Hace unos días, nació en Polonia una niña con una tasa de alcohol de 1,9 gramos por litro de sangre, después de que su madre, de 29 años y alcohólica, acudiese en estado de embriaguez al hospital de Dabrowia Górnicza (sur del país) para dar a luz.
La pequeña, que pesaba al nacer 2,300 kilos, permanece en la incubadora en situación muy grave, mientras que la madre todavía mantenía cinco horas después del parto un índice de alcohol en sangre de 1,5 gramos por litro.
«No sabía que beber era malo». Esas fueron las declaraciones de la madre cuando fue interrogada sobre el suceso, poco antes de pasar a disposición judicial.
Su hija sí va a tener oportunidad de saber que beber es malo: estos niños suelen sufrir el llamado síndrome del alcoholismo fetal y puede presentar retrasos en el crecimiento, tendencia a sufrir epilepsia, anormalidades faciales y problemas de aprendizaje y comportamiento.
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