Ranita de San Antonio (Hyla Arborea) Fotografía de Mario Fernández Ramos
Un grupo de ranas viajaba por un bosque. De repente, dos de ellas cayeron a un profundo hoyo. El resto de las ranas se asomaron. Cuando vieron lo profundo que era, le dijeron a las ranas que habían caído que, a efectos prácticos, se podían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios. Siguieron intentando salir fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo desde arriba en lo inútil de sus esfuerzos. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió: se desplomó exhausta y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como podía. Una vez más, las compañeras le gritaban que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó y saltó. Cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: "¿No escuchaste lo que te decíamos?" La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo. Las palabras pueden ayudar a levantarte o destruirte. Ten cuidado con lo que dices pero, sobretodo, ten cuidado con lo que escuchas. Hsien-Sheng Liang