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miércoles, enero 5

Bienvenido, Mr. Li


«El viceprimer ministro de la República Popular China, Li Keqiang, y una delegación de hasta 50 empresas del gigante asiático son recibidos esta mañana por otras tantas compañías que conforman la elite del empresariado español, en un acto presidido por el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Al mediodía, el Rey recibirá a Li en La Zarzuela y también se reunirán con él los titulares de Exteriores, Trinidad Jiménez, e Industria, Miguel Sebastián. China y España firmarán 14 acuerdos -10 de ellos con empresas privadas- en sectores clave de la economía española, cuyo monto alcanzará los 5.650 millones de euros, según informa la agencia de noticias oficial Xinhua.»
Texto y foto:
ELPAÍS.COM



«Amigos Chinos, vienen a España gordos y sanos, viva el tronío de ese gran pueblo con poderío, olé Shangai, y Hainan, y viva Hushan, que no está mal, os recibimos amigos chinos con alegría, olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía...»

黎科僉歡迎您,朋友,西班牙

Temas relacionados: Bienvenido, Mr. Marshall

domingo, enero 2

Había una vez...

Once upon a time...

Quizás algún día mi hija cuente a sus hijos algo parecido a esto:

«Fue en 2011. Tenía yo nueve años cuando se prohibió fumar en los espacios públicos cerrados y en las cercanías de colegios, hospitales y parques infantiles. Hasta aquel momento era considerado "normal" estar en la barra de la cafetería y que otro cliente, a tres palmos de ti, encendiera un pitillo. Nadie preguntaba si molestaba o no, la máxima era: "Si no está prohibido, lo puedo hacer. Si está prohibido, pero no hay quien me multe, también".

Pero, no quedaba la cosa ahí, mi padre contaba que cuando él era niño se podía fumar en cualquier lugar: sólo estaba prohibido en las gasolineras y en las iglesias (en un caso por seguridad y en el otro porque a Dios nunca le cayeron bien los fumadores). Podías fumar en un autobús urbano atestado de gente, en el avión, en el tren, en el coche aunque llevaras a tus hijos, en El Corte Inglés mientras comprabas ropa, en una maternidad mientras veías a un recién nacido... Me contó que, incluso, en cierta ocasión un fontanero que había ido a su casa a arreglar un grifo se molestó cuando el abuelo le pidió que apagara el cigarrillo porque en casa no se fumaba y además había un bebé (era yo).... ¿te lo puedes creer? ¡¡¡el tipo aquel se molestó porque el dueño de la casa le pidió educadamente que no fumara!!!. Pero es que en los años anteriores fue aún peor, y sé que esto te resultará increíble: en los años ochenta del siglo pasado no era extraño que te atendiera un médico en la consulta mientras disfrutaba de un cigarrillo. Mientras mi abuela paría a tu tío-abuelo B. el médico que la atendía en el paritorio estuvo con un puro en la boca (encendido, claro). Eran años en que había mucha gente "enganchada" a aquello, y eso que a muchos les provocó enfermedades graves y, a otros, la muerte. Contaba el abuelo una imagen que le impresionó, la de un anciano traqueotomizado, fumando con avidez en la puerta del hospital en que estaba ingresado.
Lo cierto es que, durante muchos años, la venta de tabaco reportó grandes ingresos a las arcas públicas, incluso la asignación de los estancos (las tiendas donde se suministraba tabaco a los fumadores) estaba regulada por el gobierno. Algún político lumbreras (algo excepcional en aquellos años) hizo números y se dió cuenta de que, el dinero ingresado por los impuestos al tabaco, era menor que "el que costaban" luego los ciudadanos en bajas, enfermedades, medicinas (en aquellos años la sanidad era gratuita aún)... Y por eso se decidieron a acabar con el tabaquismo en la población, aunque de un modo "un poco relajado": en las cajetillas de tabaco las autoridades sanitarias avisaban de que el humo del tabaco provocaba enfermedades y a pesar de ello... no estaba prohibido que un padre fumara en casa delante de sus hijos... Pura hipocresía.

Y es que, hija mía, era muy rara la gente del siglo pasado... muy rara...»

Nota: Esto que voy a decir puede dañar gravemente mi imagen de "andaluz bocazas e impertinente", sin embargo... es la realidad. Las líneas que habéis leído anteriormente no está hechas para provocar a nadie, ni en general, ni en particular. No pretenden ser un "ataque" a los fumadores. Pero, fumadores o no, reconoced conmigo que algunas de las cosas que se cuentan en ese texto ya nos resultan increibles que ocurriera. Pero son ciertas. Cuando yo era un niño sólo estaba prohibido fumar dentro de una iglesia. Pensad en cualquier otro lugar, cualquiera... y allí se podía fumar. Fumador o no, supongo que cualquiera está dispuesto a tragarse su humo cuando a él o a ella le plazca.... ¿o no es así?


