En estos días se cumplen 76 años de la Masacre de la Carretera de Málaga a Almería, conocida en Andalucía como La Desbandá.
La Desbandá fue uno de los episodios más siniestros de la Guerra Civil española en nuestra tierra. Acaeció en febrero de 1937, tras la entrada en Málaga de las tropas rebeldes. Los malagueños, huyendo de la sangrienta represión que tuvo lugar con la ocupación de la ciudad por las tropas fascistas, abandonaron la ciudad tratando de buscar refugio en la ciudad de Almería (que había permanecido fiel al gobierno constitucional).
Durante el camino hasta Almería, estos civiles fueron masacrados sin compasión, por mar y aire por el ejército franquista. Se estima que fueron asesinados entre 3.000 y 5.000 andaluces y andaluzas. Se prohibió al resto de la población prestarles cualquier tipo de ayuda, bajo amenaza de muerte. No hubo refugio, ni piedad para aquellas personas, que sólo pudieron continuar su camino de sufrimiento y muerte.
Los restos de la mayoría de aquellos inocentes permanecen aún en las cunetas de esa carretera maldita. Y sin embargo, cuando en 1980 se desguazó el Crucero Canarias (C-21), uno de los valientes navíos protagonistas de aquella caza inhumana, se conservaron como trofeos diversas partes del barco:
- Una de las cuatro hélices se encuentra en un parque público en Santa Cruz de Tenerife
- Un cañón de 120 mm en Las Palmas de Gran Canaria.
- La segunda torreta de proa de 203 mm en la Escuela Naval Militar de Marín.
- El mobiliario de la Cámara del Almirante en la ENM de Marín.
- La campana del buque, el telémetro y la caña del timón en el Museo Naval del Ferrol.
Una vez más, la historia la escribieron los vencedores.
La Desbandá fue uno de los episodios más siniestros de la Guerra Civil española en nuestra tierra. Acaeció en febrero de 1937, tras la entrada en Málaga de las tropas rebeldes. Los malagueños, huyendo de la sangrienta represión que tuvo lugar con la ocupación de la ciudad por las tropas fascistas, abandonaron la ciudad tratando de buscar refugio en la ciudad de Almería (que había permanecido fiel al gobierno constitucional).
Durante el camino hasta Almería, estos civiles fueron masacrados sin compasión, por mar y aire por el ejército franquista. Se estima que fueron asesinados entre 3.000 y 5.000 andaluces y andaluzas. Se prohibió al resto de la población prestarles cualquier tipo de ayuda, bajo amenaza de muerte. No hubo refugio, ni piedad para aquellas personas, que sólo pudieron continuar su camino de sufrimiento y muerte.
Los restos de la mayoría de aquellos inocentes permanecen aún en las cunetas de esa carretera maldita. Y sin embargo, cuando en 1980 se desguazó el Crucero Canarias (C-21), uno de los valientes navíos protagonistas de aquella caza inhumana, se conservaron como trofeos diversas partes del barco:
- Una de las cuatro hélices se encuentra en un parque público en Santa Cruz de Tenerife
- Un cañón de 120 mm en Las Palmas de Gran Canaria.
- La segunda torreta de proa de 203 mm en la Escuela Naval Militar de Marín.
- El mobiliario de la Cámara del Almirante en la ENM de Marín.
- La campana del buque, el telémetro y la caña del timón en el Museo Naval del Ferrol.
Una vez más, la historia la escribieron los vencedores.
Málaga, arada por la muerte
y perseguida entre los precipicios
hasta que las enloquecidas madres
azotaban las piedras con sus recién nacidos.
Furor, vuelo de luto
y muerte, y cólera
hasta que ya las lágrimas y el duelo reunidos
hasta que las palabras, y el desmayo, y la ira
no son sino un montón de huesos en un camino
y una piedra enterrada en polvo
Es tanto, tanta
tumba, tanto martirio, tanto
galopes de bestias en las estrellas.
Nada, ni la victoria,
borrará el agujero terrible de la sangre.
Nada, ni el mar, ni el paso
de arena y el tiempo
ni el geranio ardiendo
sobre la sepultura...
y perseguida entre los precipicios
hasta que las enloquecidas madres
azotaban las piedras con sus recién nacidos.
Furor, vuelo de luto
y muerte, y cólera
hasta que ya las lágrimas y el duelo reunidos
hasta que las palabras, y el desmayo, y la ira
no son sino un montón de huesos en un camino
y una piedra enterrada en polvo
Es tanto, tanta
tumba, tanto martirio, tanto
galopes de bestias en las estrellas.
Nada, ni la victoria,
borrará el agujero terrible de la sangre.
Nada, ni el mar, ni el paso
de arena y el tiempo
ni el geranio ardiendo
sobre la sepultura...
Pablo Neruda
3 comentarios:
No sabia nada de esta salvajada, voy a buscar la historia, aunque de estos crímenes ya no me sorprende nada, parece mentira que fueran perseguidos desde el mar...
Salud
La guerra civil tiene muchos episodios como el que aludes, sino en esa cantidad si de la misma calidad. En Burgos (que todo el mundo piensa que aqui todos se unieron a la vez al golpe) la represión fue brutal y la más silenciada de la Guerra. Hay muchas fosas comunes, una de ellas la del Monte de la Pedraja en concreto es la más grande de España.
Es malo no enterrarlos, pero peor es no aprender de su sacrificio, eso si que los revolverá en sus tumbas...
Con su permiso, un saludo.
Por supuesto que la historia se escribe del lado de los ganadores. Si no no tendría gracia alguna, hasta podría llegar a ser veraz. Imagínate un evangelio poniendo a cierta chama como adúltera cansada de su marido homosexual y poniéndole la cornamenta con todo hijo de vecina y quedándose preñada. Suena muy mal así que es mejor lo del espíritu santo y tal y tal ...
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