Winston Smith, el eficiente funcionario de 1984, se encuentra estos días muy atareado en su cuchitril del Ministerio de la Verdad: anda reescribiendo los capítulos en los que PP y PSOE aparecen como enemigos políticos irreconciliables. Al menos en Euskal Herria, ahora deben de aparecer como amigables colegas que jamás han tenido diferencias relevantes.
"PP y PSOE sellaron ayer el pacto que permitirá abrir un nuevo ciclo en Euskadi"
"Un nuevo ciclo". Con expresiones como esta (que apareció en el diario Público hace un par de días) se recoge en la prensa la alianza entre PSOE y PP en Euskadi.
Lees esto, piensas, y te das cuenta de que, si un servidor fuera vasco y además votante del PSOE o del PP, se sentiría engañado y estafado. Y me sentiría así al ver como estos partidos, pisoteando su supuesta ideología y traicionando a sus votantes y militantes, son capaces de aliarse con la finalidad última de sacar del gobierno al PNV y hacerse con los mandos de la lehendakaritza.
Porque, en realidad, ¿qué los une?. Sólo la ambición por el poder, el interés en gobernar, su españolismo y un enemigo común (el PNV y todo el nacionalismo vasco). Esta amalgama de intereses y fobias son las que han dado vida a ese engendro contra natura que es el Frente españolista PP-PSOE, a ese matrimonio de conveniencia entre López y Basagoiti.
Por cierto: el mismo Frente españolista que promueve la ilegalización de partidos políticos por su ambigüedad en el tema de la violencia, pero permite que en el Estado español sean legales partidos como Falange Española de las JONS, de clara inspiración y trayectoria fascista; y con una dilatada y sangrienta trayectoria desde su fundación, en 1933.
Con su pan se lo coman.