Parlamento de Andalucía
Estamos en el último empujón del debate sobre la denominada reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía, y lo que estamos viendo en Madrid sólo es un remedo de la traición que los políticos andaluces están consumando contra quienes les eligieron. La mayoría del Congreso de los Diputados está formada por andaluces, andaluces que están dispuestos a anteponer sus cortos intereses de partido a los intereses de Andalucía, y por supuesto a los intereses de España.
El asunto de la denominación de Andalucía que tanta tinta ha hecho correr no es ninguna tontería. Lo triste es que nadie ha mirado más allá de sus propias narices políticas a la hora de apostar por una u otra calificación.
Así, son ridículas las salvedades que pone el PP ante la expresión "realidad nacional" que aparece en el preámbulo, ya que en ese mismo texto la palabra "España" y "nación española" está presente casi tantas veces como "Andalucía", y por si fuera poco se ponen permanentes referencias a la Constitución y su contenido. Si a esto añadimos que los andaluces no son mayoritariamente independentistas, es un poco absurdo querer seguir colgando salvaguardas a la "unidad de la nación española" de nuestro Estatuto.
Pero no es menos absurdo escuchar al PSOE defender el término "realidad nacional", cuando no creen que Andalucía sea una nación. Si no es una nación, no puede ser una realidad nacional, ¿o es que las palabras están vacias de sentido?. Por si eso fuera poco, resulta que apuntan a que esta expresión, la de "realidad nacional", es del ex ministro de la UCD Manuel Clavero, cuando en realidad ya aparece en el Manifiesto Andalucista de Córdoba, firmado entre otros muchos por Blas Infante, y en el que se planteaba si no había llegado ya el momento de separarnos de España.
Más allá de esto es el rídiculo que hace IUCA. No saben ni qué quieren ni qué son, ni ellos ni Andalucía. Hablan de la "nación" con el único fin de asimilarnos a los niveles de autonomía que puedan tener Cataluña o Euskadi, pero no porque en realidad crean que Andalucía es una nación. Si resulta que están dispuestos a aceptar menos autogobierno que otros territorios con tal de mantener el pacto con el PSOE para que el PP se quede fuera, entonces a IUCA no le queda nada que defender.
Los del PSA acatan el concepto de "realidad nacional", que entiende que es mejor que nada. Los del PA quieren o "nación" o nada. En ambos casos sus argumentos tienen sentido, pero les pesa su estrategia electoral. El PSA que en las pasadas elecciones municipales no tenía ni un euro para campaña, en estas va de sobrao, y algunos nos preguntamos si el motivo no estará por ejemplo en su postura con el Estatuto, es decir, si el PSOE no está impulsándolo para que sea su apéndice. Respecto al PA, hay que decir que llega tarde -quizá demasiado tarde- a defender de modo radical su propia identidad política: el nacionalismo.
Ese es el panorama básico. Es cierto que hay más cosas, algunas tan importantes como la financiación y otras tan absurdas de incluir en un Estatuto autonómico como el testamento vital.
La financiación está sometida a los intereses del PSOE, y así no es raro encontrarse con que los socialistas estaban dispuestos a tratar con el sistema que les impusieran -si beneficia a Cataluña perjudica a Andalucía, es así de claro- pero necesitaban la coartada de otros partidos, y de ahí el juego con la identidad nacional andaluza.
No usan. Nos manosean.
¿Pero dónde está el debate en los medios de comunicación sobre la reforma del Estatuto? ¿dónde está aunque sólo sea en los medios públicos andaluces?
Ellos lo están haciendo allí, en Madrid, y todos reconocen públicamente que el texto que están elaborando allí, en Madrid, nada tiene que ver con el que salió de Andalucía. Y mira que el que salió de Sevilla era como para echarle de comer aparte.
Posturas ante el Estatuto Andaluz
De: Rafael M. Martos
Director del Diario de Almería