En más de una ocasión, cuando he visto que se homenajeaba a una persona relevante por su trayectoria profesional o vital, una vez fallecida, he pensado: "¿Y no sería mejor que los premios, los reconocimientos... los hubiera recibido en vida?
¿A que vosotros/as también lo habéis pensado alguna vez? Parecería lo más lógico ya que así, la persona objeto del homenaje, tendría la satisfacción personal de ver el reconocimiento de su conciudadanos a su trayectoria.
Claro que...
... luego lo piensas mejor... y ves que casi es mejor esperar a que el homenajeado muera antes de encargar la placa, el reloj grabado y el ágape...
«El atleta Paquillo Fernández ha informado a las autoridades deportivas de la comisión de una infracción de las normas antidopaje, al haber estado en posesión de sustancias prohibidas. El atleta ha reconocido los hechos también ante las autoridades policiales, sin haberse iniciado un proceso sancionador en su contra, y de manera totalmente voluntaria.»
El Pabellón Paquillo Fernández, perteneciente al Patronato Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Granada, se encuentra en la calle Albondón de nuestra ciudad. Y, visto lo visto, y a pesar de que aún no hay una sentencia firme... no parece que su nombre luzca especialmente brillante en un pabellón deportivo municipal.
El asunto vendría a ser algo así como si, en Catalunya, tuvieran alguna calle dedicada, o un busto, a
Fèlix Millet y Jordi Montull... como que no, ¿verdad?
Así que ¿homenajes?... sí, pero cuando el homenajeado duerma ya "el sueño de los justos" y podamos ver su trayectoria con cierta distancia y algo de imparcialidad...
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Autor: Landahlauts