Al final... payos, gitanos, moros, blancos, sudacas, negros, judíos... somos iguales. Incluso en las actitudes más despreciables, como el racismo.
«Bassanio: Si os agradase comer con nosotros.
Shylock: ¡Sí, para recibir el olor del puerco! ¡Para comer en la casa en que vuestro profeta, el Nazareno, hizo entrar, por medio de exorcismos, al diablo! Me parece bien comprar con vosotros, vender con vosotros, hablar con vosotros, pasearme con vosotros y así sucesivamente; pero no quiero comer con vosotros, beber con vosotros, ni orar con vosotros.»
Obra: El Mercader de Venecia
Acto I Escena III
Autor: William Shakespeare