Hace años practiqué atletismo: hacía carrera de larga distancia (fondo). Puede parecer presuntuoso pero, el atletismo me dió mucho, batante más que una lesión permanente de cuádriceps femoral de la rodilla izquierda. Tanto que, creo que incluso mereció la pena ese cuádriceps "estropeado".
Del atletismo aprendí autocontrol, disciplina, a esforzarme, a vencer mi pereza, a soportar el cansancio, el sufrimiento, la sed, el dolor, a ser constante, a hacer frente a la adversidad, aprendí a aceptar la derrota, a reconocer que hay otros (muchos) mejores que yo...
Corriendo día tras día, con lluvia o calor, hora tras hora, lloré de felicidad, de dolor, de aburrimiento, levanté los brazos en señal de victoria y otras muchas los bajé en señal de derrota...
Desde que soy padre, he tratado de infundir en mis hijos el amor por el deporte y, además, he pretendido que tomaran a los deportistas como referentes, aprendiendo a valorar y reconocer el trabajo de aquellos que suben a un podio gracias a su constancia, trabajo y sacrificio.
Frecuentemente, cuando leo o escucho que algún "deportista" de élite se ha dopado o ha utilizado un método ilegal para estar en lo más alto, siento por ellos el más grande de los desprecios. Como deportistas y como personas. Ellos y ellas a los que, en muchos casos, hemos querido poner como modelo a seguir ante nuestros hijos, acaban transformándose en la más ínfima mota de polvo, en la más despreciable de las escorias. Y, si además, tratan de justificar con absurdas excusas sus "positivos" en los análisis... acaban resultando tristemente patéticos.
Hace años me ecantaba ver por televisión el Tour, el Giro, la Vuelta... porque siempre pensé que el ciclismo tenía el valor añadido del trabajo en equipo. A causa de toda la podredumbre que brotó de muchos de sus "deportistas de élite", acabó siendo para mi un penoso espectáculo de presuntos tramposos bien pagados montados en bicicleta. Para colmo, en el deporte profesional en el Estado español, nunca han sabido expulsar apropiadamente a los "garbanzos negros" extendiendo así la sombra de la duda sobre todos: tramposos y no tramposos.
De un tiempo a acá parece que el atletismo ha empezado el mismo camino que ya tuvo el ciclismo... lástima.