Aquella tortuga que le trajeron los Reyes Magos en Navidad a Alvarito es ahora un problema serio: ha crecido un montón y, además, no la pueden dejar sola los quince días que se van a Marina D'Or. Habían pensado en "liberarla" en algún embalse: pero, además de que no daba tiempo (salen esta tarde con el coche para Castellón) a ver quién es el guapo que se lo explica luego al niño...
Así que decidieron que lo mejor era... dejarla suelta en el alféizar de la ventana que da al patio. A la mañana siguiente... ¡sorpresa!: no estaba.
"Vaya, Alvarito, la tortuga escapó esta noche. Bueno, no llores, a la vuelta mamá te comprará otra".
Esperan, claro, que Alvarito no lea la nota que ha colocado en el portal la vecina del 1ºD. La muy puñetera no se ha creído eso de que las tortugas caigan del cielo... intuye que "es de alguien".
«Vecinos y vecinas: soy la vecina del 1ºD. Me he econtrado una tortuga en el ojo-patio (sic). Por favor, si es de alguien que vaya a recogerla. Yo no me puedo hacer cargo de ella. Gracias.»
Seguro que, para colmo, los papás de Alvarito le habían compraron la tortuga para que aprendiera a amar a los animales y a hacerse más responsable...
Nota: la fotografía muestra un cartel real que vi ayer en un portal.