Aviso previo: antes de sacar alguna conclusión apresurada, o de llegar a sentirte molesto o insultado por lo que leas a continuación, sería recomendable llegar hasta el final de esta entrada. Si gustas... claro.
A vosotros, queridos lectores, queridas lectoras, os lo puedo decir con sinceridad: detesto profundamente bañarme vestido. Considero que un bañador es, por su propia naturaleza, un "invento" inútil, un insulto a la inteligencia. Y si no, pensadlo fríamente: nos cubrimos con unas ropas para introducirnos en el agua; unas ropas que, después del baño, permanecerán húmedas y pegadas a nuestro cuerpo durante bastante tiempo. Unas ropas que, además, dejarán sin broncear aquellas partes del cuerpo que cubren (como "daño colateral"). ¿Hay algún atisbo de sentido común al proceder así?.
Por eso considero que las personas que usan el bañador demuestran, al vestirlo, que son unos mojigatos acomplejados, llenos de un recato trasnochado que les viene impuesto por unas disposiciones religiosas y morales que son añejas e hipócritas. Pero es que, además, son víctimas de una sociedad de consumo que les obliga a renovar cada temporada sus prendas de baño si no quieren "estar pasados de moda" en la playita.
Pero... ¿y ellas?, ¿y las mujeres?. ¿Cómo es posible que unas mujeres "normales", que viven en el siglo XXI, cultas y con estudios (en muchos casos), ciudadanas de un país democrático, puedan someterse a una imposición de este tipo?. ¿Cómo son capaces de soportarlo sin rebelarse? ¿Dónde queda su libertad de elegir, de decidir por ellas mismas? ¿Dónde queda, con su sumisión, la lucha de generaciones por liberar a la mujer?
Pero yo lo tengo claro: si alguna vez tuviera capacidad de decidir, si "mandase", prohibiría de modo tajante el uso del bañador y del biquini (o de cualquier tipo de prenda análoga) en espacios públicos: tanto en playas, como en piscinas. Y sería una ley de obligado complimiento para hombres, mujeres, niños y niñas. Todos habrían de permanecer completamente desnudos en esos lugares.
¡¡Ya está bien!!! ¡Liberemos a nuestros conciudadanos de la tiranía de la licra húmeda!
Sólo así, ellos y ellas se verían desvinculados de una moral arcaica impuesta por una sociedad opresiva y carcunda, por unos maridos con una actitud paternalista, por unos padres que contaminan las mentes infantiles con absurdas leyes antinaturales, por una religión machista y opresora...
Y vosotros ¿verdad que si dependiera de vosotros...
... haríais lo mismo?
Pues eso, queridos y queridas: seamos razonables, no es lógico que impongamos nuestra visión de lo que es púdico o impúdico a los demás. El sentido del recato y de la vergüenza es muy personal y enormemente variable de unas personas a otras. Incluso entre aquellas que viven en una misma sociedad y en un mismo tiempo.
Y todos ellos merecen ser respetados, sin imposiciones.
Por eso considero que las personas que usan el bañador demuestran, al vestirlo, que son unos mojigatos acomplejados, llenos de un recato trasnochado que les viene impuesto por unas disposiciones religiosas y morales que son añejas e hipócritas. Pero es que, además, son víctimas de una sociedad de consumo que les obliga a renovar cada temporada sus prendas de baño si no quieren "estar pasados de moda" en la playita.
Pero... ¿y ellas?, ¿y las mujeres?. ¿Cómo es posible que unas mujeres "normales", que viven en el siglo XXI, cultas y con estudios (en muchos casos), ciudadanas de un país democrático, puedan someterse a una imposición de este tipo?. ¿Cómo son capaces de soportarlo sin rebelarse? ¿Dónde queda su libertad de elegir, de decidir por ellas mismas? ¿Dónde queda, con su sumisión, la lucha de generaciones por liberar a la mujer?
Pero yo lo tengo claro: si alguna vez tuviera capacidad de decidir, si "mandase", prohibiría de modo tajante el uso del bañador y del biquini (o de cualquier tipo de prenda análoga) en espacios públicos: tanto en playas, como en piscinas. Y sería una ley de obligado complimiento para hombres, mujeres, niños y niñas. Todos habrían de permanecer completamente desnudos en esos lugares.
¡¡Ya está bien!!! ¡Liberemos a nuestros conciudadanos de la tiranía de la licra húmeda!
Sólo así, ellos y ellas se verían desvinculados de una moral arcaica impuesta por una sociedad opresiva y carcunda, por unos maridos con una actitud paternalista, por unos padres que contaminan las mentes infantiles con absurdas leyes antinaturales, por una religión machista y opresora...
Y vosotros ¿verdad que si dependiera de vosotros...
... haríais lo mismo?
Pues eso, queridos y queridas: seamos razonables, no es lógico que impongamos nuestra visión de lo que es púdico o impúdico a los demás. El sentido del recato y de la vergüenza es muy personal y enormemente variable de unas personas a otras. Incluso entre aquellas que viven en una misma sociedad y en un mismo tiempo.
Y todos ellos merecen ser respetados, sin imposiciones.
Fotografía -1-: Benalnatura
Fotografía -2-: حِجَاب
Autor: Landahlauts