14 de Julio, aniversario de la Toma de la Bastilla (1789). La Bastille había sido hasta ese momento símbolo de la arbitrariedad y la injusticia ejercida por la monarquía en Francia. Cualquier ciudadano podía ser encarcelado allí sin un juicio previo: bastaba una "lettre de cache" del rey. Su toma fue el símbolo de la caída del depotismo del Antiguo Regimen y el inicio de un tiempo nuevo.
Pero la ciudadanía francesa encontró un método práctico y funcional para acabar con el lastre medieval que suponía la monarquía, la ineficacia de sus gobernantes, la injusticia y la corrupción.
Supuso, además, una forma barata de ocupar el tiempo libre de la población: aquello de asistir con los niños a presenciar el espectáculo de los nobles "perdiendo la cabeza" por el pueblo... tenía, cuando menos, morbo.
"La solución francesa", puede gustar más o menos pero, lo cierto es que es una opción digna de ser tenida en cuenta. A ellos, les funcionó muy bien... y, ya lo dice el refrán: "A grandes males, grandes remedios"
«...Aux armes, citoyens,
Formons nos bataillons,
Marchons, marchons!
Qu'un sang impur
Abreuve nos sillons!
Que veut cette horde d'esclaves,
De traîtres, de rois conjurés ?
Pour qui ces ignobles entraves,
Ces fers dès longtemps préparés ?...»
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