En la Cabalgata de Reyes de Granada, el 5 de Enero de 2009, calle Gran Capitán. Detrás de mi, una mujer sostiene en brazos a su hija (de unos cuatro años) que mira extasiada el cortejo. Mira, o intenta mirar: el gorrito de lana que le cubre los ojos y la cara, se lo impide. La madre hace comentarios a su hija sobre las carrozas:
- Mira, mira, Martita... ese esos son los camellos de los Reyes...
Me costó callarme y no decirle a la mamá de Martita que aquellos peluches gigantescos no representaban ser camellos, sino dromedarios... pero últimamente tengo momentos de lucidez y preferí callar. La madre siguió:
- Mira, Martita, esos son los pajes de Baltasar. Ayudan al Rey Mago a repartir los juguetes...
Casi al final, llegan unas carrozas de los Bomberos de Granada. En ella suelen ir unos niños vestidos de bomberos, que lanzan caramelos. Por detrás, algún vehículo pequeño del Cuerpo de Bomberos. La señora, como en las demás carrozas, hizo comentarios a su hija. Pero, en esta ocasión, el tono sonó distinto:
- Mira, Martita, los bomberos... se dedican a rescatar gatitos de los árboles, a salvar perritos... todo menos el coche de mamá aquella vez que se inundó el garaje...
La pequeña Marta no lo notó, pero el comentario de su mamá, rezumaba resentimiento y poco aprecio por la labor del Cuerpo. Algo me dice que la mamá de Martita no comprará el calendario benéfico de los bomberos... por muy ligeros de ropa que salgan.
Fotografía: Superman
Autor: Landahlauts
jueves, enero 8
miércoles, enero 7
Estoy en ello
Los Reyes Magos funcionan. Se dieron por enterados y no me trajeron la miniexcavadora Kubota U10-3. Como el pedido del ordenador llegó fuera de plazo... han delegado su compra en mi. Y, ahí me tenéis: buscando ordenador. Y, si me cuesta trabajo decidirme cuando escojo una barra de pan en el hipermercado (sí, soy de esos imbéciles que parece que en lugar de pan, está comprandose un piso)... pues imaginad un ordenador. Así que, de momento, estoy en ello.
Ya os contaré...
Fotografía: Ellas no son tontas
Autor: Landahlauts
lunes, enero 5
Desde el siglo pasado...
viernes, enero 2
El aburrido niño pulcro
Fui un niño 'raro'. No recuerdo haber jugado con la arena del parque jamás. ¿El motivo? odiaba las manchas. La idea de llenarme las manos de polvo, ensuciarme las uñas o la ropa... me ponía nervioso. Y no lo hice nunca.
Fui un aburrido niño pulcro.
Por eso, el otro día, paseando por la Plaza de Bib-rambla, cuando vi a esta pequeña excavadora... me emocioné. Vi la posibilidad de recuperar la parte perdida de mi infancia. Me imaginé a mi mismo subido a esa miniexcavadora: amontonando arena, aplanándola, moviéndola de un lado a otro, haciendo un túnel o un castillo para los Playmobil... Y todo ello de modo aséptico, cómodo y funcional.
Creo que ya he decidido lo que voy a pedir a los Reyes Magos: la miniexcavadora Kubota U10-3: "...solo 990 kgs de una máquina ultracompacta, sin saliente posterior, con el radio de giro ultracorto y muy fácil de utilizar...".
Lo dicho, mi regalo de Reyes.
Fotografía: Jugando en la arena
Autor: Landahlauts
jueves, enero 1
An der schönen blauen Donau
Hoy suena en La Arbonaida El Danubio Azul (An der schönen blauen Donau op. 314) el vals compuesto por Johann Strauss (hijo) en 1867. De los más de cuatrocientos valses que compuso Strauss, este es el más conocido. Forma parte de las piezas habituales interpretadas en el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena (Das Neujahrskonzert der Wiener Philharmoniker)
Suena como regalo musical de Año Nuevo a todos los que pasáis por aquí.
