El tiempo pone a cada uno en su lugar. Bueno, y también a cada cosa en su lugar. Eso fue lo que pensé al leer el siguiente artículo en ELPAÍS.com:
«El partido de extrema derecha francés, Frente Nacional (FN), está vendiendo su sede a una universidad de Shangai, ha anunciado el presidente de dicha formación política, Jean-Marie Le Pen. "Hemos firmado una promesa de venta con una universidad de Shangai", declaró Le Pen a la publicación semanal francesa l'Express.»
Simplificando, con un poco de mala uva, y queriendo buscar un titular sensacionalista, podríamos decir que:
"El traidor Le Pen vende parte del patrimonio de Francia a una universidad de la China comunista"
Le Pen, ese hombre. Ese ejemplo de lucidez, precursor de la Europa Blanca, pesadilla de inmigrantes... aquel que recomendó la masturbación a las mujeres como método anticonceptivo. Ese hombre... ha vendido una parcela de Francia al mejor postor, en este caso al invasor chino.
Seguramente el "señor" Le Pen tratará de evitar el mal rato de extender la mano para que los chinos le suelten el talón de 15 millones de Euros. Preferirá, sin duda, cobrar mediante la asepséptica transferencia bancaria: evitando así la humillación y el contacto físico con el invasor amarillo. Eso sí, la transferencia habrá de hacerse, obligatoriamente, o a la Société Générale o al BNP Paribas... que para eso son bancos de su amada Francia.
Lo dicho, el tiempo pone a cada cosa en su lugarFotografía: Fantoccio
Autor: Landahlauts