Religión y sexo. Dos temas sensibles: "ante quien" se pone una persona de rodillas y "con quien" se mete en la cama. Dos cuestiones muy íntimas de cada persona, hacia las que hay que tener un respeto muy especial. No son las únicas, claro, pero estas pertenecen a un ámbito tan privado que merecen una "especial protección".
Pero, a veces resulta muy difícil el respeto. Resulta difícil cuando, por ejemplo, lees noticias como esta:
"Los 'intocables' de la India ya no tendrán que rezar a sus dioses a través de agujeros en la pared"
Ningún intocable, podía acceder al templo de
Orissa. Sin embargo, los integrantes de las
castas superiores tuvieron el generoso detalle de abrir agujeros en los muros para que los intocables pudieran ver el templo desde fuera y rezar.
Pero, no les bastó con esto.
Resulta que, en 2005, un grupo de mujeres "dalit" (intocables) cometieron la osadía de profanar el templo... entrando en él. Los fieles que se encontraban en el templo, de castas superiores, fueron tan amables que les informaron de su equivocación: ya sabéis, la violencia no es deseable pero a veces es necesaria. Y, los recondujeron hacia la calle.
El templo, como consecuencia de haber entrado esta gente quedó impuro, por eso cada una de las personas que lo invadió tuvo que pagar 1000 rupias para sufragar su purificación. (17 euros, al cambio... y hablamos de la India).
Hubiera bastado con pagar y dejar que pasara el tiempo para que las cosas volvieran a la normalidad.
Sin embargo, los intocables llevaron los hechos a los tribunales, y la Corte Suprema de Orissa
les dio la razón en diciembre, al defender que cualquier hindú, sin distinción de casta,
tiene derecho a entrar en un templo para llevar a cabo sus plegarias.
Vamos... un asco. Desde hace unos días, esta gentuza accede al templo como si fueran personas normales.
¿A dónde vamos a llegar? ¡¡Que
Brahmā nos ayude!!