
Hay enfermedades que, si bien no son graves, pueden crear muchos problemas a quienes las padecen. Problemas, incluso, en la relación social.
Imaginad esta situación desde el punto de vista del protagonista (real, por otro lado): sois director/a de una sucursal bancaria; vuestro trabajo tiene mucho de "relaciones públicas", tenéis que visitar clientes o posibles clientes, atenderlos en el despacho, firmar documentos continuamente, etc.
Hasta aquí, todo normal.
Ahora, imaginad que os sudan las manos. Sí... que os sudan las manos. Pero no un poco, o cuando hace mucho calor... no, imaginad que las tenéis siempre sudorosas, húmedas y frías por la evaporación de ese sudor. Imaginad que cuando firmáis un documento, debéis de poner un pañuelo de papel como secante en la parte de vuestra mano que está en contacto con el documento. Imaginad la cara de la mayoría de las personas cada vez que le dáis la mano: entre sorpresa y asco contenido. Imaginad la sensación que da ver a un director de un banco con el pañuelo secándose constantemente las manos... Imaginad a esas manos amando al ser querido...
¿Difícil, verdad? Os he puesto ese ejemplo por se un caso que conocí en realidad y que, me resultó muy curioso. Pero, puestos a imaginar, podríamos situar a nuestro protagonista en otro puesto de trabajo, por ejemplo, manipulando alimentos... o de médicos/as...
Esta enfermedad se llama hiperhidrosis palmaria y se produce como respuesta a un estímulo de ansiedad, el sudor no tiene aquí la función de regular la temperatura (su función normal, la termorreguladora) sino que surge como respuesta a estímulos emocionales.
Es una enfermedad hereditaria, puede ir asociada también al rubor facial (ponerse colorado/a) y se manifiesta en un 1 % de la población, llegando al 3 % en el Sureste Asiático. Puede verse acompañada de tensiones musculares y migrañas frecuentes.
Las personas que sufren esta enfermedad pueden verse muy afectados en el ámbito social y en el profesional, así como en su autoestima.
En esta sociedad, en la que tan importante es la imagen, es algo más grave de lo que en principio podríamos suponer. Algo que, pareciendo una bobada, no lo es: ni en el número de personas que lo padecen ni en su gravedad.