miércoles, junio 4

Baltimore

Fotografía: Baltimore Cityscape
Autor: neardc


Muy pronto, en La Arbonaida, ¿Baltimore?

Muy pronto, en La Arbonaida, H.L., M.D.

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martes, junio 3

Es de bien nacidos...



"Si os descuidáis, me la ponéis encima de la caja"

Así agradecía Sara Montiel, la actriz mexicana de origen manchego, el haber recibido Medalla de Oro de Castilla-La Mancha. Ya lo dice el refrán "Es de bien nacidos, ser agradecidos".

Ella lo ha agradecido... a su manera.

+Info: adn.es
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Vilnius


Fotografía: Vilnius. Cathedral
Autor: swamibu

Muy pronto, en La Arbonaida, ¿Vilnius?

Muy pronto, en La Arbonaida, H.L., M.D.

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lunes, junio 2

Consignas, ranas y chocolate

«La población de Birmania es capaz de superar este tipo de catástrofes naturales, incluso sin asistencia internacional. En este inicio de monzón, se pueden hallar grandes ranas comestibles en abundancia. Los habitantes pueden sobrevivir solos, aunque no reciban las tabletas de chocolate de la comunidad internacional.»
(Aparecido en The New Light of Myanmar, diario oficial de la junta birmana)
Seguro que, el autor de esta consigna, no va a llegar a conocer el sabor de las "grandes ranas comestibles". Y seguro que el chocolate, sí lo probará. Es más, puede que, incluso, se enriquezca vendiéndolo en el mercado negro. ¡Qué fácil es tener orgullo con el hambre ajena! Al final, siempre pierden los mismos.
+info: RIA Novosti Tags Blogalaxia: Tags Technorati:

domingo, junio 1

Firenze



Muy pronto, en La Arbonaida, ¿Florencia?

Muy pronto, en La Arbonaida, H.L., M.D.

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sábado, mayo 31

Tabaquismo

Tabaquismo Fotografía: Tabaquismo Autor: Landahlauts
«Papá, ¿qué tiene esa mujer en la mano?»
La pregunta de mi hija de siete años, tengo que reconocer, que me alegró. Me alegró el pensar que, por fin, esté naciendo una generación de niños y niñas que no tienen fumadores en su entorno más próximo y que desconocen qué es un cigarrillo y cuál es "su utilidad". Niños y niñas que serán adultos libres de una dependencia tan absurda. Aunque demasiado lentamente, parece que el problema del tabaquismo en el Estado español va mejorando. A pesar de que todavía hay que solventar errores graves por parte del legislador, como el de haber dejado la capacidad de decisión al dueño de un restaurante (por ejemplo) sobre si en su local se fuma o no. A pesar de que todavía haya quien contempla la opción de expandir su humo en presencia de otros como un ejercicio de libertad personal. También tenemos que cambiar muchas actitudes más relacionadas con la cortesía y la urbanidad que con la ley. Hay todavía una creencia extendida de que "como aquí se puede fumar... tus hijos y tú os tragáis el humo de mi cigarrillo". Esta es mi opinión, claro, y espero la vuestra al respecto. Sé que es un tema cargado de polémica así que... opinad, si os place.
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viernes, mayo 30

Eufemismos

Crisis?, What Crisis? 
¿Crisis? ¿Qué crisis? 

 Mejor lo llamamos... "cese temporal de la actividad económica" Más aséptico.

