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lunes, febrero 23

Yo quiero verte bailar

En pointe

«Frente a la entrada había una preciosa bailarina de papel. Llevaba una falda rosada de tul y una banda azul sobre la que brillaba una lentejuela. La bailarina tenía los brazos alzados y una pierna levantada hacia atrás, de tal manera que no se le alcanzaba a ver. ¡Era muy hermosa! "Es la chica para mí", pensó el soldadito de plomo, convencido de que a la bailarina le faltaba una pierna como a él. Esa noche, cuando ya todos en la casa se habían ido a dormir, los juguetes comenzaron a divertirse. El cascanueces hacía piruetas mientras que los demás juguetes bailaban y corrían por todas partes. Los únicos juguetes que no se movían eran el soldadito de plomo y la hermosa bailarina de papel. Inmóviles, se miraban el uno al otro.»

Adaptado de: El Valiente Soldadito de Plomo (Den Standhaftige Tinsoldat) Hans Christian Andersen Escritor y poeta danés

Fotografía: En Pointe 
Autor: Landahlauts

sábado, julio 7

La Granada carpetovetónica


Desde el 22 de Junio pasado está teniendo lugar en Granada el 56 Festival Internacional de Música y Danza. Anoche, en el Teatro del Generalife actuó el Ballet de Lausanne, con la dirección y la coreografía del francés Maurice Béjart. La noche prometía, por ello las entradas llevaban días vendidas y el lleno fue absoluto.

Sin embargo, anoche algo falló: un grupo espectadores, de enfervorizados guardianes de la fe, de fundamentalistas casposos, se levantó en plena representación de ballet Jan y Teresa y comenzaron a increpar a los bailarines. Parece ser que alguna de las alusiones de tipo religioso que aparecían en la obra habían molestado a su extrema sensibilidad mariana. Al grito de "¡fuera, blasfemos, herejes!" estos tipos nos volvieron a recordar como la intransigencia y el fascismo habitan en una minoría de los habitantes de esta ciudad y brotan a borbotones a poco que tengan oportunidad.

Y nos hicieron sentir vergüenza. Vergüenza de habitar en la misma ciudad, de imaginarlos paseando por nuestras calles. Por las calles de una ciudad europea del siglo XXI que, paradójicamente, todavía tiene monumentos a José Antonio Primo de Rivera y que en algunos aspectos, apesta a naftalina y a rancio.

Y no es que yo sea partidario de que, amparados en la libertad de creación o de expresión, se muestren obras que lo único que pretenden es la provocación sin más en un tema tan sensible como el de la creencia religiosa de cada uno...

Pero, ni era el caso, ni el modo de hacerlo.