La interpretación que podéis ver es la grabada en el del año 2005, en el que la Filarmónica de Viena fue dirigida por Lorin Maazel. Este es el enlace:
Suena como regalo musical de Año Nuevo a todos los que pasáis por aquí.
La interpretación que podéis ver es la grabada en el del año 2005, en el que la Filarmónica de Viena fue dirigida por Lorin Maazel. Este es el enlace:
La foto no es mía. Ya quisiera yo:
Fotografía: Para ti
Autor: ricondeseca
miércoles, diciembre 31
I have a dream
Acaba 2008 y comienza 2009. Dicen que acaba un periodo y que comienza otro. La realidad es que poca diferencia habrá entre las nueve de la mañana del día 31 de diciembre de 2008 y las nueve de la mañana del 1 de enero de 2009. Excepto, claro, las resacas de algunos/as.
Personalmente preferiría que el año acabara el 31 de Agosto: experimento un cambio más importante y tengo más sensación de comenzar un periodo nuevo el 1 de septiembre que el día 1 de Enero.
Pero, bueno... es hoy... pues, es hoy.
Deseo a todos/as los que pasáis por La Arbonaida, esta tierra libre de Andalucía, mis mejores deseos de Paz y Felicidad.
A nivel más general, también desearía que, al comenzar un nuevo periodo, el del Año Nuevo, se dejara de utilizar el nombre de Dios como excusa para matar, exterminar o masacrar a los semejantes. En cualquier lugar del Planeta.
Si ese Dios, cuyo nombre prostituyen tantos, a su antojo y beneficio, existe realmente... espero que algún día les pida cuentas. A todos.
Personalmente preferiría que el año acabara el 31 de Agosto: experimento un cambio más importante y tengo más sensación de comenzar un periodo nuevo el 1 de septiembre que el día 1 de Enero.
Pero, bueno... es hoy... pues, es hoy.
Deseo a todos/as los que pasáis por La Arbonaida, esta tierra libre de Andalucía, mis mejores deseos de Paz y Felicidad.
A nivel más general, también desearía que, al comenzar un nuevo periodo, el del Año Nuevo, se dejara de utilizar el nombre de Dios como excusa para matar, exterminar o masacrar a los semejantes. En cualquier lugar del Planeta.
Si ese Dios, cuyo nombre prostituyen tantos, a su antojo y beneficio, existe realmente... espero que algún día les pida cuentas. A todos.
Feliz Año Nuevo 2009
Feliz Año Nuevo 1430 H.
ראש השנה
كل عام و أنت بخير
Feliz Año Nuevo 1430 H.
ראש השנה
كل عام و أنت بخير
martes, diciembre 30
Incoming Call
Ayer por la tarde sonó el teléfono. Miré el número. Lo reconocí. Dudé...
Seguía sonando. Lo cogí....
Era el pasado...
Seguía sonando. Lo cogí....
Era el pasado...
Fotografía: Puede salir el sol
Autor: Landahlauts
lunes, diciembre 29
El Día Después
(Esta anotación es continuación de la anterior, del día 24 de Diciembre, titulada El Último. Es recomendable haber leído aquella previamente y, después esta)
Temía que se cumplieran los peores presagios de mi amigo. Por eso, el día 25 de Diciembre, día de Navidad, fuí al Cortijo de Gibalto. Cuando entré en el corral no encontré a nadie, además, reinaba un silencio extraño.
Cabizbajo y triste, estuve todo el día tratando de averiguar cual sería el motivo de la extraña desaparición de una familia completa. Sólo mejoró mi ánimo al llegar la hora de la comida. Sobre la mesa: un humeante pedazo de pechuga del pavo de Nochebuena, con una salsa exquisita y un buen tinto.
Desde aquel momento, mi tristeza desapareció, me encuentro más animado. Y estoy seguro de que el protagonista de esta historia siempre vivirá en mi. O, al menos, su recuerdo.
