que se nos fue Carlos Cano, probablemente Rocío Jurado fuera, en mi opinión, una de las mejores intérpretes que pueden reconocersele a ese género en estos últimos años. Su voz era un torrente y derrochaba energía. Sin embargo, la mejor interpretación musical que recuerdo de la andaluza de Chipiona fue la que tuvo del Himno de Andalucía en una película llamada "La Lola se va a los puertos". La película era un melodrama folclórico y estaba basada en la obra de teatro que escribieron los hermanos Manuel y Antonio Machado y que ya había sido llevada al cine en 1947 por el director Juan de Orduña y que fue protagonizada por Juanita Reina. Para mi, como andaluz, el Himno de Andalucía tiene un componente sentimental muy importante: es el himno de mi país. En la voz de Rocío Jurado, además, siempre me ha conmovido. Os aconsejo que lo escuchéis, lo podéis oir pulsando aquí o aquí. Sublime.
A Rocío Jurado, In Memoriam.

jueves, mayo 25

Andalucia



Cádiz, salada claridad... Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada
Málaga, cantaora.
Almería dorada...
Plateado Jaén... Huelva: la orilla
de las Tres Carabelas
Y Sevilla.

Manuel Machado (1874-1947)
Poeta Andaluz

lunes, mayo 22

Triana y su Calle Betis

  JULIO

Calle del Betis. Triana.
El corazón del estío
penetra el escalofrío
de la fuente charlatana.

La Velada de Santa Ana
llena de música el río.
Con los ojos de Rocío
se ilumina la ventana.

De envidia, al verla, una estrella,
en las alturas sin fin,
estremecida rutila.

Y se apaga cuando ella
sale envuelta en el jardín
de su mantón de Manila.

Poeta Andaluz
1874-1947 
 

Compañera del río Calle del Betis 

Calle del Betis
Te fuiste de faroles
Blancas riberas
Orilla de suspiros
Más Trianera


Se van los novios
A la Calle del Betis
Se van los novios
A hacer el caminito
Del matrimonio

martes, marzo 14

El éxodo de los Poetas Andaluces


«Por su número y calidad, los poetas andaluces ocuparon un lugar preferente en la emigración provocada por la guerra de 1936, que fue un verdadero éxodo poético. A excepción de Federico García Lorca al que las estrellas de la madrugada vieron como se quedaba para siempre en su Granada, y algunos, como Vicente Aleixandre, que permanecieron en España, la mayoría de los poetas andaluces -Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Juan Rejano, José Moreno Villa, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre- salieron para el destierro.

Los poetas andaluces de la emigración vivieron su poesía y de su poesía. Poesía difícil... vida difícil. Soledad a ultranza. Austeridad rayana en la pobreza. En su poesía hay una doliente luz que lo atestigua. En su destierro atesoraron solidaridad, compresión y afecto sin límites hacia todos los que sufren opresión, dolor, injusticia. Todos ellos eran poetas de verdad. Poetas por la gracia de la naturaleza. Poetas sin remedio. Poetas verdaderos. "El verdadero poeta -decía Manuel Altolaguirre-nunca es voluntario sino fatal".

Al manantial sereno de la poesía de Antonio Machado llegó aquel inmenso dolor del destierro. Su tristísimo éxodo hacia la frontera francesa en 1939 -como el de tantos, tantísimos españoles, miles de españoles en aquel espantoso trance-, no solo confirma el buen sentido de su bondad, sino que lo supera y verifica, con su muerte.

La obra poética de Juan Ramón Jiménez -unida, como en Mallarmé, a su ejemplaridad personal- ha señalado el momento inicial de la nueva evolución lírica en Epaña. Le fue entregado el premio Nóbel en el destierro.

Hay en la poesía de Rafael Alberti castidad -limpieza, pureza- segura, firme, dura, duradera: de cal y canto. Sus ángeles -o su ángel andaluz- le construyeron esta pared tan andaluza. De cal y canto, la poesía de Alberti se alza y afirma, vertical, pisando tierra, mirando al mar, entre dos cielos.



"Canto esta noche de estrellas


en que estoy solo, desterrado".


La poesía de Luis Cernuda, desnuda de todo parecido externo, es originalísima; tan nueva y viva como el brote primaveral de la planta, tan graciosa, tan inspirada. Idealmente andaluza, su poesía, tiene sobre todo, la gracia, el angélico don andaluz de la gracia. El dolor del destierro es, en su caso, estímulo: el sufrimiento se transfigura en poesía -además de grandísima- sobria, precisa asombrosamente nueva e innovadora:


"De todo me arrancaron.


Me dejan el destierro".


Una dolorosa veta nostálgica, de añoranza constante de España y sobre todo de su tierra andaluza, recorre la poesía de Rejano. Casi cuarenta años viviendo y desviviéndose en el destierro dan a la poesía de Rejano su destacada dimensión ética y humanista. Juan Rejano es un poeta andaluz por los cuatro costados:

"Si a mí me dan a elegir,


yo nazco bajo un olivo,


orilla al Guadalquivir".

Moreno Villa forma con Altolaguirre y Prados la trinidad de poetas malagueños desterrados y desaparecidos en pocos años. De su circunstancia de exiliado brotan algunos de los más logrados poemas de todo los tiempos:

"De soledad tan vaga


y tan concreta


sale un hilo de agua:


el agua del destierro,


muy parecida al llanto".

El nombre de Manuel Altolaguirre no puede separarse, ni en su vida, ni en su poesía, del de Emilio Prados. Hay nombres de poetas que no se deben nunca separar. Manuel Altolaguirre y Emilio Prados son inseparables. Su voz, la voz de estos dos poetas, es de una poesía purísima.

A la hora de valorar la obra de Prados hay que destacarla como una de las más originales y más conseguidas dentro del altísimo panorama de nuestra poesía del siglo XX. En los años del exilio nacen unos bellísimos poemas, llenos de nostalgia de su tierra y de su mar, su mar malagueño:

"Cierro mis ojos. El sueño


por ellos baja a escuchar


dentro de mi corazón


el viento obscuro del mar".

Su continuidad en la imagen y palabra del verso bien templado, han hecho de Altolaguirre uno de los poetas más representativos y personales del resurgir lírico de la Andalucía universal. A pie, en la hora aciaga, atravesó las gargantas heladas de los Pirineos, cuando la lucha fue ya imposible. Supo entonces del horror de vivir agonizando en un campo de concentración; del exilio en la miseria; de la desesperación sobre la nieve él, malagueño y solar. En uno de sus primeros poemas del exilio nos dice:


"Mi cuerpo mira a lo lejos


su alma desnuda en la arena


tomando el sol de la muerte


junto a un río de tristezas.

La trascendencia estética universal de Andalucía se ha afirmado por la poesía de nuestros poetas en el destierro. Y, sin embargo, como dijo Altolaguirre:

"Estoy solo y no sé quienes


están sintiendo mi ausencia..."»


Francisco Arias Solis
Extraido del diario "La Voz, Diario de Lanzarote"
20 de febrero de 2006