Era vox pópuli, a pesar de los desmentidos, pero hoy ya ha saltado la liebre: Caja Castilla-La Mancha (CCM) es la primera rama podrida que cae del debilitado árbol de la banca española. Hace unos días, José Viñals, el subdirector del Banco de España y encargado del Fondo de Garantía de Depósitos, dimitió. El motivo pudo ser la disconformidad con el proceso de integración de CCM y Unicaja. Es una fusión a todas luces impuesta, a la que el presidente Manuel Chaves sólo pregunta "¿dónde hay que firmar?". El problema de CCM es su falta de solvencia y liquidez (casi nada, para una entidad de ahorro) y el agujero podría estar en torno a los 3.000 millones de euros. Los impositores tienen asegurados sus depósitos hasta 100.000 euros.
Nadie irá a la cárcel, no se exigirán responsabilidades. A pagar, y punto. Mientras, tanto los profanos en el asunto, nos seguimos preguntando porqué ese interés en mantener empresas que se hunden inyectándoles fondos públicos, cuando son bancos, y ese desdén en mantener cualquier otro tipo de empresa.
Sa Nostra, Caixa Catalunya, Caixa Galicia, Bancaja, Caja España... son las ramas que algunos miran con más atención. Dicen que sería conveniente no pasar por debajo de ellas.
Esperemos que, al menos, el cadáver que nos va a colocar a los andaluces,venga bien amortajado y perfectamente maquillado. Sólo así parecerá atractivo, y no se nos atragantará cuando el hedor comience a ser insoportable.
Fotografía: Caixa Catalunya, Oficina Principal de Granada.
Autor: Landahlauts