¡¡Besos y abrazos para todas/os!!
Temía que se cumplieran los peores presagios de mi amigo. Por eso, el día 25 de Diciembre, día de Navidad, fuí al Cortijo de Gibalto. Cuando entré en el corral no encontré a nadie, además, reinaba un silencio extraño.
Cabizbajo y triste, estuve todo el día tratando de averiguar cual sería el motivo de la extraña desaparición de una familia completa. Sólo mejoró mi ánimo al llegar la hora de la comida. Sobre la mesa: un humeante pedazo de pechuga del pavo de Nochebuena, con una salsa exquisita y un buen tinto.
Desde aquel momento, mi tristeza desapareció, me encuentro más animado. Y estoy seguro de que el protagonista de esta historia siempre vivirá en mi. O, al menos, su recuerdo.
¡¡Besos y abrazos para todas/os!!
Fotografía: Reloj E.A.
Autor: Landahlauts
miércoles, diciembre 24
El último
Relato
No me gusta la Navidad. Bueno, en realidad, no es solo eso, lo cierto es que la odio profundamente. No creas que este sentimiento de rechazo está motivado por una animadversión a su contenido religioso, o porque odiar la Navidad queda muy cool o muy progre. No. Yo la odio con motivos. Créeme. Aunque, no siempre fue así. De pequeño me encantaba. Soñaba con que llegara el tiempo de colocar el árbol de Navidad, el nacimiento, las luces, de cantar villancicos, de esperar los regalos... Pero, la vida a veces te golpea sin piedad y te hace cambiar, volverte duro... y consigue que odies aquello que amas. Así pues, de unos años para acá la Navidad queda asociada para mi con un doloroso sentimiento de pérdida. Todo empezó hace cinco o seis años. Mis abuelos, ellos fueron los primeros. Sí, lo sé... me diréis que es lo normal, que es ley de vida, que eran mayores. Pero, con la edad que yo tenía, resulta muy duro aceptar que tus abuelos no volverán, que los has perdido de sopetón, sin avisar. Y a los dos. En contra de los que muchos creen, cuando se es tan joven asimilas con facilidad percances tan duros como la enfermedad o la muerte. Yo, poco a poco, lo acepté, y me sobrepuse a ello. Pero, al año siguiente, pocos días antes de la Nochebuena, volvió la desgracia sobre nuestra familia: mi padre salió una mañana a pasear y no regresó. Fue un mazazo terrible, y no sólo para mi: mis hermanos mayores (los mellizos) quedaron abatidos y, mi madre nunca volvió a ser la misma. Ella fue la más afectada. A partir de aquel día, siempre se la veía ausente, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. El día que hizo un año de la desaparición de mi padre, mi madre salió de casa. No teníamos un lugar donde descansaran los restos de mi padre, entre otras cosas, porque sus restos nunca aparecieron. Así que ella, queriendo mantener viva su memoria, madrugó para recorrer el mismo camino que hizo él aquel fatídico día, a la misma hora... y un año después. Ella tampoco volvió. Mi madre desapareció en el mismo lugar y a la misma hora que lo había hecho mi padre, con una diferencia justa de un año. Comprenderéis que, así, no sólo no te disgusta la Navidad. Además... la odias, la detestas y la relacionas con el dolor y con un desgarrador sentimiento de pérdida de los seres más queridos. Los mellizos, ellos fueron los siguientes. Esta vez ocurrió en nuestra propia casa. Una fría mañana de diciembre, instantes antes de amanecer, un brusco portazo nos despertó sobresaltados. Alguien había cerrado la puerta al salir apresuradamente. Allí donde debían de estar mis hermanos, no había nada. Nada. Las mantas tibias delataban que su ausencia era reciente. Nada más supe desde entonces de ellos. Ha pasado un año. Durante todo este tiempo apenas he comido, me ha resultado difícil conciliar el sueño y apenas he pisado la calle. Sólo el dolor y la desesperación habitan en mi. La Navidad se aproxima, lenta e inexorablemente. Sé que a muchos estas fiestas os llenan de sentimientos de felicidad, de generosidad, de amor. A mi sólo me inunda de dolor y de angustia. Y más este años, sabiendo que soy el último pavo adulto que queda aquí, en mi casa, en el corral del Cortijo de Gibalto. Disculpadme pues, si no os deseo feliz Navidad.
