Relato
No me gusta la Navidad. Bueno, en realidad, no es solo eso, lo cierto es que la odio profundamente. No creas que este sentimiento de rechazo está motivado por una animadversión a su contenido religioso, o porque odiar la Navidad queda muy cool o muy progre. No. Yo la odio con motivos. Créeme. Aunque, no siempre fue así. De pequeño me encantaba. Soñaba con que llegara el tiempo de colocar el árbol de Navidad, el nacimiento, las luces, de cantar villancicos, de esperar los regalos... Pero, la vida a veces te golpea sin piedad y te hace cambiar, volverte duro... y consigue que odies aquello que amas. Así pues, de unos años para acá la Navidad queda asociada para mi con un doloroso sentimiento de pérdida. Todo empezó hace cinco o seis años. Mis abuelos, ellos fueron los primeros. Sí, lo sé... me diréis que es lo normal, que es ley de vida, que eran mayores. Pero, con la edad que yo tenía, resulta muy duro aceptar que tus abuelos no volverán, que los has perdido de sopetón, sin avisar. Y a los dos. En contra de los que muchos creen, cuando se es tan joven asimilas con facilidad percances tan duros como la enfermedad o la muerte. Yo, poco a poco, lo acepté, y me sobrepuse a ello. Pero, al año siguiente, pocos días antes de la Nochebuena, volvió la desgracia sobre nuestra familia: mi padre salió una mañana a pasear y no regresó. Fue un mazazo terrible, y no sólo para mi: mis hermanos mayores (los mellizos) quedaron abatidos y, mi madre nunca volvió a ser la misma. Ella fue la más afectada. A partir de aquel día, siempre se la veía ausente, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. El día que hizo un año de la desaparición de mi padre, mi madre salió de casa. No teníamos un lugar donde descansaran los restos de mi padre, entre otras cosas, porque sus restos nunca aparecieron. Así que ella, queriendo mantener viva su memoria, madrugó para recorrer el mismo camino que hizo él aquel fatídico día, a la misma hora... y un año después. Ella tampoco volvió. Mi madre desapareció en el mismo lugar y a la misma hora que lo había hecho mi padre, con una diferencia justa de un año. Comprenderéis que, así, no sólo no te disgusta la Navidad. Además... la odias, la detestas y la relacionas con el dolor y con un desgarrador sentimiento de pérdida de los seres más queridos. Los mellizos, ellos fueron los siguientes. Esta vez ocurrió en nuestra propia casa. Una fría mañana de diciembre, instantes antes de amanecer, un brusco portazo nos despertó sobresaltados. Alguien había cerrado la puerta al salir apresuradamente. Allí donde debían de estar mis hermanos, no había nada. Nada. Las mantas tibias delataban que su ausencia era reciente. Nada más supe desde entonces de ellos. Ha pasado un año. Durante todo este tiempo apenas he comido, me ha resultado difícil conciliar el sueño y apenas he pisado la calle. Sólo el dolor y la desesperación habitan en mi. La Navidad se aproxima, lenta e inexorablemente. Sé que a muchos estas fiestas os llenan de sentimientos de felicidad, de generosidad, de amor. A mi sólo me inunda de dolor y de angustia. Y más este años, sabiendo que soy el último pavo adulto que queda aquí, en mi casa, en el corral del Cortijo de Gibalto. Disculpadme pues, si no os deseo feliz Navidad.