 Fotografía: Crisis? What Crisis?  
Autor: Landahlauts

jueves, mayo 29

Tirando de archivo

El final del día
Fotografía: El Final del Día Autor: Landahlauts
Lo escribí hace tiempo. Y apareció en La Arbonaida. Lo recordé y lo he rescatado para los que no lo leyeron en su momento:
«Había sido un día normal. Le gustaba, cuando estaba recién acostado, recapitular sobre todo lo que le había deparado el día. Pensaba que así recordaría mejor lo vivido. Era como visionar la cinta de vídeo del día, descartando lo intrascendental y fijando lo relevante. Además, así el sueño venía pronto. Hoy estaba tardando en entrar en calor, la cama estaba más fría que otros días. El invierno estaba siendo largo, gris y tedioso. Pronto llegaría la primavera y, tras ella, el verano, el sol, las vacaciones junto al mar... Se había levantado al amanecer, como siempre, para preparar los desayunos. Mientras Elena luchaba con los niños, él acababa de vestirse a toda prisa. Haberse mudado a esta casa tenía alguna molesta servidumbre: había que madrugar un poco más para bajar a los niños al cole e ir al trabajo. Alfacar no quedaba muy lejos de Granada, pero la carretera era una pequeña comarcal empinada y con muchas curvas. Elena siempre decía que eran demasiadas curvas. ¡Qué sabría ella..., ni siquiera tenía permiso de conducir¡. Llevaba años pensando en sacarselo, pero el miedo y la falta de tiempo se lo impedían. Sin embargo, Luis sabía que al final lo tendría, Elena era una persona muy constante y tenaz, era otra de las cosas que admiraba de ella. No entraba en calor. Pensó que mañana por la mañana, lo primero que haría sería subir el termostato de la calefacción. "Ahora no. Por no levantarme y bajar al sótano... prefiero aguantar", murmuró. Se escuchaba un ruido. Era un zumbido monótono y casi imperceptible, de esos que produce un aparato eléctrico. "Alguno de las panificadoras del pueblo", pensó. Los ruidos de pueblo llegaban algunas veces aquí arriba, dependiendo de como soplara el viento. Por lo demás, raramente se escuchaba algo. Vivían, prácticamente, en la Sierra de Huétor. Era difícil oir ruidos y menos aún de madrugada. De día, esporádicamente, la chiquillería de la urbanización aturdía con sus voces y sus carreras. Frío, decididamente tenía frío. Notó una humedad fría resbalando por el lóbulo de su oreja. La mañana había sido como todas: esa bendita monotonía, que odias cuando tienes y añoras cuando pierdes. Así debía de ser. Él era feliz, veía pasar el tiempo, pero sus sueños se iban cumpliendo: Elena, los niños, un trabajo que no era ni bueno ni bien pagado, pero le permitía tener tiempo para disfrutar de su escaso sueldo en compañía de los suyos. La juventud se había marchado. Lo confirmó el día que la chica del supermercado le hablo de usted. La añoraba, pero todo no se podía tener. Le animaba el que se sentía aún muy joven y muy vivo. Quizás por eso compró aquel coche, con muchos caballos y muchas siglas que ni él mismo sabía qué significaban, pero que tenía el nervio de un potrillo salvaje. Elena siempre decía que no era coche adecuado para una familia, que deberían de haber comprado un monovolumen. Que era un coche demasiado potente. Que siempre iba a demasiada velocidad, en especial por la carretera de Alfacar. ¡Qué sabría ella¡. Conocía esa carretera como la palma de su mano, cada curva, cada bache... podría haber subido con los ojos cerrados. Luis no era como esos domingueros estúpidos que iban los domingos a los merenderos: siempre suben con exasperante prudencia y luego, a media tarde, se dejan caer de modo temerario, animados por los efectos del mosto de Huétor. Luis controlaba. Sí, la verdad es que siempre bajaba y subía muy rápido, pero conocía esa carretera y un poco de riesgo nunca viene mal, le hacía sentir vivo y le descargaba de adrenalina. "Continúo con frío, y ese puñetero zumbido no cesa. Debería de levantarme y echar otra manta". De pronto, pensó en algo. Recordaba lo transcurrido durante el día perfectamente. Sin embargo, no recordaba la llegada a casa, a media tarde. A decir verdad... sus recuerdos se difuminaban en el camino de vuelta a casa. Quizás fuera por el sueño, que comenzaba a aparecer, como siempre. Se preguntó si no amanecería resfriado. El día había sido frío, pero la casa era cómoda y confortable. “Mañana amanecerá todo escarchado. Ahí fuera, en la Sierra, sí que hace frío”. El sueño lo vencía lentamente. Luis ignoraba algo. Fuera no estaba la Sierra y él no estaba en su dormitorio, ni reposaba en su confortable cama cubierto por el mullido edredón de plumas de oca. Se encontraba en un estrecho cubil de brillante acero inoxidable, cubierto por una gastada sábana, un pequeño ventilador introducía aire a una temperatura constante de 4 º C. Fuera de allí, una veintena de habitáculos como el suyo eran la decoración de toda una pared de aquel sótano. Un zumbido continuo, más intenso que el que llegaba hasta Luis, lo invadía todo. En la pequeña puerta de cada habitáculo, una etiqueta identificativa del contenido. La etiqueta de Luis rezaba así:
INSTITUTO ANATÓMICO-FORENSE NOMBRE: LUIS ALISEDA DE SOTO Atestado de Tráfico 2326-19/2006 Hora Programada de Autopsia: 10:30 hrs. A.M.»
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miércoles, mayo 28

El regalo de la vida

La Chopera

«Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños. Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: 'El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir'. No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada. Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.»


José de Sousa Saramago (1922-2010)
Escritor, periodista y dramaturgo portugués
"De cómo el personaje fue maestro y el autor su aprendiz"
Discurso ante la Academia Sueca - 7 de Diciembre de 1998

Fotografía: La Chopera
Autor: Landahlauts