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domingo, junio 25

IPC imparable en Andalucía.

En Andalucía, el IPC registró en mayo un aumento mensual del 0,3 por ciento, casi una décima más que un año antes, por lo que la inflación anual se sitúa en este momento en el 3,9 por ciento. El IPC se ha comportado ligeramente peor de lo previsto, si bien la evolución en el precio de los bienes energéticos siguió un camino bien predeterminado. De hecho, si observamos el resto de las economías integrantes de la Eurozona y azotadas igualmente por el elevado precio del petrolero, apreciamos un aumento en nuestro diferencial de inflación. Teniendo en cuenta que los precios en la Eurozona se situaron en el 2,5 por ciento, el diferencial de inflación alcanzó 1,6 puntos porcentuales, una décima más que en abril. Si eliminamos los productos energéticos de la cesta de bienes, los precios crecieron un 2,9 por ciento en Andalucía. Algunos comentarios apuntan al déficit presupuestario como causante de esta espiral inflacionista. Pero hemos de recordar, como ya hicimos cuando el Ejecutivo tenía otro color, que esta relación tan sólo es cierta con mercados de competencia perfecta. Es ahí donde se hace necesario buscar las causas de estos diferenciales de precios y donde se deben elaborar las políticas. ¿Cómo es posible que el grupo de vestido y calzado presente tasas positivas y crecientes, cuando en la mayoría de países desarrollados estos precios caen como consecuencia de las importaciones procedentes de los países emergentes? Los grupos de bienes cuyos mercados se han liberalizado –caso de las telecomunicaciones– desde hace unos años aparecen sistemáticamente entre los menos inflacionistas (sus precios han descendido en los últimos doce meses un 1,1 por ciento). En el lado opuesto se encuentra el suministro de electricidad, gas y agua (con un incremento interanual del 10,8 por ciento en mayo), que no cambiará de signo hasta que el Ejecutivo introduzca competencia en el sector en lugar de restringirla. Siempre llamarán la atención los elementos muy volátiles por la cuantía de sus tasas, con efectos tanto positivos como negativos sobre la inflación. Carnes y hortalizas han bajado sus precios, mientras el aceite se ha encarecido casi un 30 por ciento en los últimos doce meses. Pero la política económica no puede preocuparse de estos aspectos puramente coyunturales. Caso contrario, y algo más preocupante, es la inflación de los bienes industriales no energéticos, que recobró en mayo la tendencia al alza interrumpida en abril. En estos cinco primeros meses acumulamos en Andalucía una inflación del 2,5 por ciento, superior a la que tiene Alemania (2,1), Francia (2,4) o el Reino Unido (2,2). Leído en: El Día de Córdoba