"Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vecinos acomodados, para que éstos le otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad ; los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjado en el gazpacho maloliente y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia del invierno, caldeados en la siega por los horrores de la canícula; y he sentido con indignación al ver que sus mujeres se deforman consumidas por la miseria de las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan, cómo sus inteligencias se pierden atrofiadas por la virtud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en las escuelas como cuadras; o permaneciendo totalmente incultas requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desolados. Y, después he sentido indignación al leer en escritores extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras, para vergüenza de España y de Andalucía”
Don Blas Infante Padre de la Patria Andaluza El Ideal Andaluz, 1915
Esta fue la entrada que inauguró el blog de La Arbonaida, el 8 de Enero de 2006. La traigo aquí a petición de Cosecha del 66 porque, aunque no soy nada amigo de memés ni de premios entre blogueros, su interés me la hizo recordar y he creído interesante volver a publicarla. Son unas palabras de Blas Infante, aparecidas en "El Ideal Andaluz", en 1915. Son unas palabras que siempre me han conmovido y que además, en lo básico, las siento dolorosamente vigentes. Desgraciadamente.
8 comentarios:
Me honra especialmente que hayas accedido a participar, de verdad. Y me impresionan las palabras de Blas Infante, que no conocía y. como tú bien dices, su asquerosa actualidad..
Cuando volvemos a las primeras entradas nos llevamos una sorpresa y no tanta.
Sorpresa quizás porque tiene los detalles de la moda, aquello del pantalón corto en los varoncitos, y las trencitas en las nenas, y sorprende la esencia.
La esencia...eres el mismo Land...muy buena noticia.
Matices, se enriquece con los matices.
Por ello no creo en las reconciliaciones....si hubo tanta cosa que hizo una pareja se rompa, es muy improbable, que vuelvan, o mejor quizás vuelven, y a cuántos pasos van a aparecer aquellos insalvables que hicieron se rompa ese vínculo.
Hoy te hubiese convenido me quede lejos de la pantalla, estoy muy locuaz.
jaja.a...
Cariños, y siempre es una fista pasarse un rato por aquí.
Verlos a todos.
Como tomarse un cafecito en el bar antes de ir al trabajo.
le locuaz me pasé la e de fiesta.
:)
La dignidad adorna tu persona desde la cuna que te mecio.Gracias
Nunca está de más un texto como este. Gracias por compartir.
Amén por lo de rematar lo escrito por ti, amigo Landa, que no hay más que añadir, ni a las palabras de Blas Infante, ni a tu comentario.
http://nadamasquepon.blogspot.com/2006/07/esclavos_23.html
mi abuelo era de Jaén.
Me ha gustao un huevo. Obviamente han cambiado los tiempos, pero leer esto refresca la memoria de tantos hipòcritas que se ceban "profesionalmente" en descalificar una realidad actual, que con sus fallos y cientos de aspectois mejorables, no deja de ser inmensamente mas positiva que en esos años, alrededor de 1.900 y más, en que los jornaleros eran poco menos que bestias para sus señoritos.
Un abrazo.
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