Hace unos días, en el colegio de mis hijos (un centro privado concertado) se celebró "El Día del Centro". Es una festividad anual, un día especial en el que los padres acudimos al colegio con nuestros hijos: los niños y niñas preparan actuaciones musicales o teatrales, se entregan los premios de varias competiciones deportivas, hay talleres diversos donde puedes aprender a preparar esencias o a hacer un cesto de mimbre, así como otras actividades diversas (tiro con arco, castillos hinchables, mercadillo de libros de ocasión etc.). Es una magnífica iniciativa porque sirve para acercar el colegio a los padres y viceversa.
Este año la festividad del "Día del Centro" fue especial: todos los actos giraraban en torno a un tema común: la Edad Media. Así, los profesores iban vestidos de la época medieval, los niños actuaron disfrazados de caballeros y las niñas disfrazadas de damas. La música, buena parte de ella, era de época y el centro se revistió de papel kraft pintado por los alumnos y simulando las paredes y el interior de un castillo (quedó francamente bien).
Este año la festividad del "Día del Centro" fue especial: todos los actos giraraban en torno a un tema común: la Edad Media. Así, los profesores iban vestidos de la época medieval, los niños actuaron disfrazados de caballeros y las niñas disfrazadas de damas. La música, buena parte de ella, era de época y el centro se revistió de papel kraft pintado por los alumnos y simulando las paredes y el interior de un castillo (quedó francamente bien).
En unos murales, unas tablas cronológicas nos recordaban que en el 878 Wifredo el Velloso unificó el condado de Barcelona, que en 1412 los Trastámara ocuparon el trono aragonés, que en 1273 se creó la Mesta... o que el Carrillón Martillo era "un instrumento formado por varias campanas en forma de tulipa que se tocaba con un martillo". A su alrededor niños, niñas, profesores, profesoras y algún que otro papá y mamá vestidos de reyes, reinas, caballeros, frailes... Ni una sola referencia a la Andalucía Islámica, a Al-Andalus, ni un disfraz de califa, ni de almohade, ni una alcazaba, ni una mezquita, ni un poema de Ibn al-Jatib, ni una frase de Averroes, ni una nuba andalusí... nada.
Decididamente, la historia la escriben los vencedores. Así pues: