El tiempo que tenemos no es corto; pero perdiendo mucho de él, hacemos que lo sea, y la vida es suficientemente larga para ejecutar en ella cosas grandes, si la empleáremos bien. Pero al que se le pasa en ocio y deleites, y no la ocupa en loables ejercicios, cuando le llega el último trance, conocemos que se le fue, sin que él haya entendido que caminaba.
Lo cierto es, que la vida que se nos dio no es breve; nosotros hacemos que lo sea, y que no somos pobres, sino pródigos en tiempo; sucediendo lo que a las grandes y reales riquezas, que si llegan a manos de dueños poco cuerdos, se disipan en un instante; y al contrario, las cortas y limitadas, entrando en poder de próvidos administradores, crecen con el uso.
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martes, octubre 9
viernes, junio 30
Séneca y la brevedad de la vida
"La Muerte de Séneca" de Jacques-Louis David
«La mayor parte de los mortales, oh Paulino, se queja de la malignidad de la Naturaleza, por habernos engendrado para un tiempo tan breve y porque este espacio de tiempo que se nos dio se escurre tan velozmente, tan rápidamente, de tal manera, que con excepción de muy pocos, a los restantes los destituye de la vida justo cuando para vivir se están preparando. Y no es sólo la turba y el vulgo imprudente que gimen de esto que creen un mal común; también este sentimiento ha provocado quejas de claros varones. De ahí viene aquella sentenciosa exclamación del príncipe de los médicos: La vida es breve; el arte largo.
(...)
No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho. Asaz larga es la vida y más que suficiente para consumar las más grandes empresas si se hiciera de ella buen uso; pero cuando se desperdicia en la disipación y en la negligencia; cuando a ninguna cosa buena se dedica, al empuje de la última hora inevitable sentimos que se nos ha ido aquella vida que no reparamos siquiera que anduviese. Y es así: no recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos; ni somos de ella indigentes, sino manirrotos.
Así como las riquezas, aun copiosas y regias, si vinieren a poder de un mal dueño, en un momento se disipan; pero confiadas a un buen administrador, aunque módicas, se acrecientan con su mismo uso, así también nuestra vida harto espaciosa para quien la dispone buenamente.»
(...)
No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho. Asaz larga es la vida y más que suficiente para consumar las más grandes empresas si se hiciera de ella buen uso; pero cuando se desperdicia en la disipación y en la negligencia; cuando a ninguna cosa buena se dedica, al empuje de la última hora inevitable sentimos que se nos ha ido aquella vida que no reparamos siquiera que anduviese. Y es así: no recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos; ni somos de ella indigentes, sino manirrotos.
Así como las riquezas, aun copiosas y regias, si vinieren a poder de un mal dueño, en un momento se disipan; pero confiadas a un buen administrador, aunque módicas, se acrecientan con su mismo uso, así también nuestra vida harto espaciosa para quien la dispone buenamente.»
Lucio A. Séneca (Siglo IV a. N.E.)
Filósofo Andaluz
Extraido de "De breuitate vita"
Filósofo Andaluz
Extraido de "De breuitate vita"
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