La última promoción de agentes del Cuerpo Nacional de Policía podría pasar a la historia del instituto armado por un récord que será difícil de superar.
Todo surgió a raíz de que el Ministerio del Interior realizara una prueba entre 500 de los 2.750 alumnos de la última promoción de Ávila. Y la prueba fue superada por más del 20% de los alumnos. Es digna de tener en cuenta: aproximadamente uno de cada cinco. Pulverizando el anterior récord, en poder de la anterior promoción, y que se encontraba en un 12% de los aspirantes.
¿La prueba? Es verdad, no he dicho en qué consistía la prueba. Estaréis haciendo conjeturas: ¿será una prueba de conocimientos de idiomas? ¿será un examen de conocimiento sobre la Constitución Española? ¿algún tipo de prueba de tiro, quizás? ¿alguna especialización en delitos tecnológicos o en armas químicas?
No. Frío, frío.
Era un test de consumo de estupefacientes.
Según publica elmundo.es, el Ministerio del Interior de España ha hecho un test de consumo de drogas entre los alumnos de la última promoción de Policía Nacional y más del 20% de ellos han consumido drogas.
Habrá quien vea esto como algo negativo. Es un error verlo de ese modo. Estos futuros agentes de policía están sacrificándose, llegando a poner en riesgo su salud, a cambio de adquirir un valiosísimo conocimiento del mundo de los estupefacientes. Y de primera mano.
Ese conocimiento les puede ayudar enormemente en una de las funciones que, según la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tienen encomendadas. La citada ley, en el Capítulo II, artículo 12, en su apartado 1-a, establece como funciones del Cuerpo Nacional de Policía (entre otras) la siguiente:
«La investigación y persecución de los delitos relacionados con la droga.»
Es encomiable la capacidad para involucrarse en su trabajo de estos servidores públicos.
Aunque, por otro lado, no me gustaría estar cerca de ellos si ese consumo de drogas fuera habitual, les lleva a una dependencia y tuvieran, en un momento de carencia, un síndrome de abstinencia. Pero no, eso no puede pasar. Tranquilos.