Eufemismo (Del lat. euphemismus, y este del gr. εὐφημισμός).
1. m. Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.
Vivimos en la "Era del Eufemismo". Bien porque procuramos expresarnos de modo que nadie se pueda sentir ofendido, o bien porque renombramos lo que nos parece "demasiado sencillo" para que resulte más ostentoso y llamativo.
Hay numerosísimos ejemplos:
- Los viejos ahora son "tercera edad"
- Las personas de raza negra son "hombres de color", "subsaharianos" o "afroamericanos".
- Los enfermos de los hospitales son pacientes.
- Soportamos una "reordenación controlada de recursos en tiempos de desaleración" que en realidad es un "recorte de pensiones y sueldos para reducir el gasto y aparentar solvencia ante los usureros del FMI y la banca internacional (con objeto de que nos presten pasta para poder ir tirando seis meses más en medio de esta crisis acojonante)".
- Los carceleros son "funcionarios de prisiones"
- Los camilleros de una ambulancia se denominan "auxiliares de transporte sanitario"
- En las guerras ya no se "masacran civiles" , sino que se producen "daños colaterales"
- El ordenanza de toda la vida es ahora un "auxiliar de servicios generales"
- Las sirvientas son "empleadas del hogar"
- Cuando algún soldado pega un tiro a un compañero, por equivocación, este ha muerto "como resultado del fuego amigo"
- Las personas a las que, hace treinta años, se les llamaba "tarados" han ido cambiando progresivamente: pasaron a ser "inútiles", posteriormente "minusválidos" y, en nuestros días, "discapacitados".
Y no digo que me parezca mal, no me malinterpetéis, porque palabras como "sirvienta", "inútil" o "tarado" me provocan algo más que un desagradable pitido en el oído medio. Pero hay muchas ocasiones en que los eufemismos se utilizan de un modo inncesario. Tanto que acaban resultando molestos. Un ejemplo de estos eufemismos molestos e innecesarios podríamos verlo cuando, en estos tiempos de crisis, telefoneas a una empresa preguntando por alguien y te sueltan un aséptico: "se ha desvinculado de nuestra compañía" o "ya no está con nosotros" en lugar de decirte la cruda realidad: "en el último ERE lo largaron junto a 300 compañeros más" o "le debían la nómina de los últimos 6 meses y ya no podía aguantar más".
Y, luego, por otro lado... hay veces en que se da la situación contraria: el uso de un eufemismo es más que necesario y no se aplica. Porque (y aquí me quiero dirigir especialmente a los lectores varones de La Arbonaida) fijaos con atención en esta foto:
Es desagrable, ¿verdad?. ¿Habéis soltado una imperceptible exclamación, mezcla de dolor y miedo? ¿Ha recorrido un escalofrío de terror vuestra espalda?, ¿os habéis contraido en la silla un reflejo involuntario de vuestro instinto de conservación?
¿Merece o no merece ser llamado este "chisme" de otra manera?
¡Qué lo llamen como quieran!!! ¡¡Pero que le cambien el nombre!!! ¡¡¡YA!!!