Fotografía: Sonnenuhr - Reloj de Sol (1730)
No me gusta la Navidad. Bueno, en realidad, no es solo eso, lo cierto es que la odio profundamente. No creas que este sentimiento de rechazo está motivado por una animadversión a su contenido religioso, o porque odiar la Navidad queda muy cool o muy progre. No. Yo la odio con motivos. Créeme. Aunque, no siempre fue así. De pequeño me encantaba. Soñaba con que llegara el tiempo de colocar el árbol de Navidad, el nacimiento, las luces, de cantar villancicos, de esperar los regalos... Pero, la vida a veces te golpea sin piedad y te hace cambiar, volverte duro... y consigue que odies aquello que amas. Así pues, de unos años para acá la Navidad queda asociada para mi con un doloroso sentimiento de pérdida. Todo empezó hace cinco o seis años. Mis abuelos, ellos fueron los primeros. Sí, lo sé... me diréis que es lo normal, que es ley de vida, que eran mayores. Pero, con la edad que yo tenía, resulta muy duro aceptar que tus abuelos no volverán, que los has perdido de sopetón, sin avisar. Y a los dos. En contra de los que muchos creen, cuando se es tan joven asimilas con facilidad percances tan duros como la enfermedad o la muerte. Yo, poco a poco, lo acepté, y me sobrepuse a ello. Pero, al año siguiente, pocos días antes de la Nochebuena, volvió la desgracia sobre nuestra familia: mi padre salió una mañana a pasear y no regresó. Fue un mazazo terrible, y no sólo para mi: mis hermanos mayores (los mellizos) quedaron abatidos y, mi madre nunca volvió a ser la misma. Ella fue la más afectada. A partir de aquel día, siempre se la veía ausente, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. El día que hizo un año de la desaparición de mi padre, mi madre salió de casa. No teníamos un lugar donde descansaran los restos de mi padre, entre otras cosas, porque sus restos nunca aparecieron. Así que ella, queriendo mantener viva su memoria, madrugó para recorrer el mismo camino que hizo él aquel fatídico día, a la misma hora... y un año después. Ella tampoco volvió. Mi madre desapareció en el mismo lugar y a la misma hora que lo había hecho mi padre, con una diferencia justa de un año. Comprenderéis que, así, no sólo no te disgusta la Navidad. Además... la odias, la detestas y la relacionas con el dolor y con un desgarrador sentimiento de pérdida de los seres más queridos. Los mellizos, ellos fueron los siguientes. Esta vez ocurrió en nuestra propia casa. Una fría mañana de diciembre, instantes antes de amanecer, un brusco portazo nos despertó sobresaltados. Alguien había cerrado la puerta al salir apresuradamente. Allí donde debían de estar mis hermanos, no había nada. Nada. Las mantas tibias delataban que su ausencia era reciente. Nada más supe desde entonces de ellos. Ha pasado un año. Durante todo este tiempo apenas he comido, me ha resultado difícil conciliar el sueño y apenas he pisado la calle. Sólo el dolor y la desesperación habitan en mi. La Navidad se aproxima, lenta e inexorablemente. Sé que a muchos estas fiestas os llenan de sentimientos de felicidad, de generosidad, de amor. A mi sólo me inunda de dolor y de angustia. Y más este años, sabiendo que soy el último pavo adulto que queda aquí, en mi casa, en el corral del Cortijo de Gibalto. Disculpadme pues, si no os deseo feliz Navidad.
Autor: Landahlauts
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