Aquel día me encontraba en la segunda planta de uno de esos edificios oficiales cuando, a la hora de salir, decidí bajar por la escalera en lugar de usar el ascensor (respetuoso con el medio ambiente que es uno). Lo cierto es que, en un momento dado, me despisté (algo frecuente en mi) y no era capaz de encontrar la salida. Ni salida, ni escaleras, ni ascensor, ni empleado público alguno que me pudiera ayudar... y allí estaba flotando yo en ese universo paralelo de los edificios oficiales del consistorio granadino. Me angustié: ¿lograría salir de allí? ¿moriría exhausto acurrucado junto a una antigua fotocopiadora estropeada? ¿vagaría mi alma por los pasillos de aquel lugar hasta el fin de los tiempos?
Y desesperado, buscando una indicación, un camino de salida, y ya con los primeros síntomas de un ataque de ansiedad... me topé con esto:
No abrí esa puerta, ya que mi mayor preocupación en aquel momento era ver la luz de la calle. Pero, os aseguro, os juro, que algún día me armaré de valor y volveré a ese lugar sólo para abrir esa puerta saber qué es y qué se esconde en una "sala de evacuación horizontal".
A Dior pongo por testigo...
Fotografía: Sala de Evacuación Horizontal
Autor: Landahlauts