martes, septiembre 9

El Barranco del Padre Nuestro

Ayer tarde fuimos a coger moras con los niños. Estuvimos en Víznar, una localidad de la Comarca de la Vega (en las estribaciones de la Sierra de la Alfaguara). Aparqué a la salida del pueblo, donde se ubicaban Las Colonias y el antiguo molino sobre la Acequia de Aynadamar (la Fuente del las Lágrimas). Y paseamos por aquella carretera que transcurre entre Víznar y Alfacar mientras hurgábamos en los zarzales en busca de sus frutos. Es una carretera muy concurrida en las tardes de verano: cuando cae el sol y comienza a hacer fresco se llena de gente paseando, corriendo y en bicicleta. Caminamos hasta las proximidades del barranco, unos metros antes, nos dimos la vuelta. No quisimos llegar allí.

Barranco de Víznar

Durante el camino de vuelta al coche, comenzamos a hablar con unas mujeres. Eran dos vizneras que paseaban por aquella carretera. La conversación giró en torno al barranco. Nos contaron que ellas, como mucha gente de Víznar, lo llamaban el Barranco del Padre Nuestro, porque sus padres les habían enseñado, desde niños, a rezar cada vez que pasaban por sus inmediaciones. Nos contaron como durante la guerra sus familias fueron obligados a acoger y alimentar a los sicarios del Capitán Nestares (José María Nestares Cuéllar) en sus hogares. Nos contaron historias sobre familias rotas: padres y dos hijos, padres y tíos, padre y madre... Nos dijeron como Las Colonias, el campamento para los niños que había a las afueras del pueblo, fue el corredor de la muerte de muchos desgraciados. Nos contaron sobre la ley de silencio que cubrió lo sucedido en aquel Barranco durante muchos años. Nos contaron como Blas (el de La Casita de Papel, junto a Las Colonias) fue obligado a marcharse del pueblo después de que hablara sobre el barranco con un escritor de acento extranjero (Ian Gibson), uno muy interesado en un poeta fusilado allí. Nos contaron la vergüenza que les supuso, durante muchos años, salir del pueblo y, al mencionar el lugar de nacimiento, soportar que los relacionaran con aquel barranco, como si fueras cómplice de lo ocurrido. Y entonces me di cuenta de que los 72 años no han curado nada. Porque ninguna herida se cura cubriéndola, sin más. Me di cuenta de que en aquel Barranco de Víznar hay cuatro mil asesinados que piden justicia o, al menos, un lugar digno donde sus familiares puedan honrar su memoria. Me di cuenta de que aquel pueblo merecía deshacerse del estigma que los señala como un pueblo cómplice de muerte. Me di cuenta que, por mucha tierra que se eche encima de aquel barranco, seguirá rezumando sangre: la sangre de los inocentes.

La Luna sobre el Barranco de Víznar

Hoy vengo contado una historia que a muchos les parecerá vieja, muy oída, repetida. Una historia que algunos piensan que es mejor dejarla como está. Pero, yo no puedo: en aquel barranco hay cuatro mil inocentes que piden justicia. Al despedirme de aquellas mujeres, cuando ya había caído la noche y la luna nos iluminaba... yo escuché sus voces. Y todavía resuenan en mi cabeza. Y, si te fijas, ahora probablemente también resuenen en la tuya.

Fotografía 1: Barranco de Víznar  

24 comentarios:

JP dijo...

"Cuando en 1.983 cayó la Dictadura Militar en Argentina .
Nos dijeron que nunca debíamos mirar atrás .
Sí, hubo injusticias.
Sí, se cometieron errores.
Pero si mirábamos atrás el dolor no cesaría , las heridas nunca cicatrizarían .
Nos dijeron que nunca deberíamos mirar atrás .
Pero hay que mirar atrás .
Tenemos el deber sagrado de mirar atrás"
Del Guión de la Película "Imagining Argentina"
Un abrazo .

Violeta dijo...

Absolutamente de acuerdo, nadie puede olvidar las injusticias y crímenes; no hay derecho a ser feliz mientras queden impunes y menos aún, ocultas.
Gracias por contar esta historia. Yo, no la conocía. Ahora como dices, las voces se unirán a otras muchas en mi cansada cabeza.

Más claro, agua dijo...

Cierto, Landa. No es una historia vieja. Lo será cuando todo esté en su sitio, cuando todos (los muertos y sus familiares) puedan descansar en paz...

Me entran escalofríos imaginando el eco que puede devolver ese barranco...

Gracias por compartir esta historia.

Novicia Dalila dijo...

Hay que escuchar a los mayores, ellos pueden contarnos en primera persona, como si lo estuvieran viendo en ese instante, lo que los libros sólo narran.
Hay que aprovechar que todavía quedan testigos vivos de estos acontecimientos. Es una suerte poder aún contar con algunos de ellos.

Un beso Lan

Marta Arrufat dijo...

Me acabas de poner los pelos como escarpias. Que historia y qué importante es que la cuentes, porque aunque supones es vieja, yo no la conozco al igual que no la conoecn muchas personas que te visitan. Es necesario que personas como tú, a las que le gusta contar acontecimientos ocurridos, escriban acerca de esta injusticias porque nos recuerdan la sangre derramada de inocentes y eso no debemos olvidarlo jamás.

Anónimo dijo...

Maravillosa entrada.
De verdad.

Anónimo dijo...

Por cierto ke hasta ke no se va al sitio no se entiende lo de "Barranco". Ke vértigo, mare.

Luna Carmesi dijo...

Malas herencias...

Pero es que las heridas sin curar bien pueden abrirse...

