Alojarse en el Hotel Molinos de Granada, situado en el castizo barrio del Realejo, en las faldas de la Alhambra, supone entrar a formar parte de la historia de los récords Guinness, en cuyo libro figura como el establecimiento hotelero más estrecho del mundo desde 1996. Mide cinco metros en su parte más estrecha y 5,20 en la más ancha, dispone de nueve habitaciones repartidas en tres plantas y el espacio está muy bien aprovechado, ya que la recepción se utiliza también como barra de la diminuta cafetería reservada a los clientes, descrito así por su director, Manuel Escribano. El edificio se construyó para albergar viviendas, pero al verlo Escribano se quedó prendado y pidió un cambio de uso para establecer el Hotel Molinos, que se inauguró en 1993 y toma su nombre de la calle donde se ubica. No cabe un ascensor y para acceder a las habitaciones hay que hacer una fila india por las estrechas escaleras que conducen a cada planta, cuya profundidad es de 16,40 metros. El buen aprovechamiento del espacio ha permitido habilitar unas habitaciones donde la estrechez del hotel no se percibe, a lo que ayuda una decoración en tonos suaves que aporta tranquilidad, igual que asomarse a sus balcones, auténticos miradores a este barrio que preserva su encanto histórico con sus casas antiguas y sus calles estrechas. Al llegar a la tercera planta, el recorrido por el hotel no acaba, ya que al subir un tramo ondulante de angostas escaleras se accede a la terraza del hotel, donde uno se queda impresionado con el paisaje que se abre ante sus ojos, que incluye el Realejo y los picos de Sierra Nevada, y que embellece un bonito amanecer o un encarnado ocaso. Con todos estos atractivos no es de extrañar, reconoce Escribano, que abandonase su anterior profesión como promotor de viviendas y el Hotel Molinos se convirtiese en su «escuela» para introducirse en este mundo, ya que su empresa cuenta ahora con dos hostales más en la ciudad. Indicó que el Hotel Molinos se construyó así por las dimensiones de la parcela, y tres años después de su inauguración fue declarado el más estrecho del mundo y reconocido como tal en el Libro Guinness de los Récords, algo que le produjo «mucha alegría» ya que considera que «es un argumento muy bonito para ofertar el hotel» .
Leído en ABC.