Amar no puede ser delito...
Quizás la intolerancia y la hipocresía deberían de serlo...
Hemeroteca: El derecho a ser felices
Música recomendada: Somewhere Over The Rainbow - Israel Kamakawiwo'ole
Fotografía: Love is in the air
Autor: Landahlauts
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sábado, julio 4
El delito de amar
«El Tribunal Superior de Nueva Delhi dictaminó ayer el fin de la penalización de las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo en una sentencia histórica para la India democrática y de progreso. Este polémico artículo 377 es una antigua ley colonial británica que tipificaba como delito la homosexualidad –en concreto, «los actos sexuales contra natura»– desde hacía 148 años...»
martes, enero 30
Religión y sexo
Religión y sexo. Dos temas sensibles: "ante quien" se pone una persona de rodillas y "con quien" se mete en la cama. Dos cuestiones muy íntimas de cada persona, hacia las que hay que tener un respeto muy especial. No son las únicas, claro, pero estas pertenecen a un ámbito tan privado que merecen una "especial protección".
Pero, a veces resulta muy difícil el respeto. Resulta difícil cuando, por ejemplo, lees noticias como esta:
"Los 'intocables' de la India ya no tendrán que rezar a sus dioses a través de agujeros en la pared"
Vía: Diario 20 Minutos
Ningún intocable, podía acceder al templo de Orissa. Sin embargo, los integrantes de las castas superiores tuvieron el generoso detalle de abrir agujeros en los muros para que los intocables pudieran ver el templo desde fuera y rezar.
Pero, no les bastó con esto.
Resulta que, en 2005, un grupo de mujeres "dalit" (intocables) cometieron la osadía de profanar el templo... entrando en él. Los fieles que se encontraban en el templo, de castas superiores, fueron tan amables que les informaron de su equivocación: ya sabéis, la violencia no es deseable pero a veces es necesaria. Y, los recondujeron hacia la calle.
El templo, como consecuencia de haber entrado esta gente quedó impuro, por eso cada una de las personas que lo invadió tuvo que pagar 1000 rupias para sufragar su purificación. (17 euros, al cambio... y hablamos de la India).
Hubiera bastado con pagar y dejar que pasara el tiempo para que las cosas volvieran a la normalidad.
Sin embargo, los intocables llevaron los hechos a los tribunales, y la Corte Suprema de Orissa les dio la razón en diciembre, al defender que cualquier hindú, sin distinción de casta, tiene derecho a entrar en un templo para llevar a cabo sus plegarias.
Vamos... un asco. Desde hace unos días, esta gentuza accede al templo como si fueran personas normales.
¿A dónde vamos a llegar? ¡¡Que Brahmā nos ayude!!
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