jueves, noviembre 2

Objetivo: Asesinar a Bambi.

Los que sois lectores habituales de La Arbonaida conocéis el problema que tuve con la película Bambi. A raiz de aquel desagradable suceso, jamás le he tenido ningún tipo de aprecio al puñetero cervatillo, ni a su difunta madre.
Pues bien, mi cervatillofobia es contagiosa:
Agencia EFE. 02.11.2006 - 12:32h "La aparición de un cervatillo albino en los bosques de Sajonia ha suscitado de nuevo la polémica en Alemania. Los cazadores quieren matar al animal alegando su peligrosidad, algo a lo que se opone el Ministerio de Medioambiente. La aparición de un cervatillo albino en los Montes Metálicos alemanes, al este del país, ha lanzado a los cazadores de la región en pos de este peculiar 'Bambi', con el argumento de que podría tratarse de una mutación genética peligrosa para esa especie. La Asociación de Cazadores de Sajonia quiere matar al animal, algo a lo que se opone el Ministerio de MedioambienteLa Asociación de Cazadores de Sajonia, con unos 7.000 miembros, se propone matar al animal, informó el diario alemán BILD , de acuerdo a la convicción de su presidente, Günter Giese, de que debe evitar que se cruce con otros ciervos. Por contra, el Ministerio de Medioambiente sajón ha advertido de que no hay necesidad alguna de matar al cervatillo, del que hoy el citado diario publica una fotografía trotando por los montes con uno de sus congéneres."
Hay que matar al puñetero cervatillo.

El oficio de Puta

Como parece ser que las entradas últimas han dado un carácter excesivamente siniestro a La Arbonaida, cambiaré de tercio pues, y aquí tenéis unas poesías con un tono... más desenfadado. Tomás de Iriarte (1750-1791) fue un poeta canario (del Puerto de la Orotava) muy conocido por sus fábulas, de mucha más calidad que las de Samaniego. Pero fue más: fue músico, compositor de tonadillas y, sobre todo, poeta. Aquí tenéis tres pequeñas muestras.

EXTENSIÓN Y FAMA DEL OFICIO DE PUTA

No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado
aunque te llamen puta a boca llena,
que puta ha sido mucha gente buena
y millones de putas han reinado.

Dido fue puta de un audaz soldado
y Cleopatra a ser puta se condena
y el nombre de Lucrecia, que resuena,
no es tan honesto como se ha pensado;

esa de Rusia emperatriz famosa
que fue de los virotes centinela,
entre más de dos mil murió orgullosa;

y, pues todas lo dan tan sin cautela,
haz tú lo mismo, Nise vergonzosa;
que aquesto de honra y virgo es bagatela.

Lo mejor de su cuerpo.

RESPUESTA DE DON TOMÁS DE IRIARTE A UNA DAMA QUE LE PREGUNTÓ QUÉ ERA LO MEJOR QUE HALLABA EN SU CUERPO Con licencia, señora, de ese pelo que en rubias ondas llega a la cintura, y de esos ojos cuya travesura ardor infunde al pecho más de hielo; con licencia del talle, que es modelo propuesto por Cupido a la hermosura, y de esa grata voz cuya dulzura de un alma enamorada es el consuelo, juro que nada en tu persona he visto como el culo que tienes, soberano, grande, redondo, grueso, limpio, listo; culo fresco, suavísimo, lozano; culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!, para el mismo Pontífice romano.

¿Volverás mañana?

SEÑOR DON JUAN, QUEDITO, QUE ME ENFADO... Señor don Juan, quedito, que me enfado: besar la mano es mucho atrevimiento; abrazarme... don Juan, no lo consiento. Cosquillas... ay Juanito... ¿Y el pecado? Qué malos son los hombres... mas, cuidado, que me parece, Juan, que pasos siento... no es nadie..., despachemos un momento. ¡Ay, qué placer... tan dulce y regalado! Jesús, qué loca soy, quién lo creyera que con un hombre yo... siendo cristiana mas... que... de puro gusto... ¡ay... alma mía! Ay, qué vergüenza, vete... ¿aún tienes gana? Pues cuando tú lo pruebes otra vez... pero, Juanito, ¿volverás mañana?

El Triunfo de la Vida.

"El Triunfo de la Muerte" Pieter Brueghel "El Viejo" (hacia 1530-1569) Temple y óleo sobre tabla: 1,17 x 1,62 m. Escuela Flamenca S. XVI
Hace unos años fui a visitar a un pariente en un hospital. Había tenido un accidente de tráfico, se lastimó gravemente una rodilla y tuvo que ser operado. Sufriendo las carencias del Sistema Público de Salud lo “acomodaron” en el Pabellón de Oncología. A su lado había un anciano que estaba en una fase de la enfermedad muy avanzada y al que se vislumbraba un final cierto. Después de haber visitado unas cuantas veces a mi pariente, un día le pregunté al señor cortésmente cómo se encontraba. La respuesta del señor no la olvidaré jamás, me dijo: “¿Cómo voy a estar, hijo? Aquí, aguantando el tirón". Aquella persona era sabedora de su estado e intuía la cercanía de la muerte (como así fue). Pero la afrontaba con dignidad, mirándola ojos sin miedo. A pesar de estar postrado en una cama, moribundo, se me mostró altivo y lleno de lucidez. Irradiaba paz y tranquilidad. ¿Tendría su actitud algún efecto positivo en su estado? Estoy seguro de que sí.

El Orco.

«¡Ay! ¡Pobres de nosotros! ¡Qué poquita cosa es el hombre! ¡He aquí en qué pararemos todos nosotros cuando el Orco se nos lleve! ¡A vivir pues, mientras tengamos salud!»

miércoles, noviembre 1

El último viaje.

Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar A. Machado

Nearer, my God, to Thee

Hoy suena en La Arbonaida "Nearer, my God, to Thee". Cuenta la leyenda que, en los momentos finales del RMS Titanic, los ochos miembros de su orquesta, dirigidos por Wallace Hartley interpretaron este himno. Al principio lo interpretaron en el salón de primera clase, en un intento de aparentar normalidad. Posteriormente, en la cubierta de popa, mientras la gente esperaba impaciente para subir en alguno de los botes, en un último intento de salvar su vida. La Wallace Hartley Band no dejó de sonar en ningún momento, ni siquiera cuando era seguro que el buque se hundiría. Ningún músico sobrevivió al naufragio. La podéis ver y oir aquí.
La música ayudando a morir.

martes, octubre 31

Epitafio

«Aquí yace un famoso cardenal que hizo mucho bien y mucho mal; pero el bien lo hizo siempre mal y el mal lo hizo siempre bien.»
Cuentan las crónicas que, una vez muerto Richelieu, corrió por París este epitafio que, por supuesto, nunca se puso en su tumba. El cardenal Richelieu (1585-1642) fue secretario de la Reina de Austria, esposa de Luis XIII de Francia y luego valido del Rey. Ojalá cuando nos vayamos, dejemos buen recuerdo.