Hoy toca postre. Los roscos fritos son un plato importante dentro de la repostería andaluza de Semana Santa. Son muy sencillos de elaborar y duran mucho tiempo si se conservan (por ejemplo) en una olla tapada.
Ingredientes:
- 1 und. huevo
- 5 und. cucharada sopera de azúcar
- 3 und. cucharada sopera de leche
- 5 und. cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra
- 1 und. sobre levadura
- Ralladura de la cáscara de un limón
- Cáscara de un limón, evitando al pelarlo incluir la parte blanca.
- Harina de repostería
- Canela en polvo
- Azúcar
(Estas proporciones variarán proporcionalmente en función del huevo. Así, para dos huevos, por ejemplo, se duplicarán todos los ingredientes)
Implementación:
- Freímos la cáscara de limón en el aceite, evitando que se queme. Después, lo dejaremos enfriar completamente, retirando a continuación la cáscara, que desecharemos.
- Batimos en un lebrillo el huevo junto con el azúcar. Incorporaremos seguidamente la leche, el aceite frito y la ralladura del limón.
- En un recipiente aparte, tomaremos un poco de harina y la mezclaremos con la levadura.
- Seguidamente echaremos la mezcla harina-levadura en el lebrillo, con el resto de los ingredientes.
- Poco a poco, y mientras batimos, iremos añadiendo harina hasta que la masa se suelte y se despegue del lebrillo. Conviene no añadir demasiada harina: al hacerlo facilitaríamos la manipulación de la masa pero los roscos serían más duros. Amasaremos durante diez o quince minutos.
- Dejamos reposar la masa, tapándola con un paño de cocina.
- Ponemos a calentar una sartén media de aceite de oliva virgen extra. Cogeremos porciones similares de masa a las que daremos forma de rosco. Con una puntilla podemos hacer una ligera incisión en el perímetro exterior.
- Cuando el aceite esté caliente, pero antes de que humee, comenzaremos a echar roscos en él. Deben freir en abundante aceite, con una temperatura media, para que se haga bien por dentro sin quemarse por fuera.
- Al rato, les daremos la vuelta. Cuando estén frito por ambos lados, los colocaremos en un plato con papel de cocina debajo para que absorba el aceite sobrante.
- Antes de que enfríen los pasaremos por una mezcla de azúcar y canela (en una proporción, más o menos de 80% de azúcar y 20% de canela).
Dicen que no se deben de comer calientes porque sientan mal. Yo... jamás he podido evitar probarlos calientes... y creo que a vosotros os pasará igual.