Fotografía: Sonnenuhr - Reloj de Sol (1730)
No me gusta la Navidad. Bueno, en realidad, no es solo eso, lo cierto es que la odio profundamente. No creas que este sentimiento de rechazo está motivado por una animadversión a su contenido religioso, o porque odiar la Navidad queda muy cool o muy progre. No. Yo la odio con motivos. Créeme. Aunque, no siempre fue así. De pequeño me encantaba. Soñaba con que llegara el tiempo de colocar el árbol de Navidad, el nacimiento, las luces, de cantar villancicos, de esperar los regalos... Pero, la vida a veces te golpea sin piedad y te hace cambiar, volverte duro... y consigue que odies aquello que amas. Así pues, de unos años para acá la Navidad queda asociada para mi con un doloroso sentimiento de pérdida. Todo empezó hace cinco o seis años. Mis abuelos, ellos fueron los primeros. Sí, lo sé... me diréis que es lo normal, que es ley de vida, que eran mayores. Pero, con la edad que yo tenía, resulta muy duro aceptar que tus abuelos no volverán, que los has perdido de sopetón, sin avisar. Y a los dos. En contra de los que muchos creen, cuando se es tan joven asimilas con facilidad percances tan duros como la enfermedad o la muerte. Yo, poco a poco, lo acepté, y me sobrepuse a ello. Pero, al año siguiente, pocos días antes de la Nochebuena, volvió la desgracia sobre nuestra familia: mi padre salió una mañana a pasear y no regresó. Fue un mazazo terrible, y no sólo para mi: mis hermanos mayores (los mellizos) quedaron abatidos y, mi madre nunca volvió a ser la misma. Ella fue la más afectada. A partir de aquel día, siempre se la veía ausente, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. El día que hizo un año de la desaparición de mi padre, mi madre salió de casa. No teníamos un lugar donde descansaran los restos de mi padre, entre otras cosas, porque sus restos nunca aparecieron. Así que ella, queriendo mantener viva su memoria, madrugó para recorrer el mismo camino que hizo él aquel fatídico día, a la misma hora... y un año después. Ella tampoco volvió. Mi madre desapareció en el mismo lugar y a la misma hora que lo había hecho mi padre, con una diferencia justa de un año. Comprenderéis que, así, no sólo no te disgusta la Navidad. Además... la odias, la detestas y la relacionas con el dolor y con un desgarrador sentimiento de pérdida de los seres más queridos. Los mellizos, ellos fueron los siguientes. Esta vez ocurrió en nuestra propia casa. Una fría mañana de diciembre, instantes antes de amanecer, un brusco portazo nos despertó sobresaltados. Alguien había cerrado la puerta al salir apresuradamente. Allí donde debían de estar mis hermanos, no había nada. Nada. Las mantas tibias delataban que su ausencia era reciente. Nada más supe desde entonces de ellos. Ha pasado un año. Durante todo este tiempo apenas he comido, me ha resultado difícil conciliar el sueño y apenas he pisado la calle. Sólo el dolor y la desesperación habitan en mi. La Navidad se aproxima, lenta e inexorablemente. Sé que a muchos estas fiestas os llenan de sentimientos de felicidad, de generosidad, de amor. A mi sólo me inunda de dolor y de angustia. Y más este años, sabiendo que soy el último pavo adulto que queda aquí, en mi casa, en el corral del Cortijo de Gibalto. Disculpadme pues, si no os deseo feliz Navidad.
Autor: Landahlauts
37 comentarios:
Lamento todas estas pérdidas navideñas. Cuídate mucho, no desaparezcas tú también. En mi blog muevo la melena y llega la primavera. PASA DE LA NAVIDAD YO TAMBIEN LA ODIO.
MUCHOS ABRAZOS!
Ostras, qué bueno!
Te juro que me estaba entrando una congoja acongojante según iba leyendo y... plaffff!
No será éste el que dicen que dice gulagulagula la gula del norte, no? Jajajaja!
Muy bueno, de verdad, muy bueno!
ZORIONAK ETA EGUBERRI ON! Aunque me repita... y tranquilité, que los pavos ya están adjudicados!
Muxus!
Te comprendo perfectamente. En mi familia han pasado cosas parecidas...
Fdo: Un cordero.
FELIZ NAVIDAD!!
Te espero en el horno, perdón :-) en mi corral, te cuidaremos muy bien :-)
Molts anys a tots i Bon Nadal
Caray, vuelvo y me encuentro esto. Pues no te pases por mi blog, que te va a dar algo.
De todas formas, si no es feliz Navidad, te deseo lo mejor para esta noche y para el año que viene.
Un beso para ti y tu familia.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD, LANDI¡¡¡
In memoriam de tus seres queridos desaparecidos :P:P
http://www.lacoctelera.com/myfiles/mejorca/feliz-navidad.jpg
Un beso y feliz año.
Glo, gloglgoglogloglgo, glogloggoglog, glosgogllgoglolgol
La asociación de pavos unidos contra la navidad, te agradece este espacio que nos has dedicado en tu blog...
¿Todavía estás en la edad del pavo? :-)
Yo creo que no soy pavo, pero aun así estas fechas no son mis preferidas.
Aun así, felices fiestas y que 2009 sea mejor que este 2008 que se nos va.