Fotografía: Once upon a time

martes, junio 22

Bendita convivencia

Bus Stop

Granada, 27 de Abril de 2010. Hora: 13:14 hrs. Parada número 285 del autobús urbano de Granada, en el Camino de Ronda.

En el banco situado bajo la marquesina de la parada (de menos de dos metros de longitud) hay dos personas sentadas: una chica joven y un atractivo cuarentón. Entre ambos queda espacio libre como para que se siente otra persona.

Llega a la parada una mujer de mediana edad, se sienta. Abre el bolso. Saca un paquete de 'Winston' y un mechero. Coge un cigarrillo y lo enciende.

En ese preciso momento, tanto la chica como el atractivo cuarentón se levantan del banco, alejándose prudentemente de la marquesina sin decir nada. La recién llegada queda sola, sentada en el banco, disfrutando de su cigarrillo sin, en apariencia, darse cuenta de nada.

En un futuro lejano, si algún día se promulgara una ley que prohibiera fumar bajo las marquesinas de autobús, probablemente esta señora se enfadaría. Hablaría de que un gobierno instransigente persigue a los fumadores "incluso en lugares al aire libre, como una marquesina de autobús". Hablaría de su libertad, de respeto hacia ella... y, seguramente... diría algo así como que "la ley genera un problema donde no lo hay, porque la convivencia entre fumadores y no fumadores siempre ha sido muy buena".

Y claro, ese día, esa señora no se acordará del 'Winston' que se fumó sola en la parada número 285 de los autobuses urbanos de Granada. Ni de aquellas dos personas que se levantaron para no "disfrutar con ella" del humo del cigarrillo que tan generosamente repartía...

Bendita convivencia.

Nota: La marquesina no es la que aparece ne la fotografía, pero es muy similar.

Fotografía: Bus Stop

miércoles, febrero 11

Concatenación

Cruzcampo fresquita
"Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servia un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo."
Autor: Charles Bukowski De: Women, 1978
Fotografía: Cruzcampo fresquita Autor: Landahlauts

miércoles, noviembre 22

Iconos caídos

Wayne McLaren y David McLean fueron dos de los actores que dieron vida al rudo vaquero de los anuncios de Marlboro que deambulaba a caballo por las llanuras de norteamérica, mientras disfrutaba del inigualable sabor de un cigarrillo.

Los primeros anuncios que se exhibieron con este personaje, el Cowboy de Marlboro, aumentaron las ventas de la marca, multiplicándose por treinta en un año.

Wayne McLaren murió de cáncer en 1992 después de quimioterapia y la extracción de un pulmón enfermo.

David McLean, su predecesor en los anuncios, también murió de cáncer en el año 1995.

En un reciente libro titulado "Las 101 personas más influyentes que nunca han vivido", aparece el cowboy de Marlboro en primer lugar. Todo ello a pesar de que, según piensan algunos, los cowboys ya no son lo que eran.

martes, mayo 16

Se admiten fumadores


He sido fumador hasta no hace muchos meses. No llevo la cuenta, pienso que hacerlo es síntoma de haber tenido una gran pérdida. Yo tuve una liberación, no por la dependencia, que no era mucha, más bien por lo absurdo que me sentía fumando. Aclaro esto pensando en que será lo primero que se plantee el lector de este comentario: "Este es un renegado del tabaco y se ha vuelto un intransigente con los fumadores". De todos modos, he de aclarar que siempre he procurado no tragarme otro humo que no fuera el mío y no hacer tragar a nadie mi humo. Conservo en esto la misma actitud que tenía de fumador.
Por ello, pienso que la Ley Anti-tabaco que entró en vigor en Enero de 2006 ha sido totalmente cobarde, un "quiero y no puedo". Algo con pinta de progresista y adelantado a su tiempo, pero totalmente insuficiente y de cara a la galería. Esperaba poder entrar en una cafetería y tomarme mi café sin tener que tragarme el humo de una minoría maleducada, empeñada en echarnos encima el humo de sus cigarrillos. Pero no, la ley deja en manos del propietario la decisión de permitir o no el consumo de tabaco en los locales de hostelería. La mayoría han optado por permitirlo.
Hablé de el con el dueño de una cafetería que conozco. Me dijo que sondeó entre sus clientes fumadores una posible prohibición de fumar en su cafetería y todos los fumadores le dijeron que buscarían otra cafetería donde no se les prohibiera fumar (tristemente, muchos eran médicos de un hospital cercano). A los que no fuman, supongo que no les preguntó, de todos modos llevan años tragando humos ajenos... su opinión no es relevante.
El caso es que, practicamente en todas las cafeterías y bares de mi ciudad, "se admiten fumadores". Y para colmo escuchas a los fumadores quejándose de que la ley coarta su libertad, que los margina...
Su libertad a cambio de mi salud. Curioso sentido de la libertad.