Con estos mismos labios que ha de comer la tierra,
te beso limpiamente los mínimos cabellos
que hacen anillos de ébano, minúsculos y bellos,
en tu cuello, lo mismo que el pinar en la sierra.
Te muerdo con los dientes, te hiero en esta guerra
de amor en que enloquezco. Sangras. Y pongo sellos
a las heridas tibias, con besos, besos....Ellos
que han de quedar comidos, mordidos por la tierra.
Tal ímpetu me come las entrañas, que sorbo
tu carne palmo a palmo, cerco de llama el sexo,
te devoro a caricias, y a besos, y a mordiscos.
Ni la muerte, ni el ansia, ni el tiempo son estorbo.
El abrazo es lo mismo si cóncavo o convexo,
y yo soy un cordero que trisca en tus apriscos.
te beso limpiamente los mínimos cabellos
que hacen anillos de ébano, minúsculos y bellos,
en tu cuello, lo mismo que el pinar en la sierra.
Te muerdo con los dientes, te hiero en esta guerra
de amor en que enloquezco. Sangras. Y pongo sellos
a las heridas tibias, con besos, besos....Ellos
que han de quedar comidos, mordidos por la tierra.
Tal ímpetu me come las entrañas, que sorbo
tu carne palmo a palmo, cerco de llama el sexo,
te devoro a caricias, y a besos, y a mordiscos.
Ni la muerte, ni el ansia, ni el tiempo son estorbo.
El abrazo es lo mismo si cóncavo o convexo,
y yo soy un cordero que trisca en tus apriscos.
Cargado originalmente por Numismatic
5 comentarios:
Habiendo hablado, hace unos días, de Martín Recuerda... resultaba inevitable traer a La Arbonaida a su gran amigo: Antonio Carvajal.
Al carajus la dieta...¡ay!
Una poesía preciosa, de verdad.
Habrá que investigar más a este autor.
Un saludo
Que lindo irse que tiene esta mujer.
Muy buena.
Me gusta. Buscaré información sobre él. Gracias por compartirlo.
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