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martes, febrero 16

Saudade

Volviendo de la era

«Oh! que saudades que tenho
Da aurora da minha vida,
Da minha infância querida
Que os anos não trazem mais!»
Casimiro de Abreu (1839-1860)
Poeta Brasileño

Fotografía: Volviendo de la era

martes, febrero 7

Andaluces de verdad

Un Andaluz

El artículo que reproduzco parcialmente a continuación apareció publicado en el nº 63, con fecha 5 de febrero de 1.919, en el semanario EL REGIONALISTA - Defensor de los Intereses Autonómicos de Andalucía.

Este semanario estaba editado por el Centro Andaluz de Sevilla. Apareció en la portada a toda plana y sin firma, a modo de Editorial. Es más que probable la autoría de D. Blas Infante. De todos modos, doctores tenemos en Andalucía (en este caso compartido con la Iglesia) e imagino que D. Enrique Iniesta Coullaut-Valera nos dirá pronto su cualificada opinión.

Este artículo es, además, especial para mí. Lo es por la persona gracias a la cual hemos podido rescatarlo y volver a leerlo. Se trata de mi gran amigo José María López Blánquez, ejemplo de esos ANDALUCES DE VERDAD que desinteresada y calladamente luchan por su País, en este caso con más mérito si cabe, ya que lo hace desde la distancia, desde el exilio económico. Allí ha sabido mantener la suficiente dignidad como persona para no ser nunca un xarnego y ser un Andaluz. Desde aquí un abrazo, amigo, y gracias.

LA PATRIA ESPAÑOLISTA
«Andaluces, sabedlo: El Estado español desprecia a nuestro país, actual inerte e imbecilizado por el tormento de la larga tragedia, recibe los puntapiés del señor con inconsciencia, mansedumbre e indignidad esclavas. ¡Pobre Andalucía!. ¡Ha perdido la dignidad y el valor que la libertad confiere!. Tiene la repugnante lealtad de un bufón servil, ¡Andalucía adula bajamente al Estado español, a la patria españolista!.
Andaluces cobardes y encanallecidos, sabedlo: Si el Estado español es España, fue España la que vino a arrebataros vuestra tierra nacional sumiéndoos en espantosa miseria: Fue ella quien vino a destruir aquellas arterias complicadas por donde discurría el agua que fecundaba vuestro suelo: fue ella la que arrasó los vergeles que recreaban a nuestros padres: la que castró nuestro espíritu, la que martirizó nuestro genio, la que destruyó nuestra civilización, la que enterró nuestra Historia. Fue ella la que expulsó de nuestro solar a millones de hermanos, dándoles a elegir en dilemas tremendos, entre el destino o el sometimiento a su baja moral: entre la muerte por inanición o la muerte por la espada, Andaluces: Si el Estado Centralista Español fue y es, como dicen sus sostenedores, la España viva, execrad esa sierpe de España. Renegad de ella. Ella apagó ese foco del Andalus cuya memoria es en nosotros, como el recuerdo nostálgico y luminoso de una novia muy amada muerta: cuya resurrección es esperanza de fuego que mantiene encendida nuestra eterna juventud en la peregrinación de nuestros cuerpos ya envejecidos que atisbando la aparición avanzan firmes en su peregrinación por la tierra: Renegad de esa España. Ella no resolverá el problema urgente de vuestra vida. Mantiene esclava vuestra tierra. Os niega el pan. En cuanto al espíritu, España no lo tiene. ¿Cómo podrá infundiros espíritu de vida la que por no tenerlo, lo mató en vosotros?. ¡España, España!... El extranjero lo dice. España es una negación de muerte. Para auscultar en España el latir de un original espíritu, han de venir a buscarlo en el espíritu agonizante y estigmatizado que la dominación de esa España dejara a Andalucía.
¡Qué tristeza! ¡Y aún hay andaluces españolistas!. Andaluces que ante las ansias libertadoras del pueblo catalán, gritan con inconsciencia imbécil! ¡La unidad de la patria!.
Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad; andaluces de verdad porque es este título expresivo de agobiadores sufrimientos: Andaluces de verdad porque constituís las clases más numerosas de la sociedad andaluza: Andaluces de verdad porque en las clases plutócratas e industriales andaluzas, la sangre de Andalucía no está pura como en las venas nuestras, sino que fue mezclada con la de extraña gente cuyos atavismos étnicos absorvieron la generosidad de la sangre nuestra.
Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad; noventa y cinco por 100 de la población de Andalucía: jornaleros, colonos, pequeños terratenientes, artesanos, sufrida clase media.
¿Porqué llamáis patria a esa España?. ¿Qué paternales desvelos tenéis a España que agradecer?»