Cuando se va a París, uno de los lugares que, inevitablemente, visitan los turistas es la Cathédrale Notre Dame de Paris (la Catedral de Nuestra Señora de París). Yo, no tenía intención de saltarme esa tradición y... estuve:
Fue impresionante. Todo aquello que ilustraba mis antiguos libros de Historia del Arte en policromía, en arquitectura, en escultura... todo eso estaba allí.
Delante de mis ojos.
Pero no era la única "Notre Dame" que quería ver. Desde antes de comenzar mi viaje llevaba en la cabeza la idea de acudir visitar a la otra "Notre Dame" que descansa en París. Una tarde, me arreglé, me perfumé... y fui a a verla:
Y allí estaba, Nuestra Señora María Callas. Lástima que un gran número de descerebrados prefieran (en lugar de llevar una flor o rezar una oración) escribir sobre la tumba a modo de reconocimiento y homenaje.
Allí estaban las palabras de la esposa que agradecía a María Callas «como hacía "bibrar" a su Manel» o aquella más inspirada pero igualmente irrespetuosas que decía "por tu vida y por lo que has dado a la nuestra"...
Algo parecido le ocurría a la tumba de Oscar Wilde (cubierta de marcas de carmín)
o la de Jim Morrison (esta última protegida con vallas y con circuito de televisión para evitar estos actos vandálicos).
Ya sé que habrá a quien le parezca raro este "turismo de cementerios". Todo aquel que sea de esa opinión... quizás debería echarle un vistazo al siguiente enlace para hacerse una idea de porqué el Cementerio de Pere Lachaise recibe cerca de dos millones de visitas al año:
Fotografías:
Autor: Landahlauts