Hoy traigo dos a La Arbonaida dos sucesos recientes para hacernos pensar. Poco hay en común entre ellos, excepto el fanatismo y la intransigencia.
El primero es de ámbito local. Hace unos días se inauguró una "exposición de escultura en la calle" en el centro urbano de Granada. Se trata de 22 enormes esculturas de bronce del escultor polaco Igor Mitoraj, la exposición se llama “El Mito Perdido” y son reinterpretaciones de la escultura clásica. Pues bien, algún devoto cristianos, probablemente al salir de misa de la Basílica, se ha autoproclamado portavoz de la Virgen de las Angustias y está promoviendo, indignado, la retirada de las escultura que hay en la puerta de la Basílica. El motivo es que la desnudez de estas hiere gravemente la sensibilidad de la Patrona (¿¡ !?).
El segundo ejemplo es de ámbito internacional y lo tenemos en los periódicos en estos días. Cientos de personas en países de mayoría musulmana se han lanzado a la calle iracundos a la caza de las sabrosas galletas de mantequilla danesas y, de camino, a todo lo que tenga el más mínimo atisbo de danés y por extensión europeo. ¿El motivo? unas viñetas de un autor prácticamente desconocido, en un periódico prácticamente desconocido y publicadas hace 4 ó 5 meses. Las viñetas mostraban y ridiculizaban al Profeta Muhammad. La representación del Profeta está prohibida en el mundo islámico y más aún su ridiculización. Pero, en el mundo islámico.
Se puede pensar que ambas cosas son de más o menos gusto. Podemos pensar que la libertad de expresión no es libertad para herir a los demás. Podemos pensar que diez metros arriba o abajo se podrían mover las esculturas y que las viñetas del Profeta no tienen ni puta gracia. Pero... de ahí, a armar lo que se está armando.
Resulta penoso ver en que se pierde el tiempo en esta ciudad mientras se hunde en la miseria económica con respecto a las ciudades de su entorno europeo que han de ser nuestra referencia.
Resulta penoso ver como multitudes harapientas, en países con gobiernos corruptos, buscan un enemigo externo que les ayude a sobrellevar al monigote que los gobierna.
Menos mal que siempre hay verdaderos creyentes, más buenos y piadosos que nosotros (indignos fariseos, kafirunes y munafikunes) que nos advierten cuando ofendemos a Dios y nos reconducen al buen camino. ¡Que Dios nos ayude !
Fotografía: Landahlauts.