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lunes, agosto 1

El pescadero, James Horner y Pávlov

El chiringuito

Este año la opción para vacaciones fue la de "apartamento de alquiler", con sus pros y sus contras. El pescadero (sí, ¡aún hay venta ambulante de pescando!) venía todas las mañanas a la urbanización playera. ¿Que cómo avisaba de su llegada? En la furgoneta llevaba un megáfono y hacía sonar una insufrible versión midi de la canción de Celine Dion "My Heart Will Go On".

Por culpa de ese pescadero y de Iván Pávlov, a partir de ahora, el resto de mi vida, cada vez que escuche el tema de amor de Titanic, en lugar de emocionarme por un amor perdido en el fondo del océano, pensaré en las quisquillas y cigalas de Motril. Y sentiré un hambre atroz...

Fotografía: El Chiringuito
Autor: Landahlauts

martes, marzo 1

Rats flee a sinking ships


Wallace Hartley: Bien, llegó el final.
Músico -1-: Adiós, Wallace, buena suerte
Músico -2-:
Que Dios nos ayude
Músico -3-: Buena suerte, Wallace

Los músicos se van marchando. Wallace Hartley, el director de la pequeña orquesta, se queda solo en la cubierta. Con su violín omienza a interpretar "Nearer, My God To Thee". Al escucharlo, los músicos regresan, uno a uno, y se unen a la interpretación. La proa del barco continúa hundiéndose, inexorablemente, a la vez que se levanta la popa. Cuando la canción termina, el nivel del agua está a punto de engullirlos a todos. Wallace Hartley se vuelve hacia ellos y dice:

«Caballeros, ha sido un honor tocar con ustedes esta noche.»


Wallace Hartley: Right, That's it, then
Musician -1-: Goodbye, Wally, good luck
Musician -2-: Goodbye, Wallace
Musician -3-: Wo long, old chap

He remains behind and starts to play "Nearer, My God To Thee". One by one the band comes back and plays as the scenes change. when the tune finishes, the water is about to swallow them]

"Gentlemen. It has been a privilege playing with you tonight"


En el "mundo real" la situación es bien diferente. La realidad es que ningún músico regresa para seguir tocando con el director hasta el final. Todos corren despavoridos para salvar sus vidas y postular por su plaza, sabedores de que está a punto de quedar vacante. Lo triste es que estos músicos, los de la vida real, parecen no querer darse cuenta de que los supervivientes del TITANIC estamos ya muy cansados de su desafinada melodía.

+info: El debate sucesorio deshilacha al PSOE

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