Un saludo
¡¡¡SERÁS GRUMPFFFARG!!!!!
Me lo estaba creyendo!!!!!!
Desde luego...seré pavo...
Pues nada: INFELIZ NAVIDAD!, PAVO!
Por asociación de ideas he tenido que recurrir a escribir aquí de nuevo. Una vez ya vomitó usted en mi blogs y ahora le voy a contar lo que me ha pasado esta mañana. Como sé que usted odia la navidad y es de Graná le cuento. Iba yo por la calle recogidas pa comprarle una pluma estilográfica a mi sobrino. Y antes de entrar en la papelería veo un conductor de la rober con un gorrito de papa noel conduciendo el bus 6. Me dieron arcadas. Pero es que al salir, veo en el bus 4 otro conductor con otro gorrito. No he podido aguantar y he vomitado allí mismo. En la acera, saliendo de la papelería Taine se pueden ver los restos de mi pota.
Me solidarizo con usted!
¡Felicidades Landah!
pues yo te deseo felices fiestas...asi como una muy feliz vioda en general :) SAúdos
Aquí somos vegetarianos, así que te invitamos a pasar la Nochebuena para sentarte a nuestra mesa, no para ponerte encima,je,je
Que tengas unas fiestas maravillosas!!!
Un abrazo.
Vete rezando, pavo, que te quedan dos telediarios........
Yo no soy pava, soy gata, y también odio la Navidad. Miau.
Yo también formo parte del club de "poco amigos de la navidad". Que pase, que pase ya... pesá, más que pesá.
Pero mientras tanto... felices días to everybody.
Land, un abrazo...!!!
¿Habrás corrido la misma suerte que ellos? Jeje... Si no es así, ¡Felices Fiestas!
Besos
Pavito, ven a mi casa que estás a salvo, que el pavo es muy soso (sin ofender), prefiero un rico cochinillo. Lo que ocurre es que los vecinos de arriba son irlandeses, no te garantiz la seguridad más allá del rellano de mi casa :D
jajajajaja mira que eres, que con lo que les gustan a los seres queridos abandonarnos en estas fechas vas tu y me levantas mil carcajadas, mil besos
Buena historia
Que gran invento el reloj, las cámaras fotográficas y este blog.
Menos mal que antes de pasar por aquí había estado en cá Suntzu, porque si no me lo creo total. Anda que...
¡Feliz Navidad!
Y una gran historia, sin duda.
seré pavo...
ha sido buenísima la historia, creía que hablabas de otros animales de dos patas.
espero que el pavo haya sobrevivido a la cena de nochebuena, y tú también.
...feliz 2009...
besos.
¡fiuuuuu!menudo relato. Me asustaste
Saludos
Anda que... Luego me quejo de que mis niños no se fijan cuando leen. ¡Pero si es lo primero que pone!
espero que puedas leerlo...
felices días sin trabajar cuantos más mejor.
estaba comentando pero de prontro desapareci tyo tambien.... maldito´
tucuMALA
Es el sino, contra él no se puede luchar.
Besos pavosos
Juer, a ver si va a ser el último de verdad.......
Oño joer!!!!!! QUE ME LO ESTABA CREYENDO. Qué susto jolines!!!!
Y eso que lo leo hoy que es el día de los santos inocentes.
Séré inocente (bueno mejor dicho pava) jejeje
Un abrazo.
Qué vago estás estas fechas. Cómo se nota la familia y esas cosas. Para ser el "último" tienes muchos compromisos. Besos
...y yo apenada por ti!!! si estuvieras aquí, ahora mismo estarías corriendo para evitar que te hiciera yo a ti lo mismo que hicieron al pavo.
Cambiando de tema, porque ya pavo, inteligente o sabio...ha pasado.
Puedo pedir el reloj, que me gusta muchísimo, Land?¿ y están los Reyes al caer...
EStá genial el relato, guapo. con tanto blogoteo, no me había dado tiempo a leérlo.
Pobres pavos eso digo yo. Echale guindas al pavo, pavo....que yo le esharé a la pava, assuquita, canela y clavo, -que diría Paco Lobatón-.
Y bueno, felicidad cualquier día del año, sobre todo que surja espontánea, claro que sí.
Un gran abrazo.Besotes.
ja,ja,ja...
Lo que me has hecho sufrir!!.
Buenísimo.
FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO!!
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