Un beso.

LOLA GRACIA dijo...

Qué historia...vaya. Has conseguido colocar tus entradicas..? espero que sí, besos

Anónimo dijo...

Yo ya escuchaba esas voces porque alli está mi abuelo. Gracias por acordarte de ellos y no solo de Lorca.

Edurne dijo...

Joder, Landa! Acabo de comer y creo que se me ha cortado la digestión...!
Es la forma en que lo has contado, que saber... sabemos, pero, no sé, se me ha erizado el bello!
Y pensar que todavía hay quien no quiere que se sepa nada más, que se busque a nadie más...!
Ya lo creo que sus voces están clamando por aquí, a mi alrededor también!
Leí el otro día en El País unos testimonios de hijos y nietos que buscan a sus seres queridos, y la verdad, me puse a llorar.
Yo me salvé de tener a mis dos abuelos en esas circunstancias: muertos o desaparecidos... Y por puritito milagro, tanto con el uno, como con el otro, con mi abuelo castellano y mi aitite vasco... y es que los milagros, a veces también existen!

conefe dijo...

Víznar, y su entorno, es un lugar precioso, fresquito en verano, que por su buenos manantiales de agua hacen el pan más sabroso de las cercanías de Granada (junto con Alfacar). Sus gentes son amables e inocentes de que aquel "Barranco del Padre Nuestro" se haya convertido en un osario puesto en boca de todo el mundo por unos acontecimientos abominables y criminosos, y que deben dar luz a las demandas de todos los ciudadanos que quieren quitar la etiqueta "desaparecido" a su familiar.

bornne dijo...

La única manera de que los muertos recuperen sus nombres es con la voz de los vivos.

Felicidades por esta entrada, Landahlauts.

pon dijo...

Podrán descansar en paz cuando recuperen su nombre y su lucha sea reconocida. Va siendo tiempo de abrir la herida, limpiar de pus y cicatrizar. Va siendo hora.

Uno dijo...

Hace unos días leí en un blog una entrada de signo totalmente distinto. Básicamente se quejaba de estar harto de tanto oir hablar de guerra y pasado. Me indigno. Quien quiere no ver, quien rehuye la verdad, es porque la teme.

La verdad tiene que salir a la luz, esas historias ocultadas o censuradas se tienen que conocer. Fue una guerra cruel como todas, con injusticias y victimas a ambos lados, pero unos han tenido mucho tiempo para recuperar, llorar y honrar a sus muerto, mientras otras siguen esperando y ni siquiera pudieron hacer publico su dolor.

Ojala, esa espera acabe pronto.

Muy acertada la entrada, Landalhauts.

Saludos

senses and nonsenses dijo...

no, no se ha curado nada. hoy me duele más que nunca, y la actitud ninguneadora de una parte de la sociedad, incluso de la que se llama "progre".
hasta que no desaparezca nuestra generación habrá heridas abiertas, no ha pasado demasiado tiempo para que cicatrice. ...aunque cueste creerlo, y 72 años parezca una eternidad.

un fuerte abrazo.

Luna Azul dijo...

Hola landahlauts, no es nada viejo, es la historia de nuestras familias y, eso no creo que deba olvidarse.
Podía bien ser uno de ellos mi abuelo paterno que se salvó de puro milagro. ¿Por qué tener miedo a la verdad?
Buena entrada y magníficamente redactada como las que has ido poniendo en mi ausencia.
Ya pasado mi "síndrome post-vacacional" estoy al día contigo.
Un abrazo y seguiremos leyendo.

Sintagma in Blue dijo...

sí, resuenan.

Edurne dijo...

Glup! Vengo a hacer una autocorección: VELLO por BELLO!
Sorry, parkatu... mil perdones!
La B y la V están pegaditas en el teclado, y yo corro por él.. no miro y luego...pasa lo que pasa!
Qué borgoña, mamma mía, una maestra ciruela como yo y cometiendo tal desatino ortográfico! jajajaja!
Bello... será pues no sé, un Paul Newman (pobrecito mío), pero un pelillo (de pelillos a la mar) es un vello y nomás!
He dicho! y flagsflgassss (me flagelo)! Jajajaja!

Landahlauts dijo...

JP y Violeta Romero:
Allí, en Centroamérica y en Sudamérica también tuvisteis muchas historias parecidas. Y también se tienen que saber. Quizás en Argentina vayan por buen camino, mejor que aquí... sin duda.

Lola:
Sí!! hoy lo cuento en un post.

Cristina S.:
Lorca está allí, pero no es el único. En este caso, en esta entrada, no pretendía acordarme sólo de él. Hay tantos... Un abrazo.

Edurne:
Vi lo de tu bello vello e imaginé que había sido un lapsus. Tengo yo tantos de esos...

Muchas gracias a todos y a todas por vuestras palabras.

Anónimo dijo...

Y es un sitio con unas vistas preciosas!! Es un contraste estremecedor.

Buenaventura dijo...

Lamentablemente hay muchos lugares como este. La pena y la tristeza de esas almas y de sus familias siempre están en el mismo lado, y curiosamente, las del bando contrario son las que no quieren que los fallecidos tenga un entierro digno, como marca la religión que siguen. Es triste, es cierto, pero no por eso debemos enterrar nuestros pensamientos ni nuestras esperanzas, ya hay demasiados cadáveres en esa situación.

Y como muchos otros comentarios, discrepo contigo de que sea una historia vieja y repetida. Además mis más sincera enhorabuena por esta entrada tan "sentía"

Juan Duque Oliva dijo...

pelos de punta

Juan Duque Oliva dijo...

